A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

La catafixia

Según varias notas publicadas el 11 de enero pasado, Morena habría registrado a unos 3,563 aspirantes a 300 candidaturas a diputados federales. Por cada una, se registraron en promedio 11 simpatizantes y militantes. Un total de 2,192 hombres y 1,371 mujeres aspiran a las diputaciones.

Caos

Esa cifra ha aumentado, como también en los casos de las candidaturas a diputados locales y alcaldías. Un verdadero caos. No hay requisitos de idoneidad o perfiles, ni más restricciones que las que imponen las propias leyes electorales. Basta con ser parte de del pueblo bueno y sabio, y gozar de la aureola de santidad que envuelve a todos los creyentes de la 4t, todos incorruptos, impolutos y moralmente superiores al resto de los mortales en este país. Es más, basta con ser conversos para pasar del infierno neoliberal y al paraíso de la espiritualidad tropical.

Pragmatismo

En Nuevo León, los más conspicuos opositores se pasaron del PRI y el PAN a Morena, con Clara Luz Flores a la cabeza como candidata a gobernadora y Felipe Cantú, un panista de toda la vida, sumándose a un partido que con sus acciones está abonando a la destrucción de la planta productiva del país, donde Nuevo León es líder. El pragmatismo a todo lo que da. Resultaría catastrófico que uno de los estados más productivos del país, caiga en manos de un régimen enemigo del libre mercado.

Macedonio

Lo de Guerrero no tiene nombre. Salgado Macedonio es bajado de la candidatura a gobernador por las varias denuncias de violación, al parecer impunes, y vuelto a reinscribir en una especie de segunda vuelta en la que ahora participan la senadora Nestora Salgado, en su momento acusada de secuestro y hasta el exfutbolista Manolo Negrete, de muy pasadas glorias, que solo ha ido a Acapulco a pasar vacaciones, pero ahora pide licencia en la alcaldía de Coyoacán para entrar la catafixia morenista por la gubernatura. Al parecer solo repusieron el procedimiento para medir si los escándalos en torno a Macedonio ponen en riesgo su candidatura al gobierno de Guerrero y sobrevivirá a ellos o en una de esas resulta más popular alguno de sus nuevos contendientes.

Oclocracia

Lo absurdo es que, dentro de todo el desbarajuste morenista, los pocos buenos cuadros, que los hay, quedan apabullados por estos ejercicios demográficos de popularidad oclocratica. Imagínense el lio de las encuestadoras para medir la popularidad de hasta una veintena de inscritos a una sola candidatura y esto multiplicado por cientos y cientos a lo largo y ancho del país. Metodológicamente no hay manera de que los resultados sean creíbles.

Elección de Estado

Resulta que todos quieren ser candidatos del nuevo partido oficial como en los viejos tiempos del PRI como si eso fuera una garantía de triunfo. Aspiran a colgarse de lo que fue el tsunami obradorista que en su momento hizo ganar parejo a todos los que participaron incluso de relleno a falta de cuadros políticos. También ponderan el hecho de que en la bacanal del reparto de recursos públicos a diestra y siniestra disfrazados de apoyos sociales resulten beneficiarios. Ya está en marcha el operativo de miles de jóvenes a lo largo del país con cargo el erario que no disimulan su adelantada actividad proselitista. Morrales y gorras moradas con el logotipo de Morena reparten folletería, recaban datos y organizan una virtual elección de estado perfectamente dirigida.

Preferencia minada

Y no es momento para ellos de cantar victoria. La popularidad del presidente no se trasmite por ósmosis a su partido Morena. Del 53% con que ganaron ahora no pasan del 32, 35% aparentando ser la primera fuerza y si lo son hay que decir que bastante mermada. Al menos los últimos 5 presidentes traían los mismos números de alrededor de un 60% y sin embargo perdieron la mayoría en la cámara de diputados. Ese es el escenario previsible a pesar de que la oposición no termina de cuajar y permear entre el electorado.

A menos de que en la rebatinga por las candidaturas todos los aspirantes encuentren algún tipo de acomodo, puede resultar que los inconformes operen en contra o simplemente no participen ni abonen a las campañas. En una de esas se animan por cualquiera de las candidaturas que ofrecen la infinidad de partidos que hoy participan en el proceso electoral. Puede suceder que en realidad no traigan nada y solo les interese entrarle a la catafixia, a ver que sacan…

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