Noveno distrito
El día de ayer formalicé mi registro como aspirante a la diputación federal por el noveno distrito con sede en Tuxtla Gutiérrez en Movimiento Ciudadano. Como ya lo he explicado en este mismo espacio, no fue posible hacerlo en la alianza que hasta el día de hoy sigue sin definiciones y por lo visto sin reglas claras para elegir a sus candidatos como en su momento lo expuse.
La alternativa viable
Desde que el INE y luego el TRIFE, decidieron infundadamente obstaculizar el registro de México Libre como partido político y a pesar del enorme esfuerzo ciudadano que hicimos en todo el país, libremente se nos invitó optar por seguir con la lucha en la oposición que se redujo a la alianza entre el PRI-PAN-PRD y la opción de Movimiento Ciudadano, que en todo momento nos abrió las puertas para participar.
Mi regreso
Yo en lo personal ya había decidido por motivos personales hace poco más de dos años no volver a participar ni como funcionario, ni menos como candidato. Consideré que había concluido un ciclo en mi vida y me concentré en mi trabajo profesional. Decidí, eso sí, continuar expresando mis ideas a través de la crítica política en este espacio que generosamente me conceden. Sinceramente confíe en que el presidente, con tantos años luchando por llegar al poder, se colocaría por encima de las circunstancias y gobernaría para todos erradicando en la medida de lo posible la corrupción.
Destrozando la economía
Tenía mis dudas acerca de sus propuestas en materia económica y no estaba equivocado. El asunto salió peor de lo que pensaba. Se ha dedicado a destrozar el crecimiento económico de México con una visión anclada en el pasado y con fórmulas que ya no tienen presencia en un mundo globalizado y en plena revolución tecnológica. Ha pauperizado a las clases medias y tiene comiendo de su mano a los pobres de siempre sin ofrecerles alternativas de empleos dignos y bien remunerados. Peor aún, los ha multiplicado.
Clientelismo
La democracia es un proceso de aprendizaje cultural. En ella podemos errar, como les sucedió a muchos de los que creyeron en López Obrador y ahora ya no piensan lo mismo. Solo le quedan los facinerosos y turiferarios del presidente que a diario alimentan una retórica que achaca todos los males del presente al pasado, pero es incapaz de resolver los problemas del país. Apuestan por supuesto a sus fieles fanáticos incapaces de aceptar ningún error y alimentados por un rencor que más que querer que el país crezca, sueñan con la venganza. Y por supuesto a toda esa enorme clientela electoral que depende de las dádivas gubernamentales y no tiene más remedio que apoyar pensando en conservarse en los padrones que arman los propagandistas gubernamentales de la nación.
Desmantelamiento
Pero parece que no les basta con el deterioro económico. Están en pleno proceso de desmantelamiento institucional edificando una enorme concentración de poder en manos del presidente. Disponen de los ahorros y la hacienda pública en un derroche sin precedentes. Han empoderado al ejército de una manera preocupante. No hay respeto por la libertad de expresión. Una cosa es que la ejerzamos y otra que les agrade, porque tampoco se trata de una concesión sino de un derecho universal y constitucional.
La batalla por el país
Por esa razón decidí participar. El país vive un momento clave para su futuro. Ante una Corte Suprema a modo que le corrige hasta la plana al presidente. Un TRIFE entregado a sus designios y un INE asediado por sus constantes descalificaciones. Solo desde el Congreso Federal se puede frenar a la dictocracia imperante que amenaza con convertirse en una dictadura. Ahí tenemos que dar la batalla por el país…