La verdadera oposición
Me reenviaron un mensaje del valiente periodista Marco Levario Turcot, un ferviente critico de López Obrador y esa pantomima denominada la 4t. «Movimiento Ciudadano hace el trabajo sucio al gobierno. Es un enemigo de la democracia disfrazado de opositor.» Desconozco cuál sea la razón de su dicho.
Por lo que a mí respecta, me parece injusto y paso a exponer por qué. En primer lugar deja de lado la consideración de que Movimiento Ciudadano ha sumado sus votos en el congreso federal con el PRI, el PAN y el PRD en contra de los abusos e imposiciones de la mayoría morenista y sus aliados. Si «por sus hechos los conoceréis» como dice el dicho, basta con eso para dejar en claro cuál es su postura en contra del actual régimen.
La que si está muy clara es la definición del resto de los partidos incluyendo los de nueva creación que se han manifestado en abierto respaldo al presidente. De los partidos locales en Chiapas y lo digo con todo respeto, mejor ni hablar. Ha sido ocurrentes franquicias al servicio del poder en turno. Visto así, los partidos se dividen en dos bloques. La alianza Va por México (PRI-PAN-PRD) y Movimiento Ciudadano. El resto son los alfiles del partido en el gobierno.
Lo afirmo porque empiezo a avizorar una campaña para desacreditar al Movimiento Ciudadano. Lamentable porque viene de la propia oposición que pretende capitalizar el voto del descontento y la decepción con el actual gobierno. Yo en lo personal aplaudo y defiendo que se le puedan ganar diputaciones federales a Morena para lo cual la Alianza logró nombrar algunos buenos candidatos. Observó desde el arribo de Ruben Zuarth a la presidencia del PRI que este partido despertó de su letargo. Él tiene una clara definición en la oposición. No es el caso de otros liderazgos incluso en los demás partidos que se han mostrado timoratos y parecen aliarse no por convicción propia, sino porque así se los instruyeron sus dirigencias nacionales. Siempre han bailado al son que les tocan. No engañan a nadie.
Millones de mexicanos están prestos a no concederle ni un solo voto a Morena y no es para menos dado el desastre al que han llevado al país. Así se lo han exigido a los partidos de oposición. El problema es que, como en el caso de Tuxtla, el proceso para definir e integrar candidaturas estuvo viciado de origen. Sobre todo a la alcaldía. No fue una decisión transparente ni inteligente y menos equitativa. Seguir ahí hubiese sido prestarse a un juego orquestado desde un inicio y que obedece a interés políticos que no tienen nada que ver con lo que en realidad nos debería de preocupar.
Y me refiero a la situación que está viviendo el país. Pueden coincidir o no con lo que pienso, pero es mi punto de vista. Se pelean por los camerinos de un barco que se está hundiendo. Nada dicen de la política federal que nos sigue manteniendo en el camino de la pobreza y la dependencia. Pareciera que es nuestro derrotero. Nadie se plantea ni propone en serio políticas públicas que nos saquen de la pobreza.
Lo más interesante ahora es ver a varios políticos fingirse como oposición. Cada quien con su cada cual. Yo no agarraré pleito ajeno. Ya veremos en quienes aspiran o ya están definidos como candidatos que clase de «oposición» aspiran a ser y cómo es que pretenden capitalizar ese voto. Sobre todo cuando tuvieron oportunidad manifestarse y no lo hicieron ni por asomo. No han sido congruentes. Hoy lo hacen con tibieza. No llaman a las cosas por su nombre.
