Lecciones de la elección
Primero que nada, debo agradecer a todas y cada una de las personas que depositaron su confianza en mi persona en las recientes elecciones. No fue fácil asumir la bandera de un partido que no tiene un «voto duro» ni cuenta con estructuras, recursos económicos o militancia suficiente como para darse el lujo de poner a cualquier candidato como sucedió en otros casos. Así que cada voto fue ganado a pulso lo cual me compromete aún más para seguir luchando por una forma distinta de hacer política en nuestro país y en nuestro estado. Les agradezco su generosidad.
Ya entrando en materia, hay muchas cosas que precisar porque se dicen verdades a medias o mentiras completas sobre las que uno no puede callar. La verdad es que contra toda lógica fue avasallador el triunfo de Morena en la capital del estado y no deja de sorprender. Mi rival para diputación federal, por ejemplo, tuvo 64 mil votos mientras que Carlos Morales 71 mil. Solo que su distrito no abarcaba Copoya, El Jobo, ni Terán o ampliación Terán, donde sí sumamos los votos habría tenido más que el propio candidato a alcalde. Y tú estimado lector estarás de acuerdo en que no hay comparación entre las campañas que realizamos unos y otros. A ella, que es una dama, tuve oportunidad de conocerla porque coincidimos en un evento y merece todos mis respetos. No le resto méritos por que tampoco los conozco.
Llama la atención que el candidato de la alianza por la alcaldía y los presidentes de los 3 partidos (PAN-PRI-PRD) que conformaron la Alianza por Tuxtla quisieran culpar a Movimiento Ciudadano de su derrota porque ni siquiera unidos habríamos alcanzado ni remotamente a Morena. Acusarnos de ser comparsas de Morena no solo aquí sino en todo el país, fue y es un despropósito y una falta de respeto, porque la postura de Movimiento Ciudadano es de abierta y franca oposición a la 4t, su partido y los abusos del presidente de la república. Al menos esa es, ha sido y será la mía, a diferencia del contendiente en mi distrito por la Alianza (a quien aprovecho mandar un atento saludo) que siendo diputado (que todavía lo es) se manifestó abiertamente como el «más absoluto aliado de la 4ta transformación», pero en campaña llamaba al voto diciendo todo lo contrario. Tiene todavía la oportunidad de reivindicarse en lo que resta de su ejercicio legislativo.
La Alianza no fue posible porque no ponderó el interés superior que era quitarle la mayoría a Morena en el congreso federal para hacer y deshacer con el país lo que se les da la gana. Prevalecieron ambiciones políticas y proyectos personales aprovechando la coyuntura de pretender capitalizar el voto útil. Se optó por el dinero, los amarres cupulares y no por la credibilidad. Esa es la verdad.
Lo que no denunciaron los timoratos fue la intervención del estado y la federación. La operación con que se apoderaron de la elección el día del proceso electoral. El uso de los padrones de beneficiarios de los programas sociales y la discreta operación con que el ejercito de Siervos de la Nación a sueldo del gobierno federal, hicieron votar a miles de adultos mayores y jóvenes «construyendo el futuro». Tampoco el enorme despliegue de recursos para la inversión en la pavimentación que mejoraron la percepción del gobierno en Tuxtla Gutiérrez.
El problema es que ellos también traían cola que les pisen. Invirtieron millones en estructura a sueldo para operar la entrega de dádivas como tortillas, despensas y la tarjeta coneja, so pretexto de ayudar a quienes padecen la extrema pobreza y son fácilmente manipulables para orientar su voto. Esa es en realidad la condición precaria de nuestra democracia que en cualquier país desarrollado y auténticamente democrático causaría horror.
Lo dije y lo repito ahora. Nuestro reto era luchar contra quienes derrochan millones pagando para llegar y quienes por otra parte utilizan los programas sociales y la estructura del gobierno para imponerse. No pudimos lograrlo. Al final se impusieron las necesidades primarias de la gente dadas las terribles condiciones económicas por las que atraviesa el país. No por eso vamos a transigir en nuestra lucha de seguir construyendo una mejor ciudadanía para poder tener mejores políticos y por ende mejores gobiernos.