Sexenio perdido
A menos de que el presidente quiera ser el Plutarco Elías Calles -el jefe máximo- de la 4t manteniéndose en el poder tras bambalinas, el fin de su periodo en 2024 y su retiro anunciado de la política será un alivio para el país. Por lo pronto seguiremos padeciendo todas sus ocurrencias que nos han salido bastante caras y tolerando su perpetua proclividad a polarizar y dividir al país. A descalificar con toda una serie de epítetos a quienes no concuerdan con él. Lejos habrá quedado de comportarse como un estadista y sí como un pendenciero que despilfarró su legitimidad en pleitos de barrio.
Será el ocaso de lo que pudo ser un gobierno que tuvo todo a su favor y lo desperdició en rencillas y escaramuzas contra sus rivales y críticos. En culpabilizar de todos los males al pasado. Será una golondrina que no hizo verano, más bien una plaga langostas. Mantener el dispendio en programas sociales será a todas luces incosteable porque no habrá dinero que alcance sino se genera riqueza con una clase media sin aspiraciones y estrangulada que habrá perdido sus ahorros y parte de su patrimonio.
Megaobras, en entredicho
El futuro de sus megaobras está en entredicho. Difícilmente el tren maya será atractivo para visitantes que no disponen de tiempo para tardados traslados. Tal vez funcione como tren de carga o transporte popular, pero eso no será costeable. Cuando termine la refinería de Dos Bocas le quedará poco tiempo de vida útil. En 20 años la mayoría de vehículos en venta será eléctrico. La operación de Santa Lucia será limitada. Restringida por los organismos internacionales de aeronáutica. Aún suponiendo que toda esa inversión resulte útil y funcional, habremos sacrificado otras obras de infraestructura que requería el país.
No estamos mejor
Nuestro sistema de salud no será nunca como en Dinamarca, ni remotamente. No somos Dinamarca y punto. El combate y más aún la eliminación de la corrupción será una quimera. Hoy la justicia solo se utiliza selectivamente en contra de los adversarios. Mientras a unos se les indulta a otros se les persigue. Los de casa gozan del fuero moral de la 4t. Ya saldrán muchos escándalos a la luz pública, tarde o temprano. Y pasará lo mismo que con Peña donde no pasaba nada. La inseguridad habrá batido records. Superará con creces las estadísticas de gobiernos anteriores. El narco indultado de facto habrá florecido a niveles insospechados. Difícil será revertir la militarización y muchas de las atribuciones que hoy se le han conferido al ejercito. De economía ni hablemos, el socavón tardará años en repararse.
Kamala nos leyó la cartilla
Kamala Harris vino a dejar en claro que el principal socio comercial de Estados Unidos y exportador de migrantes no se puede permitir esas ligerezas pro socialistas o pro estatistas que generan más pobreza y por ende más migración hacia el vecino del norte. Hoy queda claro que las remesas son el sostén de buena parte de la economía y que la reciproca dependencia económica es enorme. El campo no ha aumentado «sembrando vida» nuestra capacidad productiva como para dejar de importar granos básicos como el maíz, trigo, arroz y hasta los frijoles que comemos. Muy lejos estamos.
Los estados industrializados del centro y norte, así como la península del país, seguirán subsidiando la pobreza de los estados del sureste. La desigualdad será más profunda. Chiapas es un ejemplo claro de que la política asistencialista es un fracaso que solo genera más pobreza, clientelismo y dependencia del presupuesto federal. Hoy somos 10 por ciento más pobres que los estados más pobres del país como Oaxaca o Guerrero.
Cero política de desarrollo económico
No hay una política de desarrollo económico enfocada a generar empleos. Lo que si multiplicamos con avidez es nuestra población. Exportaremos eso sí mano de obra barata hacia otros estados y hacía la frontera norte. No hay elementos para afirmar lo contrario. Destinamos menos del 1% del presupuesto al turismo y economía. La lucha por la supervivencia generará más disputas por el poder y conflictos intercomunitarios.
No hay mal que dure 100 años
Es probable que haya un repunte económico, pero no será mayor a la tasa de crecimiento en sexenios anteriores. Y no será por ningún esfuerzo del gobierno sino por la resiliencia de la sociedad que habrá pagado carísimos los dislates económicos del actual gobierno. Por eso el próximo presidente tendrá que dar un giro respecto del despilfarro en apoyos económicos que hoy mantiene cautivos a muchos votantes y sostiene la fe de muchos creyentes de la 4t. No habrá segundas partes, aunque Morena se sostenga en el poder. Tendrá que ser distinto porque la ciega devoción por López Obrador que le permitió hacer y deshacer como si fuera el capataz de un rancho, no es hereditaria ni podrá transmutarse. No hay mal que dure 100 años.