Elecciones primarias
No es una ocurrencia la del presidente por haber destapado a sus posibles sucesores. Sheinbaum y Ebrard son los alfiles en la estrategia del ajedrez. Monreal se tuvo que apuntar solo porque es un hecho a todas luces el que no goza de la plena confianza del presidente. Ya lo demostró una vez cuando hizo su berrinche por no ser el ungido como candidato a jefe de gobierno desde donde pensaba luego ir por la grande. A cambio logró ir al senado del que tomó control por encima de Martí Batres que ahora se mueve en la cancha de la jefa de gobierno de la CDMX. Va por su sucesión y ambos son parte de esa izquierda alineada desde siempre al movimiento obradorista al que han probado lealtad a ciegas.
Tomar la delantera
Para algunos analistas es un movimiento adelantado del presidente que opaca a su liderazgo y le restará poder de aquí al final de su gestión. En realidad, el presidente ejerce a plenitud el poder presidencial y lo hará hasta el último día. Y en una de esas no hay que espantarse si desliza la idea de perpetuarse porque el pueblo se lo pida. Desde otra lógica podría estarlo haciendo para abrir sus cartas y posicionarlas centrando la atención en el ánimo del electorado. Todo apunta por ahí.
Mientras esto sucede, en la oposición no pintan bien las cosas. Se presupone que habrá alianzas, pero los devaneos en el PRI respecto de la reforma eléctrica generan sospechas y desconfianza. Por si faltaba algo más, los dirigentes nacionales de la oposición no pintan más allá de sus propios partidos. No tienen el carisma suficiente ni están a la altura de las circunstancias que demanda una buena parte de la sociedad que no quiere saber más de la 4t. Por eso hay un tín marín en el que se sondean nombres sin que se sepa cuáles serán las reglas del juego.
Los posibles
Se habla hasta de Lilly Téllez, la aguerrida senadora que se ha convertido en tendencia, aunque se encuentra distante de las nomenclaturas dominantes en las burocracias partidistas. Federico de la Madrid que juega solo, aunque con un discurso que genera simpatías en algunos sectores, pero sin tener los reflectores producto de la indefinición respecto de las alianzas y más aún de los métodos para elegir entre los posibles candidatos. Por supuesto Ricardo Anaya, que optó por recorrer según él, el país y ahora se encuentra en el exilio ante el cerco amenazante de una persecución judicial a todas luces política. En su momento habrá más abiertos aspirantes, no lo dude. No hay nada para nadie, mientras que en el partido del gobierno el asunto queda entre dos.
MC por la libre
No hay destapadores, pero sÍ destapados que aran en el imaginario colectivo. Y las encuestas ya comienzan a circular a partir de posibles, pero también improbables escenarios. Por lo que respecta a Movimiento Ciudadano, parece que la apuesta es consolidar al partido como una tercera opción política que crezca en posiciones, aunque no compita realmente por la presidencia.
En mi opinión no se está haciendo un trabajo serio ni estratégico en la oposición que formarían el PRI, el PAN y el PRD. Cuando partidos con diferentes e incluso opuestas posiciones ideológicas buscan coaligarse lo hacen por una necesidad y propósito superior. Así se gestó por ejemplo en Chile una alianza de izquierdas y derechas que llegó al poder. En nuestro caso se supone que se trata de evitar la consolidación de un régimen autoritario que se consolide como un partido hegemónico de estado.
Lo que falta entonces es consistencia. No basta con votar en contra de las pretendidas imposiciones de Morena en la cámara de diputados. No se dialoga para construir una agenda programática. No hay reglas todavía para saber cómo se elegirá a un candidato o candidata si es que hay una coalición. Y mientras, el presidente toma la delantera con sus posibles sucesores.
Primarias
En las elecciones norteamericanas; como observamos recién en la elección de Biden como candidato para ganarle a Trump; se llevaron a cabo elecciones primarias entre los dos partidos dominantes. El proceso es largo, pero permitió interesar a los electores en el conocimiento y posicionamiento de los aspirantes. Atrajo la atención y mantuvo el suspenso. Con ello se gana un tiempo valioso contra el reducido trecho en que se llevan a cabo las campañas. No por nada López Obrador, el candidato tres veces consecutivas, era y es el político más conocido del país. En realidad, se la pasó 20 años haciendo campaña y todavía sigue en eso. Nadie le ha avisado que ya es presidente.
Como ya es de advertirse el PAN adelanta en voz de su dirigente nacional filtrada a los medios que solo tiene posibilidades de ganar una de las seis gubernaturas en juego el próximo año. Dicen quienes estuvieron en esa reunión, que lo hizo para justificar la necesidad de mantener la alianza con el PRI y el PRD. Al menos evitan la dispersión del voto y se incrementan las posibilidades de una competencia efectiva. La cuestión es que, si se siguen durmiendo en sus laureles, les van a comer el mandado.