Disculpe las molestias
El ayuntamiento de Tuxtla que encabeza nuestro alcalde Carlos Morales se encuentra realizando obras a tambor batiente. Acciones necesarias que se dejaron de hacer por muchos años y por varias administraciones. Es curioso ver cómo los que luego se quejan de que no se trabaja son aquellos que demandan obras que les representen beneficios directos como es el caso de la pavimentación o el agua potable.
Y llama la atención, porque lo leo en ocasiones en redes sociales, que en muchos de estos casos se trata de asentamientos que surgieron en la informalidad y es precisamente por eso que no cuentan con los servicios básicos a los que obliga la ley a todo fraccionador, tales como agua potable, iluminación, pavimentación y alcantarillado.
Y no se vaya creer que se trata de colonias en situación de pobreza. En muchas de ellas hay locales comerciales o casas de tres pisos con cochera y toda la cosa. Ahora resulta que el resto de los ciudadanos tenemos que sufragar con nuestros impuestos lo que ellos incumplieron en su momento con tal de hacerse de un terreno y construir una vivienda.
Hoy se están haciendo obras que ocasionan molestias por tratarse de importantes vialidades que provocan congestión vehicular y en consecuencia retrasos. Hay que tener en cuenta que mucha de la tubería tanto de agua potable como de drenes pluviales tiene más de 50 años y era necesario cambiarlas. Por lo que al agua respecta, por siempre ha existido un enorme desperdicio ya que estas tuberías se revientan por la presión del agua que cada vez tiene más demanda hasta distantes lugares. Por lo que a los drenes pluviales se refiere, se trata de obras necesarias para el saneamiento del Rio Sabinal y el manejo adecuado en platas de tratamiento porque al final toda esa agua desemboca en el Cañón del Sumidero. Se trata pues, de un tratamiento integral que se ha venido postergando desde hace décadas. A más de ello, estas obras se tienen que programar previo a la temporada de lluvias y de acuerdo a programas presupuestales.
Más que enojarnos, deberíamos aplaudir el que por fin se estén dando soluciones que beneficiarán a corto, mediano y largo plazo a nuestra ciudad. Ahora sí que en este caso aplica aquello de «Disculpe las molestias que esta obra le ocasiona».
Fuera Mactumatzá
Aunque no falta luego quien se solidarice con ellos, yo creo que la ciudadanía tuxtleca ya está hasta el copete de los «estudiantes» de la Mactumatzá. Son muchos y cada vez mayores los desmanes que ocasionan con absoluta impunidad. Llevan más de dos décadas haciéndolo, pero desde que pasó lo de Ayotzinapa parece que les hubieran otorgado licencia para delinquir. Una ciudad capital como Tuxtla no puede ser rehén de unos cuantos rufianes.
Recuerdo cuando Pablo Salazar mandó cerrar esa escuela. Se le criticó mucho, pero muchos ciudadanos, entre ellos yo siendo diputado por allá del 2001, apoyé esa medida. Fue un error después reabrirla. Se han convertido en un barril sin fondo que exige al gobierno apoyos de los que no gozan la mayoría de escuelas. No creo sinceramente que salgan bien preparados de ahí al menos de que se trate aprobar exámenes de cómo bloquear calles y hacer bombas Molotov. Sé que en otros tiempos hubo personas que salieron muy bien preparadas de ahí. Son orgullosamente ex normalistas, pero todo eso se ha desvirtuado. Ya comenzó un movimiento ciudadano para exigir que ya le paren y dejen de jeringar a la ciudadanía. Le aseguro, estimado lector que si hicieran una encuesta la enorme mayoría de los tuxtlecos estaríamos de acuerdo en que se vayan de Tuxtla. De preferencia, lo más lejos posible. Hay una finca en Palenque que sería una excelente opción.