Coaliciones necesarias
Después del último proceso electoral y entre las muchas reflexiones sobre la conveniencia o no de la alianza opositora, hay quienes piensan que no necesariamente son redituables. Que la suma de las siglas no suma necesariamente votos, que pueden restar, que el PRI está en proceso de extinción, que el PRD ya no existe, que el PAN hace mal en mantener una alianza que no le beneficia, que Movimiento Ciudadano tuvo una presencia magra. Solo que no es así. En números reales constantes y sonantes, la oposición creció y el oficialismo disminuyó.
REALIDAD Y PERCEPCIÓN
La percepción -que no siempre es el reflejo de la realidad- según las conveniencias, es que Morena ganó y según la Alianza Va por México también. Morena presume ahora 22 gubernaturas, aunque Morelos lo gobierna el PES con Cuauhtémoc Blanco y San Luis Potosí el Partido Verde, sus aliados.
El análisis debe ser cuantitativo y no cualitativo. Los seis estados que eligieron gobernador no alcanzan doce millones. Menos electores de los que suman Nuevo León y Jalisco gobernados por Movimiento Ciudadano. Menos electores que los 16 millones del Estado de México con Alfredo del Mazo gobernado históricamente por el PRI. Tres gubernaturas que valen el doble que las seis que estaban en disputa. De ahí que las cuentas de Morena objetivamente hablando no pueden ser tan alegres.
EL PRIMOR
El triunfo en Aguascalientes encabezado por el PAN era predecible. Durango fue una sorpresa porque las encuestas predecían un empate, pero el resultado de la alianza encabezada por el PRI fue por amplio margen. El único triunfo que puede presumir Morena -ganado por un expriísta- es Tamaulipas. Atrás de ello hay un oscuro velo sobre origen del financiamiento. Hay que señalar también que los demás candidatos ganadores de Morena fueron priístas.
DERROTAS AUTOINFLIGIDAS
¿Y entonces las otras tres derrotas como explicárselas? En Quintana Roo, no hubo alianza de la oposición, PRI y PAN fueron por separado. Movimiento Ciudadano bajó a Roberto Palazuelos que era ya su candidato y podía ganar la elección. El gobernador apoyó a la candidata de Morena. Inexplicablemente la oposición regaló esa elección. Peor aún los gobiernos de Hidalgo y Oaxaca. El concubinato entre Fayad y Amlo era evidente. Con Murat pasó lo mismo. Los dos gobernadores fueron cooptados a cambio de impunidad. Así paso con Sonora y Sinaloa. Claudia Pavlovich se fue de Cónsul a Barcelona, Quirino Ordaz como embajador de España. Al día siguiente de la elección el presidente dejó en evidencia el contubernio. No se aguantó las ganas. Dijo que va incorporar a Murat y a Fayad, ya sea en el servicio diplomático o en algún cargo importante.
¿CÓMO NO GANAR?
La estrategia de la 4t es seguir cooptando al PRI, aunque se llenen de priístas. Desfondarlo con amenazas, persecuciones u ofrecimientos. Y eso sí que es un riesgo. Tampoco hubo el más mínimo pudor para manipular los programas sociales. Los adultos mayores votaron mayoritariamente. Los Siervos de la Nación operaron como la estructura promotora de campaña con el dulce en la mano. Mandaron además a todo el gabinete y sus equipos de colaboradores. ¿Cómo no ganar?
PITAGORAS NO SE EQUIVOCA
Pitágoras no se equivoca, divida la oposición va a la derrota. Es una cuestión matemática. Prueba de ello es cómo se dividió el voto con Meade y Anaya en 2018. Cierto es que las ideologías entre el PRI, el PAN y el PRD son históricamente opuestas. Que Movimiento Ciudadano tiene derecho a constituirse como una nueva alternativa. La solución es que los ciudadanos decidan mediante sondeos de opinión a quien prefieren. Quien es el más rentable. Y que todos su sumen en la primera línea de combate.
LO QUE ESTÁ DE POR MEDIO
Lo que está de por medio es mucho más importante. Se trata de salvar la democracia. De revertir el deterioro institucional y el empoderamiento absoluto de la delincuencia organizada. De volver el ejercito a los cuarteles. De tener una policía nacional que investigue, persiga y sancione los delitos. De generar confianza en los inversionistas reabriendo nuestra economía. De dejar de ser alcahuetes de las dictaduras bananeras. De combatir la pobreza con la generación de riqueza para tener mejores empleos. De invertir inteligentemente -y no con costosas ocurrencias- en infraestructura para el desarrollo. De restablecer el estado de derecho y evitar la impunidad. De usar la ley para aplicar justicia y no para perseguir a los adversarios políticos. De dejar de depender del asistencialismo que degenera en clientelismo. Se trata de tener un país exitoso donde quepamos todos. Para eso se debe construir una alianza sin mezquindades ni medias tintas.