Milei y Bukele
La esterilidad del debate político en México entre una clase política decadente así la como polarización entre quienes se interesan en los temas nacionales, me ha hecho voltear de hace rato a observar lo que está sucediendo en otros países para tratar de ubicar en que lugar nos encontramos dentro de ese contexto.
América Latina sigue siendo el laboratorio de rancias ideologías superadas en muchos países desarrollados. Siguen en la práctica a pesar de lo predecible de sus fallidos resultados. Seguimos en la adolescencia política y condenados por ello al subdesarrollo. Hay un viraje a la izquierda y hacia políticas populistas, cuando no, hacía descaradas dictaduras que simulan ser democráticas cuando en realidad tienen secuestrados a sus pueblos.
Cuba y Venezuela son enormes cárceles donde la única libertad posible es huir del país. El éxodo de los cubanos hacia Estados Unidos ya lleva décadas. De Venezuela han huido más de 5 millones de personas en lo que lleva de tiempo el chavismo y ahora el madurísmo que los tiene hundidos en la miseria. Son el ejemplo vivo del fracaso del socialismo como forma de gobierno. A pesar de ello, otros países están apostando por la misma ruta. Colombia, Perú y lastimeramente Chile, han virado hacia gobiernos que los llevaran a un seguro retroceso como en el juego de las serpientes y escaleras. Fracasarán en lo económico y a los ciudadanos no les quedará más que luchar por preservar sus democracias.
Estos falsos redentores ofrecen el oro y el moro. La redistribución de riqueza, los impuestos progresivos que no hacen otra cosa que castigar el éxito. Creen que los pobres son pobres por culpa de los ricos. Por eso los azuzan y manipulan. Ahuyentan capitales, inhiben la inversión y al mismo tiempo estrujan vía impuestos a sus incipientes clases medias para sostener los llamados derechos sociales. Hablan de derechos, los consignan en sus leyes y constituciones, decretan la igualdad y dejan de lado el sentido de las obligaciones y responsabilidad. Multiplican la dependencia del estado como repartidor de dádivas e inhiben el instinto de superación. Condenan a sus países a la mediocridad.
Bukele
En medio de esta marea roja están surgiendo nuevos liderazgos. La desesperanza los está haciendo reaccionar. Nayib Bukele, el joven presidente de El Salvador está haciendo historia. Se ha propuesto erradicar la violencia y lo ha logrado con un éxito impresionante. Tras muchos años de que su país se ubicara en el primer lugar en los índices de violencia, tomó el toro por los cuernos. Le declaró la guerra a los maras y todas las pandillas que asolaban a ese pequeño país. Tuvo que decretar un estado de excepción que le fue aprobado por el congreso. Con ello encarceló a decenas de miles de delincuentes. Hoy los resultados hablan por sí solos. Ya está fuera del ranking mundial de la violencia y redujo a casi cero el número de homicidios dolosos.
Al mismo tiempo está impulsando grandes proyectos de infraestructura que van a detonar el desarrollo económico. Su periodo dura 5 años y ahora se ha propuesto una relección aduciendo el derecho de su país a la autodeterminación. Su idea es colocar a su país en la senda del desarrollo y necesita tiempo. Claudicar a esa idea dejaría interrumpidos sus propósitos. Se equivocan quienes quieren etiquetarlo o equipararlo a personajes como Daniel Ortega. Hay mil años de distancia. El nicaragüense se comporta cual monarca bananero. Metió a la cárcel a todos rivales políticos. Bukele va a ganar sin duda porque el 90% de los salvadoreños lo apoya y quiere más de su gobierno. Ya lo veremos.
Javier Milei
En Argentina las cosas no pueden ir peor. Sus gobiernos populistas, kitchneristas, peronistas, todos iguales, con políticas de abierta izquierda, que tienen en la pobreza, cada vez peor y con pocas expectativas a sus ciudadanos. Contra la clase política tradicional, la “casta”, ha surgido un economista carismático, franco, directo y sin rodeos. Se llama Javier Milei. Gracias a la independencia de los medios de comunicación y las redes sociales se ha posicionado entre los jóvenes y ahora permea en otros sectores de la sociedad. Va que vuela para ser presidente. Su eventual triunfo generará nuevas expectativas en América Latina. Ojalá que sirva de ejemplo en el resto del continente y verán cómo cambia el triste derrotero de nuestros países.