A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Cuauhtémoc Cárdenas

No fue una foto de esas que se toman al vuelo para luego andar presumiendo distintos encuentros como lo hacen muchos políticos. La primera que me tomé con él fue en el 2000 cuando en Chiapas ganó la Alianza opositora que Cuauhtémoc Cárdenas y Vicente Fox apoyaron siendo rivales al mismo tiempo por la presidencia. La segunda ahora, 22 años después.

Fue el corolario de una comida y una larga conversación en que participamos varios comensales chiapanecos incluyendo al gran Juan José Rodríguez Prats. Llegó a Chiapas desde Villahermosa para estar presente con el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y presentar su libro: “Por una democracia progresista” en San Cristóbal de las Casas. Con la anfitrionía de mi amigo Juan Carlos Coutiño fuimos convidados a su casa para degustar una cocina que solo él sabe hacer como nadie.

Sin aspavientos, con una sencillez que asombra, el ingeniero llegó puntual a la cita. Primero fue la degustación a cargo del anfitrión y luego la conversación. Nos escuchó con gran atención y luego nos fue sorprendiendo paso a paso con su extraordinaria memoria y lucidez.

Se habló un poco de la situación del país, pero para nosotros era importante hablar de Chiapas. De la situación actual, de nuestras grandes carencias, de los intentos fallidos por abatir la pobreza y de nuestras oportunidades desaprovechadas. Y para México de la necesidad de promover el diálogo y la reflexión obligada ante un país polarizado. No puedo negar mi emoción de estar ahí con un personaje que es historia viva de la política y un gran promotor de la lucha democrática. Quizás las nuevas generaciones no alcancen a dimensionar, pero muchas de las libertades que hoy -no sin dificultad- ejercemos son producto de esforzadas luchas desde la política.

Es histórico que ante “la caída del sistema” en 1988, toda la oposición incluyendo a Rosario Robles, Muñoz Ledo, Fernández de Ceballos y el Maquío Clouthier, la centro izquierda y derecha, se hayan unido en una sola causa por exigir democracia. El descrédito por ocultar los resultados de la elección -en voz de Manuel Bartlett- cuando el gobierno organizaba las elecciones, siendo juez y parte, lo cual obligó a Salinas a una profunda reforma política. Resultado de ello, la ahora CDMX tuvo por fin elecciones en las que resultó triunfador Cuauhtémoc Cárdenas.

Tampoco se puede soslayar la gran batalla que libró Don Luis H. Álvarez en Chihuahua y Don Salvador Nava en San Luís Potosí, en ambos casos la Comisión Interamericana de Derechos Humanos cuestionó severamente nuestro modelo de elecciones tan poco democrático. Fue así también que se ganaron las primeras gubernaturas de oposición en Baja California con Ernesto Ruffo y con Fox que le pasó el balón a Carlos Medina Plascencia en lo que conoció como una “concertacesión” con la oposición.

Durante todo ese proceso por la lucha democrática se perfeccionaron las instituciones y se forjaron las leyes para garantizar la pluralidad y hoy todo eso está en riesgo si no sabemos defenderlo. Hoy a sus 88 años, el ingeniero Cárdenas levanta la voz. Sin caer en descalificaciones abruptas, con educado estilo y tono pausado, dice lo que piensa: México necesita inversión, hay cosas que han fallado y no se están resolviendo los grandes problemas del país. La economía no crece, lo que sí crece es la violencia. Un personaje de la talla de Cuauhtémoc Cárdenas, que sí va a hacer historia, no puede menos que ser congruente de principio a fin.

Nos dijo que la oposición no ha sido capaz de construir una oferta más allá de sumarse por simple aritmética y coincido plenamente en ello. Lo interesante de promover el diálogo no es uniformar las ideas en torno a dogmas, sino encontrar en las diferencias los puntos que nos puedan hacer coincidir. De ahí que la presentación del libro a cargo de Rodríguez Prats un destacado intelectual panista tenga relevancia. Ese es el valor que tiene la palabra del Ingeniero Cárdenas en este momento. Un poco de mesura, pero mucho de verdad. México es mucho país y tiene con qué salir adelante a pesar de la adversidad. Lo bueno es que hay quien tiene y puede decirlo con toda la autoridad moral que se requiere.

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