A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

A la sombra del caudillo

Apenas llevaba tres meses la lucha insurgente cuando Miguel Hidalgo después de un Te Deum ofrecido en su honor en la Catedral de Guadalajara ya se hacía llamar “Su alteza Serenísima” y eligió hospedarse en el Palacio Real. Desde ahí ordenó el ajusticiamiento de más de mil españoles y criollos que se habían entregado pacíficamente sin saber que serían cruelmente asesinados. Un mes después, el 17 de enero después de la batalla del Puente de Calderón, Ignacio Allende, su compañero de armas y también prócer de la patria, ordenó su arresto. El todopoderoso general Santa Anna después de múltiples excesos terminó expatriado en Colombia, al igual que Iturbide en Italia y Porfirio Díaz en París por no saber procesar su sucesión política. México es un país de caudillos y a los caudillos les cuesta asimilar la pérdida de sus poderes omnímodos.

Desde que se creó el PRD del que a la postre surgió Morena, nunca hubo un proceso para elegir a su dirigencia que fuera civilizado, por decir lo menos. Pasó con Mario Delgado que compitió desigualmente con Porfirio Muñoz Ledo que lo acusó de un enorme derroche de recursos que finalmente inclinaron apenas las encuestas a su favor. La diferencia no dejó satisfecho a Porfirio que terminó con ello su ciclo en un partido de cuyo movimiento fue fundador.

En lo que no hubo discusión fue en la nominación de Cuauhtémoc Cárdenas que fue tres veces candidato y luego López Obrador que repitió la fórmula. Un partido de caudillos indiscutidos pero incapaz de dirimir democráticamente sus procesos internos. Hoy ese caudillo no existe entre los probables sucesores del presidente. La sombra del caudillo es enorme y por eso quiere apadrinar y heredarle el poder a su sucesor (o sucesora). Claudia, para él, es la candidata ideal. Piensa que con ella podría instaurar una especie de Maximato para seguir tutelando a la cuarta transformación. El proceso es inédito y de pronóstico reservado.

LOTOCRACIA

Lo que les ha resultado hasta ahora fue instaurar la lotocracia. Se trata de un antiguo sistema de elección a través de un sorteo, de ahí la palabra lotería. Lo practicaron los antiguos atenienses y siglos después Venecia y Florencia. Con ello el presidente se lava las manos, evitando reproches y desgaste, para dejar las elecciones de candidatos a diputados a la suerte. De ahí proviene toda esa fauna que ha convertido en un circo al congreso. No ha sido así en la elección de los candidatos a gobernador. La popularidad ante todo, el pueblo bueno y sabio, aunque resulte el preferido un Salgado Macedonio o su hija, Guadiana o Cuauhtémoc Blanco. Ahora el reto es distinto. Desde el priato, siempre los presidentes han elegido a sus sucesores, de ahí la famosa figura del tapado.

LA PREFERIDA

Ahora es diferente, el proceso es abierto, pero se le ha salido de control y ahora quiere enderezarlo. El apoyo de los gobernadores no es orgánico. No actúan de muto propio. Infieren que la preferida es, o era, Claudia. Marcelo Ebrard pintó su raya y antepuso una serie de condiciones a las que el presidente tuvo que ceder en aras de mantener la unidad interna. Intuye el costo político de que sus prosélitos lleguen divididos y se sientan engañados. Les puede estropear la elección, deslegitimarla.

EL PRIMER REVÉS

Las reglas parecen muy claras y diáfanas, pero no está resultando así. Las dictaron sobre sus rodillas. Ya hubo un primer recule respecto de vetar a los medios “conservadores y reaccionarios”. Ni Ebrard, ni Monreal, lo respetaron. Al día siguiente del acuerdo, Marcelo estaba con Ciro Gómez Leyva y Monreal con López Dóriga. El propio presidente levantó el veto.

FUERA MANOS

Tampoco quedó suficientemente claro el método de la encuesta. Marcelo quiere una muestra “representativa” y una sola pregunta mediante una boleta. Advierte desde ahora que los gobernadores no van a ser imparciales. El gobernador de Puebla recién le organizó a Claudia un evento con 40 mil personas. Más que evitar que metan las manos lo que necesitan es sacarlas. No están claras las sanciones ni se ve manera de que la comisión de elecciones pueda llamarlos oportunamente al orden. Dos meses son muy poco tiempo, para procesar esos diferendos. El riesgo es que lo que parecía un paseo de campo se convierta en un batidero.

CAMISA DE FUERZA

La idea salomónica de reacomodar a los perdedores en el senado, la cámara de diputados o el gabinete (en un puesto relevante) es un saco de fuerza para quien resulte ungido. Una imposición que el actual presidente y quizás ningún otro hubiesen permitido. El poder no se comparte. Cuando un presidente concluye su periodo -incluso antes- aplica la máxima de “El Rey ha muerto y viva el Rey”. El mismo Marcelo ya declaró con López Dóriga que se llevaría a Claudia como secretaria de gobernación, a Adán Augusto, Noroña y Manuel Velasco al gabinete ¿Dónde queda entonces el acuerdo de que encabezarían el congreso?

LA INCÓGNITA

Las señales son ominosas. Sería muy afortunado que todo sea miel sobre hojuelas, pero será difícil. Si lo logran nadie los para, si no los paran, nadie lo logra. Así la disyuntiva. Marcelo será la gran incógnita. Sobre todo, si otras encuestas independientes y no las de Morena lo colocan por arriba de Claudia. Tiene dos meses para intentarlo, veremos si lo logra. Y siendo así veremos si lo dejan pasar. Así sabremos de una vez por todas de qué está hecho.

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