Temerario
El presidente está tomando una ruta cada vez más peligrosa de cara a las próximas elecciones presidenciales. No se está comportando como un jefe de estado sino como el jefe de una facción. Está poniendo en riesgo la paz social sin medir las consecuencias de sus actos, de sus palabras. Se comporta como una bestia acorralada que tira zarpazos a diestra y siniestra. El está metido en el pleito y lejos de ser imparcial eclipsa a su candidata que no levanta ni un suspiro. Dirige la estrategia electoral, prepara la elección con todos los recursos del estado de los que dispone.
AL BANQUILLO
No entiende que ahora como gobierno es destinatario de la crítica de la misma manera en que él fustigó lapidariamente a los gobiernos de Peña, Calderón y Fox a los que acusó de todo. Sí, así es la democracia. Ahora sabe que no es lo mismo ser borracho que cantinero. El que está en el banquillo de los acusados es ahora su gobierno. La elección presidencial no se puede circunscribir a la competencia entre las dos aspirantes, es también la evaluación y calificación de su gobierno por parte de los ciudadanos. Más aún si lo que ofrece la candidata oficial es continuidad en un país secuestrado y asolado por el narco.
¿GOLPE DE ESTADO?
Sus recientes declaraciones son a lo sumo graves. Ha dicho que los de la oposición “no quieren que hable nada del proceso electoral, que van a hacer un listado de todas las infracciones que yo cometa, para darle valor y utilizarlas en el momento de la calificación de la elección” y luego se pregunta: “bueno y mis libertades… ¿van a dar un golpe de estado técnico desde el poder judicial, van hacer fraude? Habla como si los procesos electorales no estuvieran debidamente regulados, como si el Tribunal Electoral fuera anular la elección presidencial. Sin aceptar que la ley obliga a no inmiscuirse como lo hace, en el proceso electoral.
CÁLLATE CHACHALACA
Olvida de cuando le dijo al entonces presidente Vicente Fox, “cállate chachalaca” precisamente por entrometerse en el proceso electoral. Y no se trata de que nos guste o no, sino de una obligación constitucional. Él cómo máxima autoridad está obligado a cumplir -primero que nadie- la ley y hacerla cumplir. El gobierno debe garantizar el desarrollo pacífico del proceso electoral, la libertad de expresión, el libre tránsito, el derecho de los ciudadanos a votar y ser votados y eso no está sucediendo. No solo está siendo omiso de esa obligación sino violando, con su permanente injerencia, su obligación de imparcialidad.
MARAVATÍO
A eso hay que sumar la impune y descarada intromisión del crimen organizado ante la pasividad del gobierno. Ya no es solo es el financiamiento ilegal sino la intimidación y hasta el asesinato de candidatos. Ya no es solo de la oposición sino de su propio partido como sucedió recientemente en Maravatío, Michoacán, donde el mismo día mataron a los candidatos a alcaldes del PAN y de Morena. Vaya tragedia que se está cocinando, pero para el gobierno no pasa nada, son conspiraciones de la derecha que quiere aprovecharse de todo para criticar al gobierno. Y es que era de esperarse que como reacción al intervencionismo electoral del presidente se apele al respeto a la ley y a la intervención de la autoridad electoral. Ya tiene rato que se le viene impugnando y hace caso omiso a los llamados de la autoridad. ¿Qué esperaba? ¿Qué la oposición se quede callada? Ni en los peores tiempos del PRI se había visto algo así. Al menos disimulaban.
VIENE LO PEOR
Como se aprecia el escenario electoral la crítica va arreciar. Loret de Mola está deshojando la margarita de todo un entramado de corrupción que el gobierno no alcanza ni remotamente a desmentir y trae más parque. En la medida en que se acerque la jornada electoral irán apareciendo más y más denuncias. EL presidente está furioso. Su imagen impoluta ya no servirá de coraza a su candidata presidencial. El problema es cómo reaccionan ante quien ose decir que las cosas no van bien. Ahí tienen ya montado en su mula a Ricardo Salinas Pliego declarado opositor a la continuidad de este régimen. Su postura ya es abierta y de franca confrontación contra los “gobiernicolas”. Ni que decir de la Iglesia y sus altos prelados. Ahora la Doctora también se ha topado con ellos. Suscribe una carta con los otros candidatos, pero al mismo tiempo se opone a la visión que tiene acerca de la situación de violencia que enfrenta el país.
AHÍ VIENE TRUMP
La campaña electoral en los Estados Unidos es inminente. El tema migratorio será crucial y ahí bien Donald Trump de vuelta al ataque. Los migrantes estacionados en México son una bomba de tiempo. Se los ha dejado literalmente invadir el país en absoluta anarquía. Huyen de Haití, Venezuela, Cuba y Centro América. No hay controles sanitarios ni de seguridad. Lo mismo puede transitar una madre con sus hijos huyendo de la miseria que un Marasalvatrucha huyendo de Nayib Bukele en El Salvador. A eso hay que agregar el tema del fentanilo y las más de 100 mil muertes que ha provocado en los Estados Unidos. Será un ingrediente más en la escalada de Trump contra la inacción de las autoridades mexicanas.
LA HORA DE LA VERDAD
Ojalá recapacite el presidente, aunque se antoja difícil. Peor aún si ve en riesgo su sucesión a manos de la oposición. Ahí es donde los mexicanos veremos la fortaleza de nuestras instituciones comenzando por el propio ejército y el poder judicial. La observación electoral está permitida y regulada por la ley y no, no es injerencia. Tendremos observadores internacionales como en todas las elecciones lo mismo de la OEA que de la Unión Europea o los Estados Unidos. La noche de 2 de junio habrá una ganadora y puede que no le guste al presidente. Será el momento más importante y decisivo de su vida política para ver cómo es que quiere pasar a la historia…