Llegó la hora
Ha llegado la hora de votar. Estamos a una semana de la elección más grande en la historia de México. La decisión más importante sin duda es la que definirá a quien habrá de dirigir la presidencia de la república en los próximos años. Siempre hay apasionamiento en las campañas, es normal, pero en esta ocasión el asunto va más allá. La sociedad se encuentra más polarizada que nunca y hay que decirlo no es por el discurso de odio que ahora pretenden endilgar a quien no está de acuerdo no solo con el presidente y su candidata, sino porque nos encontramos inmersos en una ola de violencia como nunca antes en el país.
Lo peor es que la hemos normalizado. Solo rogamos porque no nos toque a nosotros, a nuestros amigos y familiares. No estamos de ánimo como para andar oyendo excusas como las que esgrime el presidente y sus panegiristas o como lo hace ahora una candidata que ofrece seguir por esa misma ruta como si todo fuera cuestión de tiempo, en lo que se atienden las causas, y nada más.
INDOLENCIA
El estado ha claudicado a ejercer la obligación que tiene de garantizar la convivencia y la paz social. Le corresponde solo al gobierno ejercer el monopolio de la fuerza pública para lograrlo, los ciudadanos no podemos ni tenemos cómo hacerlo, pero la instrucción es precisa: no confrontar, evitar a toda costa el enfrentamiento, por eso llegan siempre tarde. No quieren una guerra como la de Calderón. El gobierno profiere abrazos, mientras los ciudadanos reciben los balazos. La indolencia es criminal.
LO MÁS SAGRADO
Nos han quitado lo más sagrado y nuestro sacrificio es como una ofrenda al crimen organizado. Cosas de la desigualdad razona la izquierda, como si los pobres fueran delincuentes por ser pobres, pero no es así. El diagnóstico es erróneo y la receta es una aspirina. Lo grave ahora es que co gobiernan, ejercen un doble tributo, controlan el pequeño comercio, la producción agrícola, el tráfico indiscriminado de huachicol, saquean el transporte público, asesinan sin piedad para inculcar terror a quien se atreva a oponerse a sus designios. Ese es el México que nos va a heredar López Obrador y la señora Sheinbaum ofrece continuar. La indiferencia ante violencia, el propósito de minimizarla atenta contra la inteligencia.
Vamos a una elección decantada, a todas luces inequitativa, donde el presidente no mantiene la neutralidad a que lo obliga la constitución, donde el ejército de los operadores electorales está a sueldo y controla -da o quita- los programas sociales. El acarreo institucionalizado, con los medios fustigados, si no cooptados. Donde el dinero de cuestionable procedencia fluye a raudales. Una autoridad electoral neutralizada, un poder judicial bajo asedio. Ni legalidad, ni transparencia, ni neutralidad, ni equidad.
CINÍSMO
El cinismo a todo lo que da. Terminaron el sexenio, pero no la refinería. En vez de Dinamarca una megafarmacia, el tren transístmico ni pa´ cuando, el sistema de salud deplorable, el AIFA a medios chiles, pero lo zombis felices. ¡Nunca más el PRIAN! ¡Se acabaron los privilegios! ¿de quién? ¿Dónde? Y el Tsuru guardado, a cambio viaja ahora en un jet Gulfstream igualito al de Elon Musk. De la corrupción ni hablar. Pero la fiesta debe continuar. Hay que hacerle un segundo piso.
Los mexicanos, esos que se manifiestan en las plazas con la marea rosa, en las redes sociales y que a diario expresan su inconformidad en la sobremesa, al oír las noticias, al hablar con sus hijos, con sus amigos y familiares (donde nunca falta un chairo); deben manifestarse ahora en las urnas. Es ahora o nunca. Que no pese sobre sus conciencias porque de otra manera no habrá derecho al pataleo. Si no se obtiene un triunfo holgado vendrá un tiempo calamitoso. No van a reconocer una victoria, nunca lo han hecho y aún tienen el poder. Llegó la hora.
SIEMPRE CHIAPAS
Siempre Chiapas. Aquí vinieron a cerrar las candidatas. Quizás porque somos los más pobres entre los pobres. El ícono de la desigualdad. Una extraña normalidad en medio de ajusticiamientos, de renuncias de candidatos, de funcionarios de casillas. Con focos rojos en al menos más de 20 municipios, dicen que hasta en 30. ¿Será posible una jornada cívica realmente pacífica? Esperemos que sí. Por lo pronto Xóchitl abarrotó la plaza en Zinacantán. Miles acudieron, el pueblo bueno del que creen otros ser dueños, ya no lo es más.
ESCENARIO
Como van las candidaturas a los gobiernos estatales -salvo en Chiapas y Tabasco- se prevé una elección realmente cerrada comenzando por la CDMX. No es por eso congruente adoptar la narrativa de una ventaja que parece solo existir en la mente de algunos encuestadores, lo que más bien parece una estrategia. Ya pronto sabremos en la encuesta de encuestas la verdadera preferencia que tienen los mexicanos.