El beneficio de la duda
Claudia comienza su gobierno en medio de la duda, el desencanto y el frenesí del obradorismo. Saber o suponer cómo será su gobierno resulta todo un acertijo. Más allá de la narrativa de la 4t a la que ha ofrecido construir un segundo piso, Claudia posee un temple distinto al de López Obrador. Y ya sabemos que, el estilo personal de gobernar, como aducía Cosío Villegas, lo define la propia personalidad del gobernante, en este caso la gobernante.
EL RECORDATORIO
Vimos, durante la campaña, como en Rayuela la mini-editorial de la Jornada, el presidente le jaló las orejas a Claudia. Le mandó un mensaje directo que la obligó a modificar el discurso de su campaña. Apareció después del primer debate Presidencial, en el breve editorial de La Jornada, que apuntó: “¡Claro que tengo padre!, sostenía la adorada mano. Si no, ¿cómo estaría aquí?”. Un segundo mensaje cifrado en Rayuela decía: “Fue tanta la preocupación por ganar la batalla que se olvidaron de los logros conseguidos por un fuerte liderazgo y muchos leales profesionales, ¡que vaya que los hubo!”.
HETEROPATRIARCADO
El presidente se habría enojado con Claudia porque ésta optó por estrategia no meter la mano al fuego por los hijos del presidente ante las acusaciones de Xóchitl Gálvez. Le tuvo que recordar que todo se lo debía a él y a él se debía. Pero por si faltaba más, desde el triunfo de Claudia, no la dejó brillar un solo día asumiendo un protagonismo que exacerbó hasta el último día de su ejercicio en el poder manteniéndola bajo su halo patriarcal. Nunca habíase visto algo así en alguna sucesión presidencial. El heteropatriarcado en su máxima expresión ante el silencio cómplice de feministas -dobladas por la izquierda- siempre dispuestas a desgarrar sus vestiduras en aras de la sororidad.
ATADA DE MANOS
En su primer discurso tras la victoria, Sheinbaum habló en un tono conciliador. Había que unificar a México y gobernar para todos y eso mismo repitió durante la convención de Morena donde tuvo que aceptar implícitamente la imposición de la María Luisa Alcalde y el famoso Andy -el junior del presidente- a quien Salgado Macedonio se apresuró a destapar para el 2030.
A más de eso, le dejaron a Mario Delgado -el testaferro de Morena- en la Secretaría de Educación. A Marcelo alineado sin renunciar a sus aspiraciones y a Adán Augusto y Monreal que traen su propia agenda en una unidad pegada con los alfileres de sus propias conveniencias. También le bajaron contra su voluntad a Harfuch con todo y sus 20 puntos de ventaja sobre Clara Brugada para conservar la hegemonía de un grupo faccioso en la CDMX. No llevó mano en la selección de candidatos a distintos cargos de elección con los que ahora le tocará gobernar. No son pocos los agravios ni tampoco las imposiciones que Claudia tuvo que soportar a cambio de ser la sucesora.
¿SE RETIRA?
López Obrador tiró la casa por la ventaja. Le heredó a Claudia una deuda que tendrá que pagar con más deuda. Apostó todas sus canicas para garantizar no solo la impunidad de un blindaje protector contra sus encubrimientos, sino la conservación de su legado y -según sus propagandistas- un lugar en la historia a lado de los grandes próceres nacionales. Dice que se va, que se retira, pero resulta difícil creer que un personaje tan egocéntrico y megalómano desaparecerá sin más de la escena pública oculto en el anonimato. Ya lo veremos.
LA SILLA EMBRUJADA
Se dice que “Quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores”, y es que el presidente aparenta ignorar el enorme poder de la silla presidencial que ejerció con tanta behemencia y sin recato alguno. “En política nacional la gratitud, cualquier tipo de gratitud, solo tiene seis meses de vigencia” cita Luis Pazos en su novela célebre sobre la costumbre del poder. Algo tiene la silla presidencial tanto que el propio Amlo dice que la mandó limpiar. Al entrar Pancho Villa y Emiliano Zapata al Palacio Nacional en diciembre de 1914, se cuenta que Zapata rehusó sentarse en la silla presidencial, ya que ésta estaba “maldita”. Es supuestamente así como fue que Villa terminó sentándose en ella para la famosa foto de ambos caudillos.
TOMANDO DISTANCIA
A mi parecer Claudia irá tomándo sucesivamente distancia de su progenitor político porque el poder no se comparte. Si bien es cierto que durante su toma de protesta le dedicó toda una perorata abundante en elógios, también lo es que tenía que devolver el favor y satisfacer a sus hordas que siguen coreando que “es honor estár con Obrador”.
Ese honor, con el pasó del tiempo, irá mutando en amnesía porque quien ejerce y concede ahora los favores del poder es Claudia y solo Claudía. Aunque arremetió contra el neiliberalismo, el villano favorito y causante de todos los males del país, lo cierto es que fue enfática en ofrecer confianza a los inversionistas.
NO BASTAN LOS BUENOS DESEOS
El problema es que esa confianza depende solo de su buena voluntad porque la reforma al poder judicial daría al traste con un marco jurídico que garantice en efecto independencia e imparcialidad en sus decisiones. La militarización sin medidas eficaces que le quiten al narco el poder del país y reduzcan la violencia, tampoco son una buena señal para invertir en México. Claudia tendrá que hacer mucho más si en realidad quiere sacar a México adelante sin la herencia maldita de todo lo negativo del obradorato.