A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Otra voz se apaga

Repentinamente, Germán Martínez, el político, abogado y comentarista de Grupo Fórmula en el programa “Por la Mañana” de Ciro Gómez Leyva, anunció su salida de un espacio que ocupó todos los jueves durante seis años y en el que se destacó por enderezar fuertes críticas al régimen cuatroteísta. Un gobierno, el de López Obrador, al que apoyó desde la campaña presidencial, convencido de la necesidad de un cambio que nunca llegó y que, por el contrario, empeoró la situación política y el futuro económico del país.

De aliado a opositor

En 2018, para sorpresa de muchos y particularmente de la militancia panista, Germán levantó la mano a López Obrador, sumándose a su campaña y ocupó por ello una senaduría plurinominal a la que luego solicitó licencia para ser director del Instituto Mexicano del Seguro Social a invitación del presidente. No le duró mucho el gusto, renunció por diferencias y volvió al Senado desde donde se convirtió en uno de los más férreos críticos del propio presidente. Algo similar sucedió con la senadora Lilly Téllez y otros tantos funcionarios que fueron abandonando el barco cual hojas de margarita.

La batalla de las ideas

Dada su elocuencia discursiva y formación intelectual, Grupo Fórmula lo invitó a participar en la barra de opinión del programa de Ciro Gómez Leyva. Combinaba sus efusivos discursos desde la tribuna del Senado con sus argumentaciones editoriales que luego reproducían las redes sociales, alcanzando mayor impacto. Para equilibrar su línea editorial y no parecer una trinchera de la oposición, Fórmula invitó también al intolerante e impresentable de Epigmenio Ibarra, un testaferro de la 4t y hombre cercanísimo al presidente, que, por supuesto, aprovechaba el espacio para hacer propaganda manteniendo la línea discursiva del fanatismo cuatroteísta.

Turiferarios

Ya sabe usted cómo es que esos intelectuales orgánicos se han dedicado al panegirismo gubernamental cual turiferarios, incapaces de reconocer los errores del poder y disfrazándolos de aciertos. Por ratos parecía que los picantes debates entre Ciro y Epigmenio eran orquestados para atraer audiencias, solo que al final resultó que no. Ciro sufrió un atentado del que salió vivo de milagro y, en vez de arredrarse, mantuvo su postura siempre ácida y crítica, tanto que cuando elogiaba por alguna ocasión al gobierno, sus seguidores no se lo perdonaban. Después decidió migrar a España y transmitir desde allá, seguramente en un entorno mucho más seguro que el que le ofrecía la vida citadina de la CDMX.

Ciro versus Epigmenio

Fue tanto el cántaro al agua que terminó por romperse. Desde allá se trenzó a palabras, apenas hace unos días, con Epigmenio Ibarra en tanto que este último criticó a Ciro diciendo que se había exiliado en ese refugio en Madrid que la derecha ha hecho suyo, al igual que Felipe Calderón y el omni-ausente expresidente Peña Nieto. Hasta ahí llegó la participación de Epigmenio Ibarra, quien por decisión propia abandonó el programa. No soportó seguir en uno de tantos medios a los que el presidente tachó de conservadores y aplaudidores del viejo régimen.

El desmantelamiento de la crítica

Volviendo a Germán, el hecho es que forma ahora parte de ese desmantelamiento de la participación de los analistas e intelectuales críticos a los que el fascismo gubernamental ha ido cancelando paulatinamente. Prefieren medios anodinos e inofensivos -a señores Molécula- y no les interesa eso de la pluralidad, sobre todo ahora que la mayoría del pueblo (el 54 % con un 35 % de abstencionismo) los ha erigido en sus voceros e intérpretes -según
ellos- de los sentimientos de la nación. En realidad, sabemos que esa mayoría está constituida por los beneficiarios de las dádivas gubernamentales, por las que el gobierno se ha endeudado como nunca antes, mientras se dedica a oprimir con sus tributos a la clase media, a la que han convertido en la mula de carga de todos los excesos gubernamentales.

El ministerio de la verdad

Es larga la lista de los despidos en los principales medios masivos privados a los que han censurado a cambio de los jugosos contratos publicitarios con que los condicionan. Recién anunció el final de su programa “Dinero y Poder”, Ezra Shabot en que participaban analistas críticos. Como en la novela 1984 de Orwell, el «Ministerio de la Verdad» se encarga de censurar las noticias, el entretenimiento y la educación para ajustarlas a sus intereses. Su principal función es reescribir la historia y falsearla. Exacerbar supuestos agravios como el reclamo a la Corona Española y el sentimiento antiyanqui, con los cuales lucran, sabedores de que con ello pueden seguir polarizando al país y así lucrar con esa poco más de la media mitad a la que controlan para seguir conservando el poder.

El síndrome de la rana hervida

Es el síndrome de la rana hervida, esa parábola que se usa para explicar cómo las personas pueden adaptarse a circunstancias perjudiciales sin darse cuenta:

La premisa es que, si se coloca una rana en agua hirviendo, saltará para escapar. Sin embargo, si se coloca la rana en agua tibia y se calienta gradualmente, no se dará cuenta del peligro y se cocerá hasta morir. Es la metástasis del autoritarismo que invade progresivamente a la democracia. La ruta de las izquierdas que usan la escalera de la democracia para llegar al poder y, una vez arriba, la tiran.

José Ingenieros decía: “Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes solo necesitan saber a dónde van.”

Nosotros no lo sabemos…

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