A sangre y fuego
Nicolás Maduro no va a entregar el poder a no ser que sea por la fuerza, no hay otra manera. La lucha por la vía pacífica y política que ha encabezado con una enorme valentía cívica María Corina Machado, y a la que se ha sumado Edmundo González, el presidente venezolano elegido por una abrumadora ventaja de casi 40 puntos, con actas en mano, no prosperará porque Nicolás Maduro y los militares Diosdado Cabello y Vladimir Padrino no piensan abandonar el poder bajo ninguna circunstancia.
Vulgares impostores
No tienen alternativa porque saben que, sin poder, lo que les espera es la cárcel, como le pasó al dictador Noriega de Panamá; el exilio, como sucedió recientemente con Bashar Al Assad en Siria; o incluso la muerte, como ocurrió con Muamar el Gadafi en Libia o Saddam Hussein en Irak. No son esos patriotas nacionalistas que se llenan la boca hablando de conspiraciones imperialistas y de la derecha, sino vulgares impostores. Ua pandilla de ladrones que tiene secuestrado al país con el uso de la fuerza.
De los males, el peor
Ya sabemos que es mera retórica para justificarse y engatusar al pueblo con la misma sarta de mentiras que Fidel Castro utilizó para perpetuarse hasta su muerte en el poder. Es la misma línea argumental de toda la izquierda en América que se la pasa insultando a los Yanquis. Ya saben que les encanta encontrar a quien echarle la culpa de todos los males que nunca resuelven cuando lllegan al poder. Y, aun así, hay gente que se lo cree y se apoya en eso, como pasa con la izquierda en México. La idea es de que, de los males, el menor es que Maduro se quede para que la izquierda siga gobernando. No vaya ser que con su salida comience a desmoronarse la falacia socialista en toda América Latina.
Boquete
Saben el boquete que les haría otro fracaso más del socialismo. El petróleo venezolano ha sido fuente de financiamiento para campañas, motines y asonadas desestabilizadoras con los que la izquierda construye su arribo al poder desetabilizando para luego llegar por la vía democrática en otros países. Se trata de arredrar al pueblo bueno y sabio, dramatizando los males, exacerbando el oído, el resentimiento y el repudio social. Ya, una vez en el poder, haciéndolo depender de las dádivas para tenerlos comiendo de su mano, aunque nada cambie o peor aún se terminen de hundir.
Qué pena con las visitas
El fin justifica los medios, Maduro se ha vuelto un impresentable que ya no sabe ni qué argumentar por su conspicua ignorancia. Por ello, una parte de la izquierda pintó su raya. Ningún mandatario del llamado Grupo de Puebla acudió a validar con su presencia, pero sí lo hicieron a través de sus representantes. ¡Qué pena con las visitas! Y ese fue el caso de México, ahora que Trump está buscando pretextos para mandarnos al carajo, con todo y el fentanilo, los migrantes ilegales, los capos de la droga y el tratado de libre comercio.
Grupos delictivos
A ello habrá que sumar la desesperanza de millones de venezolanos que seguirán viniendo a nuestro país intentando llegar a los Estados Unidos, pero que no pasarán. La presencia de más grupos delictivos, como el “Tren de Aragua”, ya se está haciendo visible en nuestro país desde la frontera sur con el tráfico de drogas y la trata de personas.
De acuerdo con una publicación reciente del periódico El Universal en diciembre de 2024: “Un exoficial militar venezolano de alto rango declaró que los integrantes del Tren de Aragua son usados como herramienta del gobierno venezolano de Nicolás Maduro para sembrar violencia y discordia en todo Estados Unidos… Maduro está detrás de gran parte del crecimiento y la rápida expansión de la organización criminal, primero en América Latina… La Dirección de Contrainteligencia Militar ha estado utilizando [al Tren] como una herramienta de guerra asimétrica… el grupo ha sido entrenado y habilitado por el gobierno venezolan para promover una agenda específica y una ideología criminal”.
Recompensa
Estados Unidos anunció que aumentará la recompensa por la captura de Nicolás Maduro de 15 a 25 millones de dólares, pero Maduro está protegido por militares y no hay manera de que pueda ser fácilmente capturado. A diferencia de Libia, donde grupos militares contrarios al régimen sitiaron a Bashar Al Assad, en Venezuela no existe una guerrilla ni grupo armado que reivindique las exigencias de la sociedad civil. Por las buenas, Maduro no se va.
De nada sirve
De nada sirve que miles de personas se manifiesten en las calles. No representan ninguna amenaza real y Maduro lo sabe. Resulta lamentable el papel de los organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas, incluso la OEA y hasta el Papa Francisco, que nada han hecho contra el descaro de que un grupo de delincuentes se haya apoderado de un país. A Maduro y su pandilla de militares lo que les sobra es dinero. Sus inversiones multimillonarias y sus familias están a salvo en otros países, algunos de ellos cómplices, como Rusia, China o Irán, que tienen regímenes autoritarios muy lejanos a la democracia occidental.
Tumor maligno
Veremos qué hace Donald Trump, ahora que llegue al poder. Al menos su plana mayor, comenzando por su nuevo secretario de Estado, Marco Rubio, tiene muy claro que no hay manera de convencer a Maduro, ya que las sanciones económicas solo afectarían más al pueblo venezolano. Mientras ese tumor maligno siga sobreviviendo a toda costa, las izquierdas tendrán un aliado con el que ahora comparten cobija. Es una vergüenza que, aduciendo la doctrina Estrada del respeto a la autodeterminación de los pueblos, Claudia Sheinbaum haya avalado a un dictador. Si ese es el tipo de izquierda que ahora gobierna México, hay que poner las barbas a remojar.