A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor.

La esclerosis burocrática: Corrupción y daño al dinamismo económico

“Nada es tan destructivo para la libertad como una burocracia enorme y fuera de control”, sentenció alguna vez el economista Milton Friedman. Esta frase resuena con fuerza en nuestros tiempos, cuando los laberintos administrativos y regulatorios han erosionado el potencial económico de las naciones, en especial en regiones como la nuestra.

La burocracia, en su concepción original, surgió como un mecanismo para garantizar orden, eficiencia y transparencia en la gestión pública. No obstante, en demasiados casos, se ha transformado en un aparato obeso y rígido que paraliza la actividad productiva. La lentitud de los trámites, las regulaciones excesivas y la falta de claridad en los procedimientos no solo desalientan la inversión, sino que empantanan la iniciativa privada.

INFORMALIDAD

En México y en Chiapas, este fenómeno es palpable. Si un emprendedor intenta abrir un negocio, se enfrenta a una maraña de requisitos que, lejos de facilitar su camino, lo empujan hacia la informalidad. Según el INEGI, en 2024, la población ocupada en Chiapas ascendió a 2,200,429 personas. De este total, 1,644,900 personas se encontraban en condiciones de ocupación informal, lo que representa el 74.8% de la población ocupada en el estado. Solo hay 246,191 empleos formales afiliados al IMSS, menos de la mitad en el sector comercial.

PEREZOSOS

El Estado como empleador se ha convertido en un aparato monstruoso. Por eso el pan de cada día son las demoras en los trámites, las revisiones innecesarias y la solicitud de múltiples documentos que tienen que ser actualizados, cada uno con su respectivo y perezoso trámite. La ausencia de respuestas oportunas genera una frustración generalizada entre la población en general y en particular en el sector productivo. En nuestro estado, ser empresario o pequeño comerciante formal es un acto de heroísmo. Para lo que son muy buenos es para verificar que todo esté en regla hasta en el más pequeño changarro que osa caminar por la formalidad y pagar sus impuestos. En cambio, 8 de cada 10 no tienen la menor idea de lo que es contribuir con el gasto público. 8 de cada 10 chiapanecos recibe algún tipo de ayuda social y ante un estímulo perverso como ese, el resultado es tangible.

CORRUPCIÓN

El enquistamiento de la burocracia se encuentra, a menudo, ligado a otro mal endémico: la corrupción. Como afirmaba Alan Riding en Vecinos Distantes, la corrupción es un engrasante que asegura el funcionamiento de todo un engranaje. Cuando el cumplimiento de las normas y regulaciones se torna casi imposible por las vías legales, el soborno se erige como el atajo obligado.

El costo de estos flagelos no se mide solo en pesos malversados. Es también el tiempo perdido, las oportunidades dilapidadas y el desencanto de quienes, cansados de luchar contra el parasitismo, optan por desistir. Esto frena el crecimiento y profundiza las desigualdades. Las economías prosperan cuando existen instituciones sólidas que estimulan la participación y la inversión. El impacto negativo sobre el dinamismo económico es devastador. Los proyectos productivos que podrían generar empleos se quedan en el tintero. La inversión se retrae ante la incertidumbre legal. Los emprendedores ven cercenadas sus aspiraciones. La burocracia es el enemigo invisible que anula el esfuerzo de los ciudadanos de a pie.

SINGAPUR

El ejemplo de países como Singapur demuestra que es posible revertir esta situación. Con reformas orientadas a la simplificación administrativa, la digitalización de los procesos y una cruzada frontal contra la corrupción, esta pequeña nación asiática se convirtió en uno de los polos económicos más vibrantes del mundo. Ahí, el lema es claro: cero corrupción, eficiencia, transparencia y meritocracia.

Por eso debería ser un imperativo replicar este tipo de experiencias. Las tecnologías digitales ofrecen hoy herramientas poderosas para reducir la discrecionalidad y acortar los tiempos de respuesta. Un gobierno electrónico, que elimine el contacto físico entre el ciudadano y el burócrata, disminuye considerablemente las oportunidades para la corrupción. Hay capacidades para lograrlo, pero eso requiere todo un proceso de reingeniería institucional y presupuestal, del cual estamos muy alejados.

SÚBDITOS

No basta con modernizar los sistemas; se requiere, ante todo, una transformación cultural. La burocracia debe dejar de ser refugio de parasitismo, los recomendados y achichincles de las campañas que no participan en las campañas para cambiar la realidad de Chiapas, sino la suya propia. Sería necesario que la ciudadanía también asuma su papel, pero hemos abdicado a ello. El establishment político nos ha transformado en lacayos, súbditos y vasallos de un poder que, ante tal circunstancia, se vuelve omnímodo.

CON LA PAZ ES SUFICIENTE

Romper con la esclerosis de la burocracia y desterrar la corrupción es una tarea de suyo difícil, quizás imposible. Con que se recupere la paz parece suficiente. No veo más allá de eso gente capaz (que sí la hay) para dar pasos hacia un futuro que ya nos alcanzó. Es tanto el subdesarrollo en todos los ámbitos que soñar no cuesta nada. Cada seis años nos reciclamos y renovamos nuestras esperanzas. Conformémonos con que se enderece el barco aunque no tengamos mucha certeza de para dónde va.

OTRAS HISTORIAS

En Argentina, el presidente Milei ha abierto una web para denunciar la corrupción y los trámites engorrosos o innecesarios, los cuales ha ido eliminando. Elon Musk ha implementado el programa de eficiencia gubernamental utilizando la inteligencia artificial para detectar la parasitosis gubernamental y eliminarla para sustituirla por procesos innovadores con uso de tecnología. Pero esa… es otra historia.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *