A la carta
El gobierno de Claudia Sheinbaum ha pasado de querer parecer un firme defensor de la soberanía nacional a responder sumisa y sumariamente a las exigencias de Donald Trump, quien, con su habilidad para la negociación, ha convertido a México en una pieza más de su ajedrez político. Y no es para menos: ha aquietado a Putin, trae nerviosos a los líderes europeos, ya dobló a Ucrania y, porque no, a sus dos vecinos y socios en el T-MEC.
LA EXTRADICIÓN
El último episodio de esta rendición fue la reciente y sorpresiva entrega de más de 20 narcotraficantes con solicitud de extradición, una medida que difícilmente puede atribuirse a la voluntad del gobierno mexicano. Por cierto un día antes de que casi todo el gabinete, empezando por el de seguridad se reuniera en Washington con los emisarios de Trump. Más bien, parece una concesión desesperada en un tablero donde las cartas las reparte Washington. Sheinbaum sabe que los aranceles provocarían un golpe letal a millones de empleos en México y ya no habrá lana para seguir repartiendo a cambio de votos, como lo hacen ahora.
EL CANJE IMPOSIBLE
No vaya ser que se trate de un canje por Ismael «El Mayo» Zambada, una ficha demasiado valiosa para el gobierno de Trump, quien difícilmente cedería un trofeo de esa magnitud a México en las actuales circunstancias. Con toda la información de que dispone el aparato de inteligencia norteamericano, no andamos como para andar de exigentes. Tras 40 años de historia delictiva, tuvieron que “sustraerlo” de alguna manera porque en México, de plano, no le iban a hacer nada al igual que a muchos mafiosos que se pasean como Juan por su casa gracias a los abrazos. No sería la primera vez que los estadounidenses se quedan con los grandes capos. A cambio, ¿qué obtiene México? Nada más que apapachos de Trump, como si la presidenta de México fuera su mascota favorita.
AMENAZAS ARANCELARIAS Y PRESIONES INTERNAS
Ahora Trump ha anunciado que los aranceles “siempre sí” van, pero a partir de abril y con un esquema diferenciado. Esta postergando nuestra agonia para seguir negociando con todo el terreno a su favor. México sigue en la cuerda floja, ajustando sus políticas conforme a los dictados de la Casa Blanca. Mientras tanto, Claudia Sheinbaum enfrenta no solo la presión externa, sino también una guerra interna en Morena, donde la grilla y la disputa por el poder ya son evidentes. A esto se suma la intromisión del expresidente López Obrador, quien no deja de operar políticamente desde el país de nunca jamás. La verdad es que no lo merece, la mandaron a la guerra sin fusil y mientras ellos, velan sus armas. La presidenta no solo debe responder a los caprichos de Trump, sino también a los de su propio partido y de su antecesor, que le heredó una reforma judicial que ha derivado en un completo desaseo. Otra rayita más al tigre y una falla que alcanzó a señalar el ex embajador norteamericano Ken Salazar como una señal ominosa que generaría descofianza entre los inversionistas.
EL EXIGENTE MENÚ
Y la carta de peticiones no para ahí, el comensal es exigente. Ahora presiona para que México imponga aranceles a China, un movimiento que podría salirnos más caro de lo que parece. China nos vende mucho más de lo que nosotros le vendemos, y la incapacidad de supervisar los miles de contenedores que llegan diariamente por vía marítima solo favorece el ingreso masivo de productos sin control y, entre ellos, el fentanilo. En otras palabras, México se arriesga a tensar relaciones con un socio comercial poderoso sin tener la capacidad real de hacer cumplir las nuevas reglas. En una de esas, nos quedamos como el perro de las dos tortas.
A LA DERIVA
México va a la deriva y sin contrapesos, al mismo tiempo sin dirección. Han subyugado al legislativo y al judicial. Una presidenta que tiene, en apariencia, todo el poder, pero que no sabe ejercerlo. No tiene la misma vena autoritaria que su predecesor, y eso refleja fragilidad. La oposición dentro de México es nula. Las únicas voces críticas son aisladas, como la del empresario Ricardo Salinas Pliego, la senadora Lili Téllez o el excandidato presidencial Ricardo Anaya. Morena no enfrenta resistencia externa, solo sus propios conflictos internos, los cuales han derivado en una red de intereses desbordados, con implicaciones que recuerdan más a la Cosa Nostra italiana que a un partido político.
SOBERANÍA A LA CARTA
Pero el verdadero peligro es otro: con la información privilegiada que los cárteles están proporcionando al gobierno de Estados Unidos, México podría quedar completamente a merced de los intereses norteamericanos. No sería la primera vez que nuestra soberanía se vende al mejor postor. La historia está plagada de ejemplos, como cuando el embajador estadounidense Henry Lane Wilson fue pieza clave en el golpe contra Francisco I. Madero, facilitando la llegada de Victoriano Huerta con el reconocimiento inmediato de once países. O la injerencia norteamericana en la Guerra de Reforma, cuando la masonería estadounidense apoyó a los liberales y facilitó que un buque de guerra atacara a las fragatas conservadoras que intentaban cercar a Benito Juárez en el puerto de Veracruz. El paso del norte ahora es la ciudad de Juárez y es así porque los gringos le ofrecieron su cobijo para dar unos cuantos pasos y ponerse a salvo con ellos. Y ya sabemos que nada es gratis con ellos. A cambio ofrecimos a perpetuidad el itsmo de Tehuantepec en el tratado Mc Lean Ocampo cosa que no prosperó por el rechazo del congreso mexi.. ESTADOUNIDENSE.
PEÓN EN EL AJEDREZ
Duele decir que México ha sido utilizado como el peón —de un ajedréz— en la geopolítica de Estados Unidos. Lo preocupante es que estamos repitiendo la historia, pero con la agravante de que no hay una oposición fuerte ni liderazgos capaces de revertir tal decadencia. A los Noroñas y toda es bola de forajidos no les importa echarlo todo a perder mientras se mantengan en el poder. Lo que estamos viendo es un menú a la carta, donde las órdenes vienen de Washington y México solo puede elegir cómo prefiere servir siempre que sea rápido… Flojitos y coopelando.