El turismo en vilo
Hace unos días fui a Puerto Arista, el principal destino de playa en Chiapas, y confirmé con tristeza que sigue igual o incluso peor que hace quince años, cuando me tocó recorrerlo de pe a pa como secretario de Turismo y conocer a fondo sus problemáticas. Las carencias siguen siendo las de siempre. No hay subestación eléctrica de CFE, a pesar de que los establecimientos siguen creciendo y la demanda aumenta. Cada que llueve son comunes los apagones. Tampoco se da tratamiento a las aguas negras, que se depositan en fosas sépticas, pero que a través de filtraciones en el subsuelo van a dar al mar. La clínica del puerto está en condiciones precarias y no hay ambulancias ni equipo necesario para atender emergencias. No hay botes de basura en la playa, pero tampoco en el camellón principal, ni un sistema eficiente de mantenimiento para la jardinería y la iluminación.
En fin, prevalece el retraso y el desorden. Y no lo digo con nostalgia, sino con preocupación: la anarquía en el uso del espacio público, la falta de regulación, la precariedad de los servicios y el abandono institucional parecen haberse vuelto parte de nuestra cultura. Nos hemos acostumbrado, y eso es, quizás, lo más grave. Las inversiones privadas en algunos hoteles han desarrollado alternativas con mejores estándares, pero el entorno sigue siendo la precariedad. Solo que no nos atrevemos a dar el salto para convertirlo en un verdadero destino de playa.
SIN ORDEN, SIN SEGURIDAD
En la playa circulan cuatrimotos, autos y camionetas como si fuera carretera. No hay reglamento, no hay señales, no hay vigilancia. Lo peor: los vehículos son usados por menores de edad sin experiencia y a toda velocidad, sin casco, sin supervisión, entre cientos de bañistas que llegan con sus familias. No hay zonas restringidas para la circulación. Un accidente grave es cuestión de tiempo, y cuando ocurra, nos llevaremos las manos a la cabeza como si fuera una sorpresa.
Sí, se pavimentó y remodeló el acceso principal al inicio de este gobierno, y se anuncian inversiones futuras para mejorar la imagen del puerto. Pero la cultura cívica no se compra con concreto. Se construye con reglas, con educación, con responsabilidad.
LA MISMA BASURA DE SIEMPRE
Otro caso digno de vergüenza es el Cañón del Sumidero, que durante décadas ha sido nuestra postal turística más conocida. Pues bien, en pleno periodo vacacional, el famoso “tapón” vuelve a acumular cientos de toneladas de basura flotante. A pesar de los esfuerzos que se hacen cada año, la escena sigue siendo lamentable: plásticos, ramas, residuos de todo tipo flotando frente a los turistas, como si fuese parte del atractivo. Y eso sin contar el estado deplorable de los miradores: en el de La Atalaya no hay luz, no hay agua, y los baños, por lo mismo, no pueden ser aseados, por lo que no están disponibles al público. Se hace media hora en subir y media en bajar, y a eso hay que sumar la estancia. Bueno sería que el gobernador se diera una vuelta para confirmar la falta de servicios, el abandono y la precariedad en que lo tiene la CONANP, cuyo titular es un fuereño al que poco o nada le importa.
Se habla de un proyecto de rehabilitación de los miradores… pero eso se ha dicho desde hace sexenios. Mientras tanto, la primera impresión que se llevan quienes nos visitan no es la mejor, y es apenas la primera escala. El recorrido del cañón y la visita a sus miradores es, por lo regular, la primera impresión que se llevan los turistas de Chiapas, y no parece un buen augurio, porque, a pesar de nuestras maravillas, los que quedamos mal somos los chiapanecos, por nuestra indiferencia y desapego para cuidarlas y mantenerlas en buen estado.
Hace años sugerí adquirir un equipo especializado y suficiente para limpiar el cañón, pero desconozco la suerte que ha seguido. El anterior gobernador, que en el tema de seguridad nunca informaba nada, iba a cada rato a presumir que el cañón se limpiaba, pero el problema es recurrente y requiere de una solución a fondo y definitiva, así como una autoridad responsable que informe y dé la cara, porque además de turístico, es un problema ambiental.
SAN CRISTÓBAL, LA JOYA OPACADA
Y qué decir de San Cristóbal de Las Casas, considerado por muchos como la joya de la corona turística en Chiapas. Sus calles coloniales son un tesoro histórico, pero lo hemos llenado de postes con instalaciones desordenadas, cables colgantes que asemejan un tendedero y afean terriblemente el entorno. Ya ni hablar de los grafitis en fachadas de casas coloniales, a los que nos hemos acostumbrado, pero no los turistas. La jardinería brilla por su ausencia, los andadores lucen sucios a ciertas horas y la iluminación es deficiente. Todo eso en un sitio que podría competir con los destinos turísticos más visitados del país. Nos llenamos la boca proclamando que el turismo es el motor de desarrollo, pero no cuidamos lo básico. ¿Cómo atraer al visitante si no somos capaces de respetar nuestra propia casa?
CULPA DE MUCHOS
Hago esta crítica desde el reconocimiento y el afecto por quienes hoy encabezan los esfuerzos turísticos del estado. Conozco al subsecretario, mi amigo Segundo Guillén, empresario comprometido, que se ha hecho cargo de la promoción turística con profesionalismo y visión. Desde su participación como líder empresarial no dudó en señalar lo que estaba mal, pero ahora le toca ser el torero. También aprecio a Maru Culebro, la joven secretaria del ramo, empresaria turística, conocedora de las necesidades del sector. Sé que tienen buenas intenciones. La pregunta es: ¿están recibiendo el respaldo necesario? ¿Tienen margen de acción? ¿O están atrapados en la misma burocracia que todo lo diluye? Y esto lo digo porque no todo recae en la Secretaría de Turismo. Hay otras instancias federales, estatales y, sobre todo, las municipales, que no están haciendo su tarea. Lo mismo pasa con el gremio turístico y la sociedad en general. El asunto es tarea de todos.
COORDINACIÓN
El coordinador del gabinete, mi tocayo el licenciado Gómez Aranda, bien podría organizar una mesa interinstitucional para que a cada instancia se le asigne la tarea que le corresponde. Por lo que toca a Eduardo, nuestro gobernador, no tengo duda de sus intenciones, pero, al paso que va, tendrá —en mi opinión— que tomar mejores decisiones, incluso con los ajustes que tenga que hacer a su equipo de trabajo. Los colaboradores se pueden ir por donde vinieron, pero quien asumirá el juicio de la historia de los gobernados solo será el gobernante.
LAS COSAS COMO SON
En Chiapas no basta con hacer spots bonitos. Si no hay baños limpios, si no hay orden, si no hay mantenimiento, si no hay civismo, no hay turismo que prospere. Seguimos vendiendo una mercancía que por lo mismo se abarata. Y mientras no digamos las cosas como son, no habrá cambio posible. Este llamado no es para criticar, sino para sembrar conciencia. Porque, cuando uno ama esta tierra y la ha recorrido, duele ver cómo se desperdicia su potencial. Todavía estamos a tiempo de hacer las cosas bien. Pero hay que empezar ya.