A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

La distancia entre el discurso y los hechos

Morena ha publicado sus “100 postulados morenistas”, un catecismo político que promete virtudes cívicas, ética pública y una transformación pacífica del país. Sobre el papel, parecen inspirados en la Cartilla Moral de Alfonso Reyes y en los valores que AMLO repite como mantra: no mentir, no robar, no traicionar. El problema —y es aquí donde la realidad muerde— es que lo que el partido dice ser y lo que hace dista tanto como ver a Noroña de vacaciones en La Habana.

LA ÉTICA QUE SE QUEDÓ EN EL PAPEL

Postulados como “el poder debe ejercerse con humildad” o “la austeridad es un principio” contrastan con la evidencia de un gobierno que se ha rodeado de incondicionales y familiares en cargos clave, ha repartido contratos a discreción y ha gastado miles de millones en proyectos cuestionables. Se predica transparencia mientras se reserva información pública durante años. Se proclama que el pueblo se equivoca menos que los políticos, pero se gobierna a base de consultas amañadas o de plano ignorando la ley.

EL “NO MENTIR” ENTRE PROPAGANDA Y NARRATIVA OFICIAL

Uno de los pilares morenistas es no mentir. Sin embargo, la estrategia comunicacional de la 4T ha sido moldear la verdad para ajustarla al relato oficial. Datos económicos maquillados, cifras de seguridad cuestionadas y un culto al líder que pretende convertir cada conferencia matutina en la única versión de la realidad. No es que falte información; sobra propaganda.

LA POBREZA COMO HERRAMIENTA POLÍTICA

El postulado 100 afirma que “la pobreza no deriva de la raza ni del destino, sino de la injusticia y opresión”. Es cierto. Lo que no se dice es que, en estos años, los programas sociales no han logrado sacar a millones de mexicanos de la pobreza; más bien han consolidado una base clientelar que depende del gobierno para subsistir. Se combate la miseria con transferencias directas, pero no con empleo formal, inversión o crecimiento económico sostenido.

EL PUEBLO ORGANIZADO… BAJO CONTROL

Morena habla de un pueblo organizado que salva a la nación. En la práctica, ese pueblo se organiza solo bajo las reglas del partido. Los movimientos sociales independientes son ignorados o desacreditados, y la disidencia interna se castiga. El “convencer, no vencer” suena a diálogo; la realidad es que la maquinaria electoral del partido opera para ganar a toda costa, sin importar la limpieza del proceso.

ENTRE EL IDEALISMO Y EL PODER

Los 100 postulados morenistas son un espejo que devuelve un reflejo distorsionado: el de un partido que, mientras se dice distinto, reproduce las viejas prácticas del poder. Como manual de buenas intenciones, funciona. Como diagnóstico de la realidad política del país, es un ejemplo perfecto de la brecha entre el idealismo que se predica y el pragmatismo con el que se gobierna.
En política, la coherencia no se declama: se demuestra. Y ahí, Morena reprueba.

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