Gasolineras turísticas: el viaje empieza en la primera parada
Las gasolineras son por definición puntos de tránsito obligado. Ahí paramos para cargar combustible, ir al baño o comprar algo rápido. En los destinos turísticos de Chiapas, esas paradas podrían ser mucho más que un trámite: una primera ventana a la identidad local. Sin embargo, lo que tenemos hoy en la mayoría de los casos son tiendas que replican el mismo modelo frío y estandarizado de cualquier Oxxo. El resultado es consumo anónimo, productos chatarra y una fuga de recursos que poco o nada deja en la economía local.
UNA OPORTUNIDAD DESPERDICIADA
Las estaciones de servicio suelen contar con locales anexos o espacios que se han convertido en minisúpers de conveniencia. Pero en vez de aprovechar ese flujo constante de viajeros, se han limitado a repetir la fórmula corporativa. Lo que podría ser un escaparate de café de altura, textiles, cacao o miel chiapaneca termina siendo un anaquel más de frituras importadas y refrescos globales. En destinos turísticos esto es doblemente contradictorio: los visitantes buscan experiencias auténticas y lo primero que encuentran es un clon de lo que hay en cualquier ciudad.
DE PUNTO DE TRÁNSITO A PUNTO DE EXPERIENCIA
La propuesta es clara: transformar las tiendas de conveniencia ligadas a gasolineras en tiendas turísticas locales. Espacios donde el viajero no solo compre agua o gasolina, sino que reciba información turística básica, mapas descargables vía QR, recomendaciones de seguridad, calendario de festividades y contactos de guías acreditados. A un lado, un módulo con productos regionales certificados: un paquete con café de altura, chocolate artesanal y miel local puede convertirse en souvenir práctico.
SEÑALÉTICA QUE GUÍA EL CAMINO
Además, las estaciones deberían contar con mapas turísticos bajo el modelo clásico de “Usted está aquí”, señalando con claridad las distancias a los diferentes atractivos cercanos: cascadas, zonas arqueológicas, pueblos mágicos, playas o miradores. Esa señalética no solo orienta, también invita a descubrir, convirtiendo la gasolinera en un punto de información confiable que despierta el interés del visitante por explorar más.
UN MODELO ORGANIZATIVO A LA ITALIANA
Para que este esquema funcione no basta con la buena voluntad de los gasolineros ni con el entusiasmo de los productores. Se requiere un modelo cooperativo sólido, similar al de Conad en Italia, donde miles de pequeños comercios se agrupan en una red que centraliza la logística, la marca y los estándares de calidad, pero deja a cada tienda autonomía en su operación. En este esquema, una central de acopio y distribución recogería café, miel, cacao, textiles y demás productos locales, garantizando abasto constante. La marca paraguas ofrecería identidad homogénea en diseño, señalética, empaques y estándares de atención al cliente. Cada estación adaptaría su oferta según la región, dando protagonismo a sus productores y tradiciones. De esa manera se asegura que el turista encuentre siempre un producto bien presentado y confiable sin perder el sabor local.
CIRCUITO CULTURAL Y ECONÓMICO
Imaginemos la carretera de Tuxtla hacia Comitán, con gasolineras que ofrecen quesos, café, diversos productos regionales y rutas de lagos y cascadas. O el tramo hacia Palenque, con información arqueológica, venta de textiles, miel y embutidos de la región. Y en la ruta de Tuxtla a la Costa, estaciones que ofrecen tamales, quesos únicos como los de Chiapas, dulces tradicionales y bebidas regionales. De ser simples puntos de tránsito, las gasolineras pasarían a ser embajadas culturales en miniatura.
UNA FRANQUICIA SOCIAL
El modelo no requiere inventar nada imposible. Basta con articular una asociación tripartita: los gasolineros ponen el local y el flujo, los productores locales aportan sus productos y las autoridades turísticas garantizan capacitación, señalización y respaldo institucional. Con una central cooperativa al estilo Conad, el sistema asegura calidad, volumen y competitividad. Así, cada parada se vuelve experiencia y cada compra, un acto de apoyo a la economía local.
EL VIAJE COMIENZA EN LA GASOLINERA
La paradoja es que los turistas vienen buscando lo que somos y lo primero que encuentran es lo que hay en todas partes. Si queremos que el turismo deje derrama real y memorable, tenemos que empezar desde lo elemental: la gasolinera donde el visitante hace su primera parada. El viaje, en realidad, comienza ahí.
¡Soñar no cuesta nada!