El 17 de octubre se cumplieron 67 años de que en México las mujeres conquistaron el sufragio
Anayeli García Martínez / Cimac Noticias
Ciudad de México. El trabajo de las mujeres por participar en la vida política del país tuvo su primer gran logro el 17 de octubre de 1953, cuando en México se promulgó el derecho al sufragio femenino, y el más reciente fue en septiembre de 2019, fecha en que la diputada del Partido Acción Nacional (PAN), Laura Angélica Rojas Hernández y la senadora de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Mónica Fernández Balboa, se convirtieron, de manera simultánea, en las presidentas de la Cámara de Diputados y del Senado, respectivamente.
La imagen de ambas políticas al frente del Congreso sintetizó el logro de la paridad. Aunque ellas lideraron las cámaras solo durante un año (septiembre 2019-septiembre de 2020), lo hicieron en la Legislatura de la Paridad de Género, autodenominada así porque tras las elecciones del 1 de julio de 2018 las mujeres ocuparon 49.2 por ciento de las senadurías y 48.2 por ciento de las diputaciones federales. Una instantánea más que marcó esta Legislatura fue ver a Laura Angélica Rojas entregando el poder de la Mesa Directiva a la diputada Dulce María Sauri Riancho, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Hace dos años consiguieron ocupar la mitad de los órganos legislativos, con 241 de las 500 curules en San Lázaro y 63 de los 128 lugares disponibles en el edificio de Reforma, pero en el desempeño de su encargo siguen esquivando las trampas impuestas por la cultura patriarcal. Las mujeres han aprendido el juego político y aunque pierden cuando presentan iniciativas de reforma que terminan en la congeladora o aparecen como oradoras sin ser escuchadas, siguen avanzado en su desempeño legislativo.
En los dos primeros años de trabajo destacan los 12 decretos a favor de las mujeres pero los obstáculos no se pueden ocultar. Esta es una de las primeras impresiones de académicas y expertas en participación política quienes, consultadas por Cimacnoticias, hicieron un balance favorable en torno al desempeño de las legisladoras que arrancaron funciones en 2018 y cuyo encargo concluirá en 2021, en el caso de las diputadas federales, y 2024 para las senadoras.
Las legisladoras llegaron a aprender, utilizar y cambiar las reglas del juego en un parlamento organizado y dominado por hombres. Cuando las mujeres llegan a los poderes legislativos, entran en un terreno donde los hombres definen los procedimientos de trabajo según su conveniencia, es decir, las mujeres irrumpen en espacios masculinos, como explica una investigación auspiciada en 2002 por la organización Idea International, denominada «Mujeres en el parlamento: Más allá de los números».
Las expertas dicen que es muy pronto para decir si las interrumpen más o si hablan menos ante tribuna porque hacen falta estudios metodológicos al respecto, pero por ahora se nota que están presenten, que dirigen reuniones, toman las palabra en discusiones de relevancia nacional, se les comisionan tareas de relevancia ante congresos otros países o en reuniones de alto nivel.
Del derecho al voto, a ser votada y ejercer el poder
El movimiento sufragista que se consolidó hace 67 años dio paso a otra movilización, una cuyo principal objetivo ya no era el derecho a elegir a los gobernantes sino garantizar que las mujeres estuvieran en los lugares donde se toman las decisiones. Sin embargo, todavía falta constatar que la presencia de las mujeres haya transformado al parlamento mexicano y que lograron ejercer el poder al participar en la definición y aprobación de las agendas legislativas.
Lo primero que destaca las investigadora del Instituto Belisario Domínguez del Senado, Lorena Vázquez Correa; del Programa Interdisciplinario de Estudios de Género, de El Colegio de México, Sarah Cerna Villagra; y la socióloga de la Universidad Autónoma Metropolitana, Esperanza Palma Cabrera, es que no se puede dejar de lado el avance cualitativo ni que México sea referente en cuanto a participación política de las mujeres.
No obstante, políticas y académicas reconocen los retos. El Proyecto #MujeresPolíticas: la participación y representación política de las mujeres en México (1990-2016), coordinado por la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Flavia Freidenberg, adelantaba que las mexicanas enfrentan obstáculos para ejercer los cargos para los cuales son electas o designadas. Aunque la investigación no analiza el desempeño legislativo, deja ver que entre las barreras están las creencias de que las mujeres son menos capaces para gobernar y factores estructurales como la carga de cuidados y los roles tradicionales que limitan que se dediquen de manera plena a la política.
Al revisar el trabajo de las legisladoras mexicanas se observa que estar en el Congreso les permitió subir a la tribuna y presentar propuestas de reformas y de nuevas leyes. Por ejemplo, solo en el mes de septiembre de 2018, en la Cámara de Diputados, se presentaron 134 iniciativas. Las mujeres participaron como autoras en la elaboración de 51 de ellas, es decir, en 38 por ciento de las propuestas. Sin embargo, de las cinco iniciativas que salieron a la luz ese mes para reformar leyes y que completaron el proceso de ser aprobados en las dos Cámaras, sólo una fue presentada por una mujer.
En ese momento las propuestas que avanzaron fueron para expedir la Ley de Austeridad Republicana y cuatro reformas: a la Ley Federal del Trabajo, en materia sindical; a Ley General de Cultura Física y Deporte, sobre prevención de adicciones; a la Ley Orgánica del Congreso General, para reducir el número de Comisiones; y a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de revocación de mandato. Ésta ultima fue presentada por una diputada, Merara Villegas Sánchez, de Morena.
En la reforma sobre revocación de mandato también participaron otras mujeres que a lo largo del primer periodo ordinario de sesiones presentaron sus propuestas. Ellas fueron la diputada Mary Carmen Bernal Martínez, del Partido del Trabajo (PT); Dolores Padierna Luna, de Morena y María Alemán Muñiz Castillo, del PRI. Si bien también hubo diputados que promovieron este cambio constitucional, las mujeres demostraron interés en hacer escuchar sus ideas en la materia.
En el caso del Senado, durante el mismo mes de septiembre de 2018 se presentaron 89 iniciativas, de las cuales en 56 hubo participación de mujeres. De estas propuestas, las legisladoras estuvieron activas en aquellas que prosperaron como la reforma a la Constitución federal para ampliar la prisión preventiva oficiosa, la de crear la Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República y la de instaurar la paridad de género en los tres poderes y en los tres órdenes de gobierno, en este ultimo tema se presentaron cuatro propuestas más en ese periodo de sesiones.
Un reporte realizado por Buró Parlamentario, agrupación especializada en el análisis del Congreso, encontró que de las 4 mil 312 iniciativas presentadas ante la Cámara de Diputaos entre septiembre de 2019 y mayo de 2020, 571, es decir, 13.2 por ciento tuvo un enfoque de género, mientras que en el Senado se presentaron 2 mil 483 iniciativas, de las cuales 453 estuvieron relacionadas con este tema, es decir, 18.2 por ciento. Sin embargo no todas se aprobaron.
Aunque diputadas y senadoras son activas y presentan propuestas en diversas áreas de las políticas públicas, incluso relacionadas con los derechos de las mujeres, hay que tomar en cuenta que no todas se aprueban porque en el juego parlamentario hay reglas establecidas y códigos y prácticas no escritas, la mayoría en función de las necesidades de las bancadas partidistas. Por ejemplo, expone la maestra en Estudios Sociales, Lorena Vázquez Correa, se privilegia la agenda del partido, los tiempos para hablar en tribuna se distribuyen por bancadas, la negociación de las votaciones las hacen los coordinadores de los grupos parlamentarios y los líderes deciden quiénes presentan posicionamiento en los debates de mayor relevancia.
La política todavía se juega desde una visión masculina, agregó la politóloga Sarah Cerna Villagra, quien señaló que en un parlamento como el mexicano persiste la idea de imponerse sobre el otro y violencias simbólicas como callar a una diputada en plena sesión, tomar decisiones en espacios donde ellas no están presentes, exigirles el doble de resultados que sus pares hombres y cuestionar su capacidad y trayectoria, aun cuando la historia muestra que los diputados pueden ejercer el poder sin contar con estas virtudes.
¿Dónde están las mujeres?
La Cámara de Diputados no sólo es la legislatura de la paridad, también es la primera donde, por orden de las autoridades electorales, los partidos políticos estuvieron obligados a postular a las diputaciones a personas indígenas en 13 distritos electorales. Como resultado, fueron electos 10 hombres y tres mujeres indígenas. En esta Legislatura, la mayoría en ambas Cámaras es de Morena, el partido en el poder y el mas joven de la arena política.
En opinión de la doctora en Ciencia Política, Sarah Cerna, un cambio positivo y visible es que a partir de la nueva conformación del Congreso se diversificaron las voces: hay personas jóvenes e indígenas, lo que se traduce en nuevas reivindicaciones. Ellas vienen a incorporar otros temas y no todos son sobre igualdad de género, también hay interés por la niñez, las personas de la tercera edad o que viven en condiciones económicas desfavorables, migración o seguridad. Los nuevos perfiles, aseguró, llegan a ocupar espacios y ser voces protagónicas.
Así, llegaron mujeres sin experiencia política, pero también con trabajo partidista, parlamentario o en la administración pública como Dulce María Sauri Riancho, Dolores Padierna Luna, Adriana Dávila Fernández, Martha Elena Garcia Hernández, Marcela Torres Peimbert, Lucero Saldaña o Ana Lilia Herrera. En el Senado destacó la presencia de excandidatas presidenciales y exsecretarias de Estado como Ifigenia Martínez Hernández, Xóchitl Gálvez Ruiz, Josefina Vázquez Mota, Beatriz Elena Paredes Rangel, Claudia Ruiz Massieu Salinas y Patricia Mercado.
Están estas mujeres conocidas y otras cuyas opiniones pocas veces se ven en los medios. Para analizar el desempeño de la Legislatura de la Cámara de Diputados, la agrupación Buró Parlamentario diseñó el «Score de Involucramiento Parlamentario» donde evalúa iniciativas, puntos de acuerdo y votaciones. De los cinco legisladores mejor evaluados dos fueron mujeres, las diputadas Dulce María Méndez de la Luz Dauzón, de Movimiento Ciudadano y Ana Lilia Herrera Anzaldo, del PRI.
El reporte también indica que si se considera a las cinco personas con mayor porcentaje de productividad de cada una de las ocho bancadas. Según esta escala las mujeres tienden a involucrarse en el trabajo parlamentario. De los 40 primeros lugares con mejor desempeño, las mujeres ocupan 24. En el caso del PRI el top cinco es ocupado por cinco mujeres; en el PRD y Movimiento Ciudadano son cuatro; en el PAN y PT son tres; en Morena y el PES son dos y en el Verde solo una mujer estuvo entre los cinco lugares destacados de su bancada.
Interés por la agenda de la igualdad
La académica del Departamento de Sociología de la UNAM, Esperanza Palma, señaló que las mujeres como los hombres legislan en muchas materias, pero en esta ocasión diputadas y senadoras consiguieron avances importantes en la agenda por la igualdad: la reforma para garantizar la paridad en todo, tipificar la violencia política de género, establecer seguridad social para trabajadoras del hogar y expedir la Ley de Amnistía para mujeres acusadas del delito de aborto o por transportar pequeñas cantidades de drogas, por señalar algunas de gran trascendencia.
Si como lo dice el reporte de Buró Parlamentario, entre septiembre de 2019 y mayo de 2020 se presentaron 571 iniciativas con enfoque de género, una investigación publicada por el Instituto Belisario Domínguez muestra resultados aún más favorables: la aprobación de 93 decretos (entre el 1 de septiembre de 2018 y el 1 de julio de 2020), de los cuales 12 fueron en favor de los derechos de las mujeres.
Lorena Vázquez Correa, encargada de la investigación que se realizó en el Senado, explicó que el discurso de la 64 Legislatura, de legislar para la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, se convirtió en acciones concretas y en resultados. Por ejemplo, aseguró que aunque 12 decretos parece un número pequeño, es una cantidad importante porque se trata del segundo tema de interés del Congreso, solo por atrás de los asuntos económicos y fiscales (con 19 decretos) y de los de seguridad pública (12 decretos).
En general las y los legisladores presentan una gran cantidad de propuestas, pero muy pocas se aprueban. Vázquez Correa señaló que hay sesiones donde en una Cámara se presentan más de 100 iniciativas. La producción legislativa es muy grande, pero no todo se convierte en cambios legales. El éxito de una propuesta depende de varios factores: interés público, que esté en la agenda parlamentaria, negociar con los partidos políticos y, en opinión de la experta, en el caso de las propuestas de género también ayudó que fueran respaldadas por la sociedad civil organizada.
Si algo han logrado las políticas es allanar el camino para las mujeres que vienen atrás con la aspiración de ocupar cargos públicos. Así consiguieron que el 6 de junio de 2019 se publicara en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la reforma a nueve artículos de la Constitución federal en materia de paridad en los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y en organismos autónomos.
Sarah Cerna acotó que los cambios son de largo alcance y hay temas que son tabú como la despenalización del aborto y los derechos sobre el cuerpo de las mujeres. Desde su punto de vista existe un movimiento conservador en contra de la igualdad de género y también hay obstáculos porque la agenda por los derechos de las mujeres trastoca al poder. «Se avanzan dos pasos y se retrocede uno. Esto es de largo alcance», aseguró.
El deber es responder a un partido político
En el Congreso las mujeres se van abriendo paso para que las decisiones y las negociaciones no estén denominadas por los hombres. De las ocho fuerzas políticas en San Lázaro, hay una coordinadora, Verónica Beatriz Juárez Piña en el Partido de la Revolución Democrática (PRD). En el Senado son dos: Geovanna del Carmen Bañuelos de la Torre, en el PT y Sasil de León Villard, en el Partido Encuentro Social (PES).
Las y los coordinadores son quienes están en la Junta de Coordinación Política, el espacio más importante en la toma de decisiones al interior del Congreso y el lugar donde se acuerdan los temas que pasan al pleno. Además, la actual Legislatura en la Cámara de Diputados inició con 46 comisiones ordinarias de trabajo, de las cuales 20 fueron encabezadas por mujeres, es decir, casi 50 por ciento. En el caso del Senado, las mujeres lideraron 22 de las 46 comisiones ordinarias.
Esperanza Palma, quien se ha especializado en procesos de representación política, afirmó que la presencia de las mujeres como parlamentarias es notoria, ocupan lugares relevantes y se están empoderando. Un salto cualitativo, dijo, es el número de presidentas de Comisiones, órganos donde se discuten las reformas, y aunque no todas son de la misma relevancia, las mujeres ya no sólo presiden aquellas relacionadas con Derechos de la Niñez o Protección de la Familia, también están al frente de las de Relaciones Exteriores, Desarrollo Metropolitano, Hacienda o Gobernación.
Aun faltan estudios para indagar cómo cambió el cabildeó en el Congreso, si las negociaciones se hacen con menos frecuencia fuera del recinto legislativo o en horarios nocturnos, pero para Palma Cabrera ya es importante saber que cuando se tienen mas mujeres en el Congreso se va formando algo que se llama «masa crítica» y eso provoca que haya mas mujeres en posiciones de decisión y que se les permita tener incidencia en las negociaciones.
Hay que tomar en cuenta, agregó, que las mujeres legisladoras pertenecen a partidos políticos, eso hace que tengan diferencias políticas y pertenecer al partido mayoritario, en este caso Morena, les da más poder, más redes y más capacidad de negociación que pertenecer a un partido minoritario. «El trabajo y posicionamiento de las parlamentarias está atravesado por la pertenencia a un partido político».
Cerca de 50 por ciento de las comisiones en ambas Cámaras son presididas por Morena, un partido con disciplina a la hora de votar, pues a pesar de algunas excepciones, votan en bloque, una práctica política común cuando una bancada es mayoría y quiere sacar avante una reforma. Esperanza Palma dijo que las legisladoras como los legisladores hombres, antes que nada, son parte de un partido, representan y defienden una agenda partidista y al ser electas en un distrito, en una entidad, deben llevar ciertos temas al Congreso, además de presentar las propuestas que son de su interés.
En los partidos hay manifestaciones a favor de compartir el poder con las mujeres pero también hay reticencias. En el caso de Morena, por ejemplo, explicó la académica, se tuvo que repetir el proceso y replantear las reglas para elegir a la nueva dirigencia del partido porque no estaban cumpliendo la paridad. «Hay mujeres pero la verdad es que siguen siendo espacios muy dominados por liderazgos masculinos, hay culturas patriarcales» .
Las especialistas coincidieron que aun con resistencias, los hombres han sido aliados de las mujeres, con sus votos se lograron la aprobación de los 12 decretos, entre ellos para legislar la paridad en los tres poderes de gobierno y definir la violencia política en la ley. Sarah Cerna destacó que para abrir puertas a las mujeres dentro de los partidos es necesaria la capacitación en perspectiva de género, de Derechos Humanos y discriminación, a fin de que los políticos arropen a sus compañeras militantes y no sean los que les pongan obstáculos.
Crear alianzas, un estilo de legislar
Cuando la diputada Laura Angélica Rojas Hernández encabezó la Cámara de Diputados, un grupo de legisladoras, en su mayoría definidas como feministas, decidieron juntarse para crear un grupo que funcionara como bancada partidista y trabajar en contra de las violencias y el feminicidio, reducir y eliminar la brecha salarial entre mujeres y hombres y supervisar el presupuesto para la igualdad de género. Así nació el Grupo Plural por la Igualdad Sustantiva.
Si bien después de 2014, cuando se instauró la paridad en la Constitución, se comenzaron a ver acuerdos entre mujeres políticas, en esta ocasión la alianza fue visible: el Grupo se planteó una agenda que se fue desahogando en reuniones públicas de trabajo entre las participantes, agrupaciones de la sociedad civil e invitados con carácter de secretarios de Estado como el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero o el titular de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez. Además el timón de esta «bancada» informal lo llevó la presidenta de la Mesa Directiva, Laura Angélica Rojas.
En un año (2019-2020) este Grupo, integrado también por presidentas de Comisiones de diversos partidos, impulsó la modificación de más de 80 leyes para establecer la paridad en órganos autónomos y en los Poderes Ejecutivos, Legislativos y Judiciales de los tres niveles de gobierno, incluyeron los conceptos de violencia digital y obstétrica en la ley, tipificaron la violencia política contra las mujeres y elevaron las sanciones por el delito de violencia familiar.
Otras propuestas impulsadas por el bloque feminista fue proponer a los congresos estatales un tipo penal de feminicidio homologado, sentar bases para cerrar la brecha salarial y para que nazca un sistema nacional de cuidados y hacer pronunciamientos públicos sobre diversos casos de violencia política contra mujeres políticas y respecto a los impactos diferenciados de la pandemia por COVID-19 y la crisis económica.
Lorena Vázquez dijo que es la primera vez que un grupo de diputadas abiertamente se une para actuar como si fueran bancada, aunque incluso ellas mismas dicen que lo hicieron con el apoyo de sus coordinadores. Para ellas las Comisiones no fueron suficientes para articular y encauzar la colaboración; el Grupo Plural dejó de lado las ideologías partidistas, promovió el cabildeo político con los hombres de sus grupos parlamentarios y se apoyó de los saberes de agrupaciones ciudadanas como la Red Mujeres en Plural y 5O+1.
En el Senado no existe un grupo similar, para la investigadora se nota la colaboración entre diputadas y senadoras. Sin este puente construido por las mujeres de ambas Cámaras no hubiera sido posible la reforma en materia de violencia política, añadió la investigadora. Desde 2012 que se presentó la primera iniciativa, en el Senado se aprobó una redacción, pero en la Cámara de Diputados se cambió, regresó al Senado y se modificó una vez más, por lo que tuvo que devolverse. El peloteo entre ambas cámaras duró ocho años hasta que llegó la actual Legislatura.
El 13 de abril de 2020 finalmente en el Diario Oficial de la Federación se publicó el decreto por el que se reforman y adicionan diversas leyes en materia de violencia política contra las mujeres en razón de género. De acuerdo con Vázquez Correa el logro se debe en parte a que el diálogo entre las parlamentarias fue más fluido que en años anteriores.
Las mujeres que en los últimos dos años han presidido la Mesa Directiva de ambas Cámaras, Laura Angélica Rojas, Mónica Fernández y Dulce María Sauri, quienes además obtuvieron el cargo en medio del jaloneo de los partidos y de los lideres de sus partidos, han asegurado en diferentes conversaciones públicas que la paridad numérica no es igualdad sustantiva por lo que consideran que es necesario trabajar por otras mujeres y arroparlas como ellas han sido cobijadas.
La experta en estudios legislativos con perspectiva de género, Sarah Cerna, sostiene que hay hombres que están colaborando con las mujeres porque hoy se trata de darle vuelta a las prácticas políticas, un cambio que se esta dando y que no es fácil ni gratuito. Ahora las legisladoras están convenciendo a sus compañeros de que la agenda por la igualdad beneficia a todas las personas. «Aunque —advierte— es muy difícil cambiar mentalidad y cultura, no todo es a fuerza de ley».
A decir de Lorena Vázquez las mujeres sí están transformado la manera de hacer política porque trabajan de forma diferente, no con los mecanismos tradicionales, lo cual no implica que sean mas virtuosas o que no tengan prácticas diferentes a las de los hombres, pero destacó que han logrado consensos entre ellas y sus grupos para aprobar reformas encaminadas a cambiar la distribución del poder entre mujeres y hombres.