Francisco Millán Velasco detalló que hace más de 10 años que no se cumplen los requisitos expuestos en el documento de donación
Redacción
[dropcap]F[/dropcap]rancisco Millán Velasco, sobrino y albacea de la señora Carmen Velasco Suárez, quien donó el terreno en donde se encuentra el Instituto Mexicano de Oftalmología Tropical, A.C. (IMOTAC), aclaró la información que se ha difundido y que carece de veracidad respecto a la desocupación de dicho predio de 31 mil metros cuadrados y el supuesto despojo de la señora Carmen Portillo del mismo.
Millán Velasco recordó que el IMOTAC fue fundado por el doctor Javier Torroella Bueno y registrado en la ciudad de México, luego de la donación altruista que la señora Carmen Velasco Suárez hiciera del terreno.
Precisó que el acta de donación establece que debe haber una asamblea general, un patronato, reuniones, un tesorero, un director general, información periódica, entre otros aspectos que desde hace más de 10 años no se cumplen, faltando así al espíritu que originó la donación.
«No existe ningún registro de los últimos 10 años, de una licencia de funcionamiento, registros de médicos especialistas que estén trabajando ahí, no se tiene una apoderado legal en la Secretaría de Salud, no hay nada», agregó.
En este sentido, señaló que el documento, que se realizó en el año de 1967 y del cual tenía conocimiento el doctor Torroella Bueno, indica claramente que al no cumplirse con los requisitos por los que fue dado el terreno, se extingue la donación y se debe cambiar a otra institución similar.
Aclaró que con ello no se busca incrementar el patrimonio de nadie, como se ha mencionado, incluso involucrando a la señora Leticia Coello de Velasco, sino continuar sirviendo al pueblo sancristobalense como en algún momento lo hizo el IMOTAC.
Detalló que el nuevo proyecto es el Hospital de la Luz, que también es oftalmológico y que tiene más de 100 años de experiencia en el ramo.
Respecto a la señora Carmen Portillo aclararon que fue notificada en tiempo y forma por medio del juzgado civil de San Cristóbal de Las Casas, y que estuvo de acuerdo en salir de manera pacífica, indicando incluso a donde se le enviarían sus bienes que se encontraban dentro del IMOTAC.
Asimismo, le fue manifestada la buena voluntad de que continúe viviendo en la parte trasera del predio o que se le compre una casa similar para que pueda vivir, así como otorgarle una pensión de por vida, con justo merito al trabajo que realizó.
