Acribillan a dos curas en Guerrero

En la madrugada del lunes, hombres armados tirotearon el coche en que viajaban los religiosos. Hay cuatro heridos, uno grave

Agencias

[dropcap]E[/dropcap]n los últimos cinco años han muerto asesinados 21 curas en México. Se trata de una cifra histórica, porque nunca antes habían caído tantos en tan poco tiempo, menos de seis años, lo que dura el mandato de un presidente. Durante el sexenio de Felipe Calderón (2006 – 2012), fueron 17. Los dos últimos, Germain Muñiz e Iván Añorve, murieron a balazos la pasada madrugada, en la carretera que comunica Taxco e Iguala, en el Estado de Guerrero. Cuatro personas resultaron heridas, una grave.
Se usan los números como si se integrara un parte de guerra: tantos muertos, tantos en tanto tiempo, sacerdotes, periodistas, médicos, abogados. El parte de una guerra que continua y que cada semana deja decenas de hombres y mujeres muertos en el país, adultos y menores de edad, cosidos a balazos, quemados, descuartizados. Hace unos días, en Chilapa, un pueblo a no mucha distancia de donde mataron a los sacerdotes, los cuerpos de siete personas aparecieron hechos pedazos, metidos en bolsas negras, junto al cauce de un río.
Esto en Guerrero, donde sólo en enero murieron asesinadas 138 personas, de acuerdo al Gobierno del Estado. Nada extraordinario, a la vista de la estadística delictiva que maneja el Gobierno de México. 2017 fue el año más violento en el país desde que se tienen registros, con 29.168 asesinatos. Sólo en Guerrero fueron 2.318.
Detrás de los muertos, rencillas entre bandas delictivas, venganzas personales, equivocaciones fatales. Aunque muchas veces ni siquiera se sabe. Detrás de los muertos, en todo caso, la impunidad. Según el Índice Global de Impunidad, que elabora la Universidad de Las Américas, con sede en Puebla, México es el campeón en este rubro de toda América.
En el caso de los sacerdotes se ignora el porqué. La fiscalía de Guerrero recaba datos y el vocero de seguridad del Estado, Roberto Álvarez, ha adelantado los primeros esta tarde. Los sacerdotes acudieron el domingo a una celebración a la comunidad de Juliantla, no muy lejos de Taxco. Era una fiesta por el día de la Candelaria. El lunes, de madrugada, emprendieron el camino de vuelta junto a otras personas, a bordo de una camioneta blanca. De repente, en la carretera, les interceptaron. Uno de los sobrevivientes ha declarado: «A la altura de una gasera, repentinamente un vehículo cerró el paso y de forma inmediata comenzaron a disparar, dándose a la fuga con rumbo desconocido».
Sobre los sacerdotes, Omar Sotelo, del Centro Católico Multimedial, cercano a la iglesia, añade: «Eran muy jóvenes los dos, uno era cantautor». Sotelo dice que la zona es complicada, «una zona minera, una zona de conflicto»

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