Por su intervención directa o indirecta, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha visto moverse el tablero político de sus afectos en Chiapas. Lo que no se ha movido un milímetro es la cancha de sus desafectos dónde mora Eduardo Ramírez desde hace tiempo.
A Zoé Robledo no le alcanzó el tiempo para dejar suficientemente avanzado el proyecto presidencial llamado IMSS Bienestar y decidió quedarse a consolidarlo, renunciando así a su aspiración inmediata por la gubernatura.
Este determinación fue agradecida públicamente por el presidente López Obrador e, inmediatamente, por Claudia Sheinbaum, pues desactiva un problema que podía ser heredado al próximo gobierno.
Por supuesto que la permanencia de Zoé en las ligas mayores y su cercanía con Sheinbaum lo proyecta como un importante activo político del próximo gobierno.
Manuelita Obrador sufrió las consecuencia de su apellido: al aparecer en el mitin de La Terna llamó poderosamente la atención de la prensa nacional y local.
De inmediato, el inquilino de Palacio Nacional advirtió el riesgo de que se le acusara de promover a su familia a una gubernatura.
Fue así que Manuelita anunció simplemente que no buscaría la candidatura, lo que no significa que no aparezca en las boletas del próximo proceso electoral.
Pero a diferencia del eduardismo que es un movimiento vertical, el robledismo es horizontal y cuenta en sus filas con activos importantes más allá del propio Zoé y Manuelita.
Quienes han militado en la izquierda tienen fresco el recuerdo del acompañamiento de Carlos Morales Vázquez al movimiento obradorista.
El político de Ocozocoautla, avecindado en Tuxtla, fue el primer diputado federal de mayoría del PRD en Chiapas, cuando Andrés Manuel López Obrador encabezaba ese partido.
Posteriormente ganó la primera capital del estado para el Movimiento de Regeneración Nacional.
Carlos Morales Vázquez es un político serio y que sabe ganar elecciones. Además, acumula en su carrera muchas campañas en acompañamiento a las candidaturas de López Obrador.
El propio tabasqueño conoce muy bien a los hermanos Morales Vázquez y los aprecia.
Es ahí donde se redimensiona la figura de Carlos, quién pasará a ser cabeza del movimiento zoecista-obradorista, en la coyuntura local, donde los afectos y desafectos de AMLO serán definitorios.