Agua comprada con sangre

El desabasto trae consigo conflictos que llevan incluso al asesinato. En 2013, grupo de indígenas de Tenejapa se enfrentó a balazos arrojando como saldo una persona muerta y tres más heridas; se disputaban el control del suministro

Esmeralda Fonseca / Portavoz

[dropcap]E[/dropcap]l desabasto de agua genera conflictos que llevan hasta el asesinato. Un grupo de indígenas de la comunidad de Kotolté, en el municipio de Tenejapa de la región de Los Altos de Chiapas, se enfrentó a balazos arrojando el saldo de una persona muerta y tres más heridas, a causa de la disputa sobre el control del suministro de este líquido, en 2013.
Además de este factor, la carencia del agua potable se debe a otros como la contaminación, la ausencia de infraestructura, el envejecimiento de las instalaciones y la mala administración.
Ante este complejo escenario, la Agenda Ciudadana en Iberoamérica México señala la necesidad de establecer lineamientos para el diseño de nuevas políticas públicas enfocadas en resolver los frenos actuales y garantizar el abasto de agua sostenible a quienes aún padecen déficit de ese recurso.

Servicios de agua
Con base en el Censo de Población y vivienda 2010, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en Chiapas había 4 millones 796 mil 580 habitantes chiapanecos, de éstos, 3 millones 594 mil 828 cuentan con el servicio de agua potable; es decir, se tiene una cobertura del 74.95 por ciento, por lo que aún faltan más de un millón de pobladores para brindarles el servicio, según el documento «Programas de Acciones y Proyectos para la sustentabilidad Hídrica Visión 30».
En cuanto al servicio de alcantarillado, 3.8 millones de habitantes disponen de éste, lo que significa que hay una cobertura del 79.88 por ciento; pero aún falta por incorporar al servicio mencionado a 926 mil 277 habitantes.
Las razones por las cuales no se ha podido brindar los servicios de agua potable y alcantarillado a todos los chiapanecos, son, entre otros, «que las obras para proporcionar el servicio no se realizan de manera adecuada en cuanto a los tiempos de construcción se refiere; las deficiencias de cobertura existentes en la mayoría de las comunidades urbanas no están asociadas a la falta de agua en las fuentes de suministro, sino a que existe una insuficiencia de las capacidades de captación, conducción y distribución».
Además, en «las comunidades rurales, la falta de la cobertura del servicio está relacionada con la inexistencia de la infraestructura y de la dispersión de la población, así como las dificultades técnicas y económicas para su construcción», de acuerdo con dicho documento.
En su administración, el exgobernador de Chiapas, Juan Sabines Guerrero se unió con el cantante Emmanuel para crear la Fundación Hombre y Naturaleza en 2010 y asumieron la tarea de remediar la cuenca del río Sabinal; no obstante, naufragaron en sus turbias aguas.
El 18 de abril de 2017, cuando el cantante llegó a San Cristóbal de Las Casas para ofrecer un concierto, fue recibido por decenas de manifestantes quienes le reclamaron los «300 millones de pesos canalizados a su fundación» con el propósito de cumplir el sueño chiapaneco de navegar el Sabinal «con vehículos anfibios», de acuerdo con información de Nexos.

La falta de acceso de agua también pega en el bolsillo
Los hogares mexicanos que tienen una conexión a la red de agua potable presentan un servicio discontinuo y en su mayoría diferenciado basado en sus ingresos.
La Agenda Ciudadana señala que la frecuencia con la que llega el agua –se toma en cuenta el número de días por semana y de horas por día que se suministra el líquido– es menor en las zonas más pobres; esto perjudica no sólo en la valorización del suelo y de la vivienda, sino en las preferencias de consumo de sus habitantes.
Del total de personas conectadas a la red, 52 por ciento recibe agua todos los días y sólo el 14 por ciento cuenta con ella las 24 horas, los siete días de la semana. Para México, la proporción de hogares pobres que recibe el servicio con interrupciones se calcula en alrededor del 52 por ciento, mientras que las de familias sin pobreza es menor a 35 por ciento, según datos proporcionados por la Agenda.
En tanto, sólo el 46 por ciento de la población mexicana cuenta con un medidor instalado y en función. Además, se estima que, en promedio, se reciben 11.5 metros cúbicos de agua al mes en cada vivienda, es decir, 97 litros diarios por habitante. Esta cifra se encuentra por debajo de los 100 litros sugeridos por la Organización Mundial de la Salud como óptima para satisfacer las necesidades básicas de uso y consumo humano.
Por su parte, los hogares que no tienen conexión a los servicios de agua potable o presentan deficiencias en el suministro del líquido, recurren a alternativas para adquirirla, lo cual afecta a sus bolsillos. «A medida que el agua pasa a través de los intermediarios, ésta aumenta su precio como expresión de la incorporación de los costos de comercialización y transporte, sin que ello implique necesariamente un aumento de su calidad», describe la Agenda.
Hay una contradicción en las opiniones de la población respecto al agua que reciben en sus hogares; a pesar que el 89 por ciento considera al agua entubada de buena o excelente calidad, el 78 por ciento consume agua embotellada; esto último porque la estiman sin riesgos para la salud (48 por ciento) y por su mejor sabor.
Por lo tanto, el monto promedio mensual invertido en este producto es de 149 pesos, 40 por ciento más de lo que se paga por el agua entubada, por un volumen de agua alrededor de 200 veces menor. Para las localidades con altos grados de marginación, esta situación es peor; un hogar gasta hasta el 20 por ciento de sus ingresos por este concepto.
Son beneficiadas más de 6 mil 500 compañías productoras de agua, de las cuales 10 son grandes consorcios, 150 son catalogadas como empresas grandes, 300 como medianas, 600 como pequeñas y el resto como micro empresas, según datos de la Agenda.
De estas últimas, la mitad son llenadoras que no están sujetas a la inspección y vigilancia adecuadas, para asegurar que pagan las cuotas establecidas por el uso del agua, no utilizan mayores volúmenes de los permitidos; y que cumplen con la Norma Oficial Mexicana sobre agua para uso y consumo humano.

Los retos para México
La falta de cobertura en el servicio de alcantarillado o drenaje y su posterior saneamiento es uno de los factores que frenan la gestión sustentable e integral de los recursos hídricos en el país. A su vez, la situación se complica con la falta de infraestructura física; además, los entes responsables del tratamiento de aguas no cuentan con recursos públicos suficientes para mantener la operatividad óptima de las plantas.
El doctor Fernando González Villareal argumenta que en México, el problema del agua comienza, en primer lugar, por su ubicación geográfica y que su ubicación en el trópico de cáncer genera una variación hidrológica año con año. También refirió que la distribución de la población y la actividad económica no corresponden con la disponibilidad de recursos hidráulicos.
«Resolver el problema del agua en México requiere una nueva cultura que respete al medio ambiente y fomente un uso más eficiente de los recursos hídricos».
Ante el crítico panorama que refleja el país, la Agenda Ciudadana establece los siguientes retos:
a. El acceso universal al abasto y saneamiento urbano y rural
b. Una buena administración del recurso y el territorio
c. La adecuada gestión de los extremos (inundaciones y sequías).

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