Al Son del Texto / Tina Rodriguez

Algo se tendrá que hacer con el transporte público de pasaje porque es pésimo en Chiapas.
Tocando primero el terrestre, el largo viaje a la ciudad de México se hace en una unidad incómoda, que no tiene nada que ver con las que van, por ejemplo, de Puebla a Tampico, por citar una ruta, amplias y hasta regalan lunch y audífonos.
La verdad nada que ver y eso que el viaje a la capital del país, por citar algo local es de doce horas, a modo de los conductores que, se paran en los comederos con los que tienen acuerdo, y hasta le hacen un apartado en calidad de exclusivos como evidencia del trato aun a los pasajeros no les parezca esa cocina, las más de las veces, muy mala.
Pero nos hacen clientes cautivos, pues hay que comer algo en doce horas de viaje.
Igual sucede con las líneas aéreas, en especial con las llamadas económicas, pésimas, de lo peor que se puede encontrar y cuyos retrasos son increíbles, de hasta doce horas en Tuxtla o de tres días en Acapulco, para un vuelo internacional corto.
No es posible, la verdad, tal impunidad y ha sucedido por años y años, en los que hay miles, pero miles de reportes de maletas sino perdidas, saqueadas por el personal de tierra.
La verdad no se puede seguir permitiendo tanta impunidad.
Por eso no sorprendió la noticia de que la Procuraduría Federal del Consumidor por fín encabece una demanda colectiva en contra de Volaris –por ejemplo-, derivada de múltiples quejas recibidas en contra de la aerolínea, la que fue admitida supongo por el volumen de los demandantes para trámite, el pasado 23 de junio.
Se publicó que la demanda está en el Juzgado Quinto de Distrito en Materia Civil de la Ciudad de México.
Lo que sí da risa es que la Profeco diga que los motivos que fundamentaron la demanda son las quejas por demoras reiteradas, cobros indebidos y sin justificación en conceptos como asientos, cambio de itinerario y dimensiones del equipaje de mano, cuando eso es cosa de a diario, que deberían de conocer sus inspectores, porque es de años que las denuncias se han hecho y nada.
Esas son las cosas obvias, que hacen pensar a los consumidores, a los usuarios de los servicios, que esos inspectores se coluden con las empresas para hacer como que no ven nada.
Ni modos que el volumen de demandas en contra de las aerolíneas al año no es de llamar la atención.
Lo es desde hace muchos, pero muchos años, como para que ahora les caiga como sorpresa, como respuesta a la nueva legislación aprobada por los diputados federales para que, a esas aerolíneas, de una buena vez, se les haga cumplir lo convenido en el boleto de compra al usuario.
Y en entidades como Chiapas, que necesita excelente servicio de vuelos por aquello de que le crece el turismo, esas aerolíneas como la Volaris, provocan mala experiencia, imagen, daño, la verdad.

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