Entre sismos y coronavirus
Y a la escucha de fake news antigobiernistas
Buscan inundar de terror a los consumidores
En México como en China con el coronavirus, hay un brote de charlatanería, particularmente en los canales de video, como Youtube.
Falsos profetas de la comunicación de masas están llenando la cabeza de mucha gente de miedo y hasta de pánico frente a falsedades (fake news) como esa de que es inminente un terremoto de 8 grados, o porque «la pandemia» del coronavirus está ya en todos los rincones de México. Y ¡nos matará sin piedad!
Sin embargo, seamos serios, seamos cuerdos:
Sismos y coronavirus son el material de batalla de tales comunicadores. Son los temas con los que siembran el terror en la mente de millones de personas. Ocultan – y sí lo saben – que los sismos son normales. Que México es tierra de volcanes y de temblores y hasta de terremotos devastadores.
Durante toda su historia, los habitantes de este país han padecido la destrucción y la muerte que produce un sismo de gran intensidad, y los sustitos cotidianos por un balanceo del suelo.
La neumonía que produce el coronavirus chino sólo es controlable por los médicos y los medicamentos. Por nadie más.
Llegan estos videntes farsantes, inclusive, a pronosticar terremotos destructores que acabarían con la vida en la superficie mexicana. Y, según ellos, y así lo creen quienes los ven y los escuchan en sus celulares, el coronavirus ya está en México y hay que protegerse porque el presidente López Obrador no hace nada.
Esta patología, la sismológica y la viral, es ya una «pandemia», que va a contagiar a millones de personas en el mundo, en boca de esos diabólicos yutubers. Y hablan de alertas naranjas y rojas, cuando es imposible pronosticar los terremotos.
Además, si realmente tuvieran conocimientos, dirían que México ha sido tierra de volcanes y de sismos, y tiembla permanentemente en toda su geografía.
Lo único que nos queda, ante esta situación, es estar preparados para lo que sea. López Obrador, amigos yutubers, no puede parar un sismo ni detener la invasión de un virus malévolo, si es que creen que este señor es el autor de todos los males a los que se enfrentan los mexicanos.
Hay cosas que se pueden cambiar. Hay otras que jamás se podrán cambiar, como reza la clásica Oración de la Serenidad, que es excelente lección para los atolondrados y los charlatanes. Serenidad para aceptar y valor para cambiar. Pero ni aceptan ni cambian. Y siempre serán así. No tienen remedio.
A la gente de a pie, a la que viaja en el transporte público, qué le queda por hacer. Difícilmente podrá ser orientada por guías serios, porque aparecen los comunicadores del terror y, maldita sea, nos llevó patetas.
Aquí comienza el rol de los medios serios, profesionales, particularmente de los medios masivos, la televisión y la radio, y los guías de opinión de las networks (prefiero emplear este término anglófono, porque detesto llamarlas redes sociales, ya que son lo más antisocial que he conocido.)
En fin. Quedémonos con esto: Absoluta mentira cualquier pronóstico de terremotos. Quien lo diga es terrorista.
No podemos hacer nada para detener una epidemia, y menos una pandemia. Lo único es estar preparados; comportarse de acuerdo con las instrucciones de los que saben.
Y perdónenme, amigos antilopezobradoristas. Este señor que odian no es una divinidad; no es el todopoderoso… Parece que no pudieran vivir sin él. Parecen novias heridas.