Mire más al presente, presidente
Mejor denuncie a los ladrones, presidente
Pero ya no nos atosigue con vivir el pasado
Ya presidente, ya olvide lo pasado; mejor meta a la cárcel a los políticos ladrones (esto no lo ha hecho); el pasado no existe. Sólo cuenta, contamos, con el aquí y ahora, y tampoco el futuro. Aún no llega y no sabemos cómo será, aunque nos preparemos para ello.
El pasado es sólo como un archivo muerto a donde recurrimos para ver qué fue positivo, qué fue negativo; qué injusto y qué justo. Para no repetir los mismos errores.
No trasmite optimismo presidente cuando vive usted en lo pasado. Así como a sus enemigos les duele que usted ocupe la silla, así a usted le duele lo pasado; lo que usted llama neoliberalismo, que no es más que un capitalismo salvaje, de casino, aún no termina ni terminará en la historia de este mundo. Su política económica misma también tiene dosis de neoliberalismo, un neoliberalismo que ya no existe ni siquiera a la cuna donde nació.
Yo, este escribidor, no lo percibe optimista, presidente. Hay mucho que recomponer en este proceso de gobierno. El pueblo «bueno», a pesar de las pequeñas limosnas que usted ha ordenado, sigue sobreviviendo en la pobreza, unos; en la miseria, otros. Y usted sigue insistiendo en que vamos bien, Y sigue insistiendo en que los culpables de nuestros males son los políticos del pasado.
Haga caso, presidente. Claro. Sus enemigos dirán que usted no es capaz ni siquiera de escucharse a si mismo, y está usted dándoles la razón. Y ellos, si no tienen los medios, no le darán un golpe de estado. Claro, usted tiene la mayoría. También el doctor Salvador Allende la tuvo y mire lo que pasó en La Moneda hace ya tantos años. Ese drama podría repetirse en México, porque las derechas no están contentas. Es más, están furiosas con su gobierno y eso que no proclama el socialismo como lo proclamó Allende, el comandante Chávez, o Nicolás Maduro.
Esta sociedad mexicana, tan vapuleada por los imperios y por los desastres naturales tiene el derecho de vivir ya en armonía y no estoy proponiendo continuar con el mismo modelo salvaje, explotador, expropiador, ladrón del PRI y del PAN. No, presidente. Necesitamos otro modelo, que sinceramente no veo en su discurso. Un modelo que se aplicó en el siglo antepasado en Europa, la Europa llamada Oriental. La cogestión, la entrada y salida del Estado en la rectoría de la Economía, como se hizo entre Los Tigres del Pacífico.
Necesitamos una justicia social que permita que ningún mexicano se quede sin casa, sin vestido, sin sustento, si atención médica, sin ahorro, sin esparcimiento. A mí me tiene sin cuidado que Carlos Slim detente 50, 70, 80 mil millones de dólares. A mí me interesa que hasta el pepenador de la basura disponga de todo para no morir en la calle, entre la basura que recoge y lleva al basurero.
A mí me preocupa que la gente mayor, a la que eufemísticamente llaman «de la Tercera Edad» no pase hambre, disponga de un buen servicio de salud, de casa, de vestido, de cariño, de amor familiar
Pero volviendo a su preocupación por el pasado, por lo que hicieron o deshicieron los gobiernos del PRI y del PAN a favor de los intereses personales de los gobernantes y sus amigos. Usted pareciera que olvida que la justicia no perdona. Muchos políticos del pasado inmediato deberían de estar ya bajo investigación por ladrones. Y de eso no se ve mucho, presidente.
Olvídese ya de los neoliberalismos, de las corrupciones. Actúe. Ponga a trabajar a la Unidad de Inteligencia Financiera, y sugiérale al Fiscal General de la Repúblicaque sus investigadores a que aceleren los procesos.
Y ya deje de confrontarse con los periodistas. Eso es como toparse con la iglesia, como le dice El Caballero de la Luna a Sancho. No le conviene, presidente, tener como enemigos a los periodistas. Ellos son empleaos. No son los dueños de los medios que lo atacan.
Vamos a seguir adelante, dice usted. Pero vive en lo pasado. Y no vamos bien, presidente.