Cuando el pato quiso bañarse
Al presidente AMLO no le gusta viajar al exterior
Ahora que planea visitar a Trump no es oportuno
Al presidente López Obrador no le conviene hacerle el caldo gordo a Donald Trump. Sería caer en un garlito electoral – en una trampa, la calificó mi muy querido amigo embajador -; le costaría muy caro a él y a Morena, la coalición de fuerzas políticas de todos los colores que lo llevó a la presidencia.
El reiterado anuncio del mandatario mexicano de que viajará a Washington, después de la entrada en vigencia del tratado comercial con EU y Canadá, está siendo repudiado por muchos porque no le conviene a nadie ser comparsa del neoyorquino, quien intenta quedarse otros cuatro años en la Casa Blanca, a costa de lo que sea; engañando a quien sea.
Hasta sus más furibundos enemigos, como Felipe Calderón, le han advertido a López Obrador que no debe realizar esa visita. Nosotros afirmamos que, de ninguna manera, se puede confiar en Trump, adalid de la hipocresía.
La visita de AMLO a Trump, so pretexto de la firma del T-MEC (Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá), y «para dar gracias» por el apoyo que el güero le ha dado, sería un tremendo error que el tabasqueño pagaría muy caro.
La no imposición de aranceles a las importaciones mexicanas fue un chantaje de Trump a López Obrador para obligarlo a que México se convirtiera en un muro humano para parar, a como diera lugar, las populosas caravanas de migrantes centroamericanos con destino a territorio estadounidense. Y López Obrador cayó en la trampa, cumplió con creces, a costa de su prestigio como «demócrata» que dice ser.
Inclusive, quizá el más importante de sus mentores políticos, el diputado Porfirio Muñoz Ledo, levantó la voz para cuestionar, y con toda justicia, la política migratoria represiva desplegada por AMLO para parar la migración forzada de salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, que huían de la pobreza y la represión en sus países originarios.
Pero no estoy seguro de que el presidente mexicano oiga y menos escuche la advertencia, aunque el programado encuentro con su benefactor ocurra cuando éste anda muy bocabajeado política y electoralmente. Ya muchos de los que lo llevaron a la presidencia no lo quieren más.
La impericia de Trump ante la pandemia de Covid-19 y el pésimo manejo de la crisis económica, convertida ya en una trágica recesión, más profunda que el Crack del 29 y la Gran Depresión, así como los trágicos rebrotes de racismo, expresados en la sevicia policial contra George Floyd, el nuevo mártir de los luchadores por los derechos humanos, le han ganado una gran animadversión.
El aspirante demócrata Joe Biden, aventajaba hasta este jueves 24 en 14 puntos al Presidente republicano, en la carrera a las elecciones de noviembre, de acuerdo con una encuesta nacional. En uno de los peores sondeos preelectorales para Trump, Biden recogió 50% de apoyo contra 36% de su rival, según la encuesta hecha por el diario The New York Times y Sina College. Otras encuestas recientes le asignaban 10 puntos porcentuales promedio de ventaja a Biden, exvicepresidente y candidato de la oposición demócrata.
De acuerdo con despachos de prensa, el candidato por el partido demócrata tiene una cómoda delantera entre las mujeres, afroestadounidenses y latinos, dice el nuevo sondeo. También está casi igualado con Trump entre los votantes hombres, blancos y gente de mediana edad o mayores, cuyo apoyo permitió al candidato republicano ganar los comicios de 2016, según la encuesta. El Times dice que Trump pierde apoyo debido a su respuesta a la crisis del coronavirus, que asestó un duro golpe hasta la entonces saludable economía estadounidense.
Ante esta perspectiva, López Obrador está obligado a desechar sus planes de visitar a su protector. Éste lo está utilizando para ganar adeptos entre la descendencia mexicana y quedarse otros cuatro años en la Casa Blanca.
Hacer frente a los problemas de los mexicanos tiene que ser el único punto de la agenda de López Obrador. La solución de los problemas gravísimos que laceran a los mexicanos no puede estar en manos de Trump. AMLO va a buscar este apoyo, pero tiene que darse cuenta de que el neoyorquino lo está utilizando. Y mientras le saque ventajas al morenista, lo seguirá «apapachando», pero ya está preparando controversias comerciales contra México y ni siquiera se ha inaugurado el T-MEC.