Análisis a Fondo / Francisco Gómez Maza

Y qué tal si la Junta de Gobierno pone a una rectora

Justo es, justísimo, que se acabe de una vez por todas con la dictadura macha en las instituciones de Educación Superior, en las Universidades. Es tiempo de mujeres, como está ocurriendo  en la política, en las cabezas de las estructuras político-administrativas y, para iniciar esta revolución de las conciencias, se debe comenzar en la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que dejará de estar, el próximo noviembre, ya un mes de por medio, en manos, y lo más grave, en el cerebro del oftalmólogo, Enrique Luis Graue Wiechers. Ejemplos sobran, en México, del papel que están desempeñando las mujeres en la vida social, económica y política de las sociedades. Por supuesto que hay mujeres muy sabias, muy prudentes, inteligentísimas, de carácter, valiosísimas, que están apuntadas para esos encargos. Hay buenos ejemplos. La gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, es uno de los grandes ejemplos de cordura. Nunca había estado tan bien gobernada esa institución como ahora, en manos y en el cerebro de una mujer, que ha hecho las cosas que se tenían que hacer para dominar el crecimiento de los precios en la economía y llevar adecuadamente la política monetaria, sobre la cual recae el peso del bienestar de los mercados del dinero, sea cual fuera su naturaleza y, por tanto, el bienestar de la gente. Se ve la mano femenina en el manejo de los mercados económico-financieros.

En el Congreso de la Unión también ha sido fundamental el desempeño femenino para legislar y enderezar la vida de la sociedad con un sentido democrático, igualitario, de justicia social. El poder ejecutivo también se ha enriquecido con la acción de mujeres inteligentes y sabias en las secretarías de Estado. Y me temo asegurar que lo han hecho infinitamente mejor que los varones. La Secretaria de Relaciones Exteriores,  Alicia Bárcena, ha tenido un desempeño impresionantemente inteligente durante el tiempo que lleva encabezando la Cancillería y no se nota la ausencia de Marcelo Ebrard en ese brazo del poder ejecutivo. Al contrario, ha cobrado, o recobrado, la relevancia que debe de tener una cancillería. No va a gustarles a los machos, que quedan -aún muchos-, pero la Fiscal  General de Justicia de la Ciudad de México, Ernestina Godoy ha desplegado un excelente rol en las tareas del Ministerio Público. Y ni qué decir, aunque los conservadores monten en rabia, del papel desempeñado por la doctora Claudia Sheinbaum . Ya insistirán en que es la responsable de la muerte de veintitantos ciudadanos en la tragedia de la Línea 12, entre otras barbaridades.

Nadie podrá regatearque ha llegado el momento de esta maltrecha historia, de que los machos dejen el espacio que han usado, muchos para su propio beneficio, en las instituciones. Y para la UNAM hay nombres que se barajan y que corresponden a personalidades que habría un mejor papel que muchos hombres, sobre todo en los últimos años en que el conservadurismo, la reacción, la derecha se apoderó de la Rectoría de lo que llaman, y así debería ser, la Máxima Casa de Estudios.

Pueden acceder a encabezar la Rectoría Laura Acosta Torres, directora de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad León; Patricia Dávila Aranda, secretaria de Desarrollo Institucional; María Esperanza Martínez Romero, investigadora del Centro de Ciencias Genómicas; Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades, y Luz del Carmen Alicia Vilchis Esquivel, profesora de la Facultad de Artes y Diseño. Pura gente grande. A este grupo lo menciona el querido compañero, Raúl Rodríguez Cortés, en su artículo de opinión divulgado en la página digital del diario El Universal, con fecha del primero de octubre de 2023.

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