Un año mas sin Lalito

Han pasado cinco años desde que Eduardo Meza Guillén desapareció, desde entonces su madre ha emprendido una búsqueda exhaustiva por todo el territorio mexicano y parte de Centroamérica sin encontrar una sola pista. Hoy, su recuerdo mantiene en pie de lucha a la familia, cuyos integrantes aún no pierden la esperanza de encontrarlo

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]T[/dropcap]odo está listo para festejar el cumpleaños número 11 de Lalito. En casa lo esperan su madre, hermanos y algunos amigos y excompañeros del kínder que también han sido invitados. Sin embargo, él no está en casa, no será partícipe de esta celebración que cada año sus seres queridos realizan en su memoria con la esperanza de que el próximo año sí pueda disfrutar.
Con lágrimas en los ojos y una voz desgarradora que eriza la piel, la señora Alicia Guillén Hernández narra los hechos ocurridos la tarde de aquel sábado 21 de enero del 2012 cuando su pequeño hijo, Eduardo Meza Guillén, fue sustraído del patio de su casa, ubicada en aquel entonces en la colonia Francisco I. Madero, mientras jugaba canicas. Apenas había cumplido los seis años de edad.
Desde aquel día, la vida de la familia cambió por completo. Hoy viven en el ejido Loma Larga, en una pequeña casa en los suburbios de la capital. Ahí, los días son más tranquilos y los recuerdos no calan tan hondo, pero eso no significa que la búsqueda cese, al contrario, la esperanza de volver a verlo es la fuerza que la motiva cada día a despertar.
«Aquella tarde de enero salió a jugar canicas y lleva cinco años sin regresar a casa, hoy estamos reunidos, esperándolo, y no volvió a llegar. Un año más pasa y no vuelvo a tener a Lalito en mis brazos.»

Sin pistas

Antes de la desaparición de Lalito, el menor de sus cinco hijos, Alicia se dedicaba a la venta de mariscos, aunque se ha caracterizado por ser una mujer trabajadora y activa, a raíz de la sustracción sus días se han tornado oscuros y ha tenido que buscar opciones de trabajo que le permitan sufragar los gastos de la búsqueda.
A partir del 2012, emprendió una búsqueda exhaustiva por todo el territorio nacional y parte de Centroamérica sin encontrar una sola pista. Ha visitado 267 municipios, más de 10 entidades, entre ellas Monterrey, Quintana Roo, Chihuahua, Mexicali, Tijuana, Veracruz y Oaxaca; y también ha tenido que buscar apoyos para solventar sus viajes a Honduras, Salvador y Panamá.
Cada día que pasa es como una puñalada para esta mujer de 50 años, quien encuentra en sus noches de tormento el desahogo para todo el dolor, la rabia y la impotencia que la sofocan en el transcurso del día.
«Antes del robo de Lalito era otra mi vida, era otro mi mundo. He llorado, he gritado y he pasado noches incontables en vela, necesito volverlo a ver, abrazarlo, saber que él está vivo y tenerlo de nuevo en mis brazos.»
Los años le pesan, la espera la agota, pero la esperanza de esta madre aún no muere, y aunque cada mañana la incertidumbre de saber si su hijo aún sigue con vida le invade el pensamiento, no deja de tocar puertas y buscar apoyos para no suspender la búsqueda.
«Las preguntas de todos los días son ¿qué está pasando con Lalito?, ¿en dónde está? ¿cómo está?, porque tiene que estar en este planeta, porque fue aquí en donde me arrebataron a lo más grande mi vida y es aquí en donde lo voy a encontrar, por eso hoy les comparto mi dolor y les pido que me apoyen para que mi niño regrese.»
En los últimos cinco años las investigaciones no han progresado pese a que el gobierno Federal ofrece una recompensa de un millón y medio a quien ayude a identificar a los secuestradores o a dar con el paradero de Eduardo.
Además, hace más de tres años que la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) dejó de imprimir la ficha con la fotografía y datos de Lalito, por lo que Alicia ha tenido que moverse por sus propios medios para conseguir recursos que le permitan costear las impresiones de lonas y fotografías que ha distribuido por la ciudad.

Red de madres buscando a sus hijos

A raíz de la desaparición de Eduardo, Alicia se integró a la Red de Madres Buscando a sus Hijos, un grupo nacional integrado por 516 mujeres que están en la búsqueda de sus hijos e hijas extraviados.
Cuenta que a la fecha, a través de este grupo han logrado la localización de 16 niños y niñas vivos y alrededor de 30 muertos; asimismo, se han dedicado a localizar y advertir a las madres sobre los peligros que existen en el país para las y los menores, el número de integrantes sigue en aumento.
Tan solo en el 2016, la Red estaba conformada por 280 madres, y a la fecha son más de 500 quienes se mantienen en la búsqueda de sus hijos e hijas desaparecidos.
«Hay muchos niños desaparecidos en el estado y nadie sabe qué ha pasado con ellos, por eso les pido por favor, ayúdenos a recuperar a nuestros niños.»
En México, no se sabe con exactitud cuántas personas desaparecidas hay; de acuerdo con un estudio realizado a partir de registros de programas oficiales y no oficiales sobre el tema, se detectó que las cifras son contradictorias y carecen de metodología, lo que ha impedido que se pueda ejercer una buena investigación de los casos o generar eficaces políticas públicas.
Según el último informe dado a conocer por el Observatorio Nacional Ciudadano, existen reportes que van de mil a 26 mil personas no localizadas; sin embargo, no está claro cuantas se refieren a desapariciones forzadas, desapariciones intencionales o personas extraviadas por otras causas.
En la entidad, la situación es la misma, no se tiene un registro oficial del número de desaparecidos y tampoco políticas que faciliten su pronta localización.
Mientras tanto, Alicia y las más de 500 mujeres que conforman la Red de Madres Buscando a sus Hijos seguirán recorriendo cada rincón con la esperanza de volver a tener a sus hijas e hijos en sus brazos.
«Hoy, como cada 21 lo esperé y seguiré esperando. No descansaré hasta localizar a mi hijo, mi pequeño que aquella tarde de enero salió a jugar canicas y lleva cinco años sin regresar a casa.»

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