Ante catastrofes, los indigenas son los mas vulnerables y marginados

Los desastres naturales ocurridos en septiembre pasado en la entidad se convirtieron en tragedias sociales, las cuales evidencian que la gente pobre, sobre todo la que proviene de pueblos indígenas, son los más perjudicados

Portavoz Staff

[dropcap]L[/dropcap]as recientes catástrofes naturales –sismos e inundaciones– ocurridas en septiembre pasado en la entidad, también se convierten en tragedias sociales, las cuales evidencian que la gente pobre, sobre todo la que proviene de pueblos indígenas, es la más perjudicada; aunado a esto las iniciativas y políticas que el gobierno ha anunciado para hacer frente a los daños ocasionados no son adaptadas a dicha población.
Debido a los desastres naturales, en Chiapas fueron dañados 97 municipios, según el Diario Oficial de la Federación; de éstos, 52 están habitados en su totalidad por indígenas o registran cierta presencia de los mismos. Además, de los ocho estados afectados, la entidad es la que registró la mayor población indígena damnificada, con 1 millón 93 mil 451 personas.
El segundo sismo que se sintió en el centro del país, el 19 de septiembre, junto con las graves inundaciones aumentaron los perjuicios; la Secretaría de Gobernación declaró en estado de emergencia extraordinaria a 112 municipios de Puebla; 40, en Tlaxcala; 33, en Morelos; 19, en Guerrero; 12, en Estado de México, y las 16 delegaciones de la Ciudad de México, según el portal Milenio.com.
Estos desastres naturales sumaron en total 612 municipios de ocho entidades federativas los que fueron dañados; de esta cantidad 207 son indígenas, concentran el 70 por ciento y más de la población; y 97 tienen presencia indígena -aproximadamente un 40 por ciento de ésta, pero con más de 5 mil habitantes indígenas dentro de la población general-.
Con base en dicho portal, después de Chiapas, las otras entidades con mayor número de población indígena afectada son Oaxaca, con 923 mil 152, y Puebla, con 357 mil 724 personas.
La población indígena damnificada de los 612 municipios afectados está constituida por 2 millones 746 mil 558 personas pertenecientes a 18 pueblos indígenas: acatecos, chatinos, chinantecos, chontales de Oaxaca, chujes, huaves, mames, mazahuas, mixes, mixtecos, nahuas, otomíes, popolocas, tlahuicas, tseltales, tsotsiles, zapotecos y zoques.
Los municipios indígenas más golpeados por la naturaleza son los habitados por zapotecos (225), nahuas (197), tsotsiles (47), mixtecos (34), mames (27), mixes (24), tseltales (14) chatinos (11), zoques (9), popolocas (6), huaves (4) y chinantecos (4), entre los más numerosos, según Milenio.com.
Cabe recordar que el 58.2 por ciento de los municipios dañados presenta grados de marginación altos y muy altos, y la mayor parte de ellos son indígenas. Por lo tanto, al sumar el rezago de marginación de este sector de la población con los desastres naturales, ahora presenta una condición de vulnerabilidad mayor.

Lo mismo para todos

A lo largo de los años, las autoridades han mantenido a los pueblos indígenas de México al margen de los beneficios del desarrollo nacional; el 80 por ciento vive en condiciones de pobreza; y de éstos, 30 por ciento vive en la miseria.
De los 623 municipios indígenas del país, 87.5 por ciento está en condiciones de alto y muy alto grado de marginalidad, como documenta la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de 2015, con base en datos retomados por Milenio.
Ahora, con los recientes desastres naturales ocurridos en el país, las iniciativas y políticas que los funcionarios han anunciado para hacer frente a los daños ocasionados por los sismos e inundaciones se les ha escapado algo importante: diferenciar y ser conscientes que la gravedad de la tragedia para la población indígena es mayor, ya que las acciones de atención instrumentadas por las autoridades han sido las mismas para todos.
Según declaraciones de funcionarios, entre los que se encuentran los secretarios de Gobernación, Hacienda y Crédito Público, Educación, Cultura, Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Salud y el propio Presidente de la República, se ha dado el mismo trato a todos los damnificados, pues a su parecer los mexicanos «somos iguales» y lo que interesa es «sacar al país adelante».
Por ejemplo, la primera diferencia es la diversidad lingüística y cultural de las regiones del país; ante esto no se ha adaptado la mención de políticas y acciones gubernamentales específicas y diferenciadas de acuerdo con la lengua, cultura, costumbres y economía de cada pueblo, así como tampoco se les ha atendido en su propia lengua, porque al parecer todos sabemos hablar en español.
En consecuencia, no se da a conocer sobre las graves circunstancias en que se encuentra la población indígena, han ignorado al sector más marginado de la sociedad mexicana y se les ha dado el mismo trato que al resto de los mexicanos afectados.
De nada sirven los instrumentos jurídicos y programas gubernamentales de atención dirigidos a reconocer y beneficiar a esa población, es indiscutible que se ha optado por la negación de la existencia y la identidad de los indígenas.
Por su parte, Arnulfo Embriz Osorio, en un artículo para Milenio, escribe que «ante los desastres, la aplicación de programas que no consideren la diversidad cultural de esos pueblos y sus históricas condiciones de marginalidad económica y social dará como resultado una combinación de injusticia cultural y material que mantendrá a esos pueblos aún más marginados de lo que hasta ahora han permanecido».
Además, analiza que «debido a que las regiones indígenas sufrieron graves desastres, es en las regiones indígenas donde el Estado mexicano tiene que garantizar los derechos de esos pueblos, la seguridad social, económica, política y los recursos financieros necesarios no solo para la reconstrucción de sus casas, sino que también debe garantizar el restablecimiento de sus economías, de sus sistemas normativos y el ejercicio del derecho a la participación y a la consulta para una mejor coordinación entre autoridades indígenas, municipales, estatales y federales».
Agrega que es necesario «garantizar la comunicación con esos pueblos en sus propias lenguas, a través de sistemas de radio en los que se informe sobre los contenidos de las políticas públicas, así como dar a conocer los programas específicos para los pueblos indígenas afectados».

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