Articular los feminismos, la tarea pendiente dentro del movimiento / Sandra de los Santos

La marcha del 08 de marzo del 2022 se vio marcada en diferentes partes del país por algo que de una u otra manera ya veíamos venir, y fue la división entre las diferentes corrientes del feminismo. En varios estados se dieron dos marchas convocadas por grupos distintos de feministas. Por un lado las separatistas y por otro quienes ven el movimiento más desde lo queer. En algunas entidades la división fue generacional, y otras hasta partidista. En Chiapas, que es el espacio que habito y veo el mundo, hubo una sola marcha.
La división más marcada fue por quienes aceptan la construcción social y psíquica del género y quienes hablan desde una cuestión biológica, aunque también hay que decirlo, en medio de estas posturas hay un sinfín de matices, que no se han nombrado o no se han querido ver. La raíz de todo viene siendo una pregunta que lleva siglos discutiéndose ¿Qué es una mujer?
Precisamente, por lo evidente que es la necesidad de dialogar sobre este tema, la Universidad Autónoma de México (Unam) convocó a: la antropóloga Marcela Lagarde y de los Ríos, la jurista Alda Facio Montejo, la abogada Andrea Medina Rosas, la filósofa Amelia Valcárcel, la política Angélica de la Peña y la académica e investigadora Aimée Vega Montiel al foro denominado «aclaraciones necesarias sobre las categorías Sexo y Género».
El foro lleva más de 37 mil 500 reproducciones y nos ha puesto hablar del tema a muchas personas. En este texto no es mi intención dar una opinión, propiamente, de lo dicho en este panel. Lo he visto tan solo una vez con cuaderno y lápiz en la mano. Lo que expresaron las autoras me obliga a una reflexión más profunda, a la lectura de varios otros textos, y a la discusión con otras personas sobre el tema.
Lo que me motivo a teclear sobre esto, fue ver todo lo que se originó en las redes sociales y los grupos de mensajería, a partir de este panel: descalificaciones de ambas partes, llamados a la «cancelación», la falta de escucha, en fin.
Conceptualizar es necesario, la teoría es indispensable porque nos ayuda nombrar y a interpretar procesos de ahí que vea con muy buenos ojos que se haya realizado este foro, que no debe de ser el único y las voces que ahí se escucharon no deben ser tampoco las únicas que hay que poner atención.
Me llamó la atención los calificativos que se usaron en contra de quienes manifestaban una opinión sobre el tema. No interesaba entender qué estaban diciendo, la primera reacción de muchas fue el insulto, cuando habían comentarios que lo que querían expresar eran genuinas curiosidades o abrir un diálogo, pero la respuesta era «estás con lo que yo pienso o estás en contra de ello».
No sé qué autor o autora lo dice, alguien lo mencionó en un curso sobre feminismos, pero la idea era más o menos así: «el pleito ya no es entre quien dice blanco y quien dice negro, sino entre las personas que dicen el mismo color, pero tienen interpretaciones distintas de ello», y creo que en ese punto estamos.
En más de una ocasión he escuchado la necesidad de que las feministas construyamos a partir de lo que tenemos en común, pero si no tenemos una escucha activa creo que cada vez nos distanciamos más de lograr ese proyecto, que estoy segura que lo tenemos. No podemos «avanzar» si la respuesta es expulsarnos unas a otras del feminismo.
Una mujer que está siendo violentada en las periferias de una ciudad por su pareja poco le interesa en ese momento las posturas de las feministas en cuanto ¿Qué es ser mujer? O la categoría sexo y género. No crean que desdeño la teoría, para nada, sé lo importante que es tener una batería conceptual que nos ayude a construir políticas públicas efectivas y que es la teoría la que nos ayuda a nombrar nuestras prácticas. Mi punto es que mientras dialogamos de estos temas debemos de seguir en un frente común en otros, que la discusión que tenemos no sea aprovechada por el sistema.
No necesitamos ser amigas, no necesitamos agarrarnos de la mano y de manera literal caminar juntas, lo que es urgente es articularnos, y eso no significa borrar nuestras diferencias de ahí la importancia del concepto de hegemonía de Gramsci que reconoce la existencia de una diversidad de luchas, pero también lo necesario de establecer una forma de articulación.
El sistema patriarcal y capitalista en el que vivimos ha creado diferentes grupos heterogéneos de mujeres y personas marginadas, pero todas estamos oprimidas; el pensar que somos diferentes no nos debe de hacer perder de vista que tenemos causas comunes por las cuales luchar.

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