La imprudencia de la prudencia
No es malo que el presidente López Obrador tome sus muy personales decisiones de la forma que mejor le parezca; lo malo se presenta cuando éstas, se toman a la ligera y se basan en cuestiones superfluas que denotan un alto grado de sumisión y dependencia; el trato que México y los mexicanos han recibido del cuasi expresidente Donald Trump, no ha sido, en lo absoluto, digno y respetuoso.
La presunción de lo contrario, es lo que ha movido al mandatario mexicano a tomar partido en los resultados de las elecciones gringas. Peor aún: insinuar que la victoria de Joe Biden es producto de un fraude electoral, es un asunto de la mayor gravedad en términos políticos, democráticos y diplomáticos. Aunque AMLO ha invocado al principio de «no intervención» en política exterior, su negativa a reconocer el triunfo de Biden, es una postura claramente injerencista.
No se trata de una manifestación de lealtad hacia el derrotado Trump, a quien México, nada tiene que agradecer. Es algo muy sencillo: es el desconocimiento desconcertante de los mecanismos de elección en los Estados Unidos. Allá no existe ninguna institución dedicada al conteo global de votos, sino que cada estado confederado, hace su propio escrutinio, cuyos resultados recogen los Medios que a su vez, arman proyecciones certeras.
El argumento del presidente en el sentido que esperará el anuncio oficial de «las autoridades electorales» es por tanto, bofo, insulso, vergonzante e insustentable.
Por elemental cortesía, por mera civilidad, el gobernante local debió utilizar los canales diplomáticos adecuados para expresar su beneplácito o desacuerdo, o pudo, en el mejor de los casos, guardar silencio y no haber expuesto los intereses dela Nación, con una explicación desastrosa e insultante. Hasta éste lunes, Rusia, Turquía y China, se han guardado sus comentarios; cuando deban hacerlo, sus relaciones con USA, serán las mismas. Esa sí es prudencia.
Andrés Manuel, en cambio, dio rienda suelta a su boca; habló de defender la soberanía nacional, de proteger los intereses de México y mantener la independencia. ¡Vaya!
Si esa misma postura hubiese mantenido frente al prepotente, majadero e injerencista Trump, le creeríamos. Ante aquel, fue sumiso, complaciente y hasta cómplice en la violación de los derechos humanos de miles de migrantes centroamericanos. La pregunta es si la afrenta, no se la cobrará caro Biden, una vez tome posesión.
En concreto, la «prudencia» a la que se apega el presidente López, resultó ser una grave imprudencia que, esperemos, no repercuta en los temas comerciales y de cooperación. Por lo pronto y sabedores de la política migratoria que Biden le aprendió a Barak Obama, los migrantes ilegales mexicanos asentados en EE.UU, serán los primeros en pagar los platos que han sido rotos.
Transitorios
Uno.— Nos cuentan que en Villaflores, el alcalde Mariano Rosales, está echando la casa por las rendijas. Su pretensión es insana, por supuesto. Para lograr su objetivo, está echando mano de no pocos recursos públicos, lo que constituye claros delitos de peculado y electorales. Pero parece no importarle mucho las consecuencias, toda vez que, se dice, goza de la protección del hermano recolector de donaciones.
Dos.— Hablando de donaciones, a Pío López Obrador y a David León, la Santísima Inquisición financiera (Unidad de Investigación Financiera), no les encontró ningún delito por los videos donde se ve con claridad, la comisión del delito de soborno y/o extorsión. Los angelitos, claro está, son beneficiarios del favor presidencial, o sea, son totalmente impunes. ¡Cosas de la Descuartizada T!
Tres.— ¿Por qué ocultar la violencia e inseguridad en la capital del estado? La cosa es sencilla: porque el jefe de la policía municipal, ¡quiere ser candidato a diputado! Algún sin oficio le metió la idea que podría ser diputado y por eso, se maquillan cifras para no quedar mal. Mientras en pleno centro de Tuxtla, operan al menos, nueve bandas de carteristas, perfectamente bien coordinados y protegidos por la policía municipal.
Cuatro.— Reapareció Juan Carlos Cal y Mayor Franco; quiere ser candidato a la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez. Lo ha sido en otras ocasiones y le han dado palo. No es un mal hombre. Lo malo le viene cuando se rodea de idiotas, pendencieros y ladrones. Es su perdición. A ver si ésta vez le sonríe la Toya.
Quinto.— Chiapas, bajo el agua; y sin recursos extraordinarios para ayudar a los damnificados. Total, ellos solo cuentan en épocas electorales para rellenar plazas y auditorios. ¿Esperaban algo mejor?