La figura del sacerdote, que había recibido amenazas previas debido a su activismo, encarna el riesgo que enfrentan aquellos que se alzan por la paz y denuncian la violencia
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Este domingo por la mañana, el sacerdote Marcelo Pérez Pérez fue asesinado a balazos en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, mientras se encontraba en su coche tras oficiar una misa. El crimen, ocurrido en el barrio Cuxtutali, ha conmocionado a la comunidad local y reavivado las alarmas sobre la escalada de violencia en la región. Los primeros informes sugieren que sujetos en motocicleta fueron los responsables de disparar contra el sacerdote, quien era ampliamente reconocido por su activismo en favor de la paz y su denuncia constante de la violencia en el estado.
Marcelo Pérez Pérez no era una figura cualquiera en la comunidad de Simojovel, donde fue párroco durante años. Su papel fue decisivo al denunciar el crimen organizado y la creciente inseguridad que afecta a Chiapas. Pérez Pérez había participado recientemente en una «Marcha por la Paz» en Tuxtla Gutiérrez, donde hizo un fuerte llamado al entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, señalando la desconexión entre las autoridades federales y la realidad que viven las comunidades más afectadas por la violencia. Durante la marcha, el sacerdote pronunció un discurso que resonó entre los asistentes: «Es muy fácil hablar desde un Palacio, es muy fácil hablar desde atrás de un escritorio, pero la verdad no está ahí. La verdad está en los pobres, en los sencillos, en los humildes, en los que estamos en las comunidades».
Este asesinato se enmarca en un contexto de creciente inseguridad en Chiapas, donde la violencia ha tomado un rumbo preocupante. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), Chiapas ha experimentado un incremento significativo en la tasa de homicidios en los últimos años, con un aumento del 15% en el último trimestre, reflejando la urgencia de abordar la situación de seguridad en el estado. La figura de Pérez Pérez, que había recibido amenazas previas debido a su activismo, encarna el riesgo que enfrentan aquellos que alzan la voz contra la violencia.
El gobernador electo de Chiapas, Eduardo Ramírez, expresó su pesar por los hechos a través de sus redes sociales, donde hizo un llamado a las autoridades para esclarecer el crimen de manera rápida y eficiente: «Lamento mucho lo ocurrido al Presbítero Marcelo Pérez el día de hoy. Exhorto a las autoridades de justicia correspondientes al pronto esclarecimiento de este hecho que nos enluta como chiapanecos».
La respuesta de las autoridades no se hizo esperar. La Fiscalía General del Estado (FGE) ha informado la creación de un grupo interdisciplinario para investigar el homicidio de Pérez Pérez. Este grupo contará con la colaboración de varias instancias gubernamentales, como la Secretaría General de Gobierno, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, así como del Ayuntamiento de San Cristóbal de las Casas. Además, se solicitará el apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional y el Centro Nacional de Inteligencia para garantizar una investigación exhaustiva. La FGE ha subrayado su compromiso con los chiapanecos para que el crimen no quede impune y asegurar que se respete el Estado de derecho.
El asesinato de Marcelo Pérez Pérez es un recordatorio trágico del clima de impunidad que reina en muchas regiones del país. La violencia, que en los últimos años ha cobrado la vida de decenas de líderes comunitarios, activistas y sacerdotes, expone la fragilidad del tejido social en áreas vulnerables como Chiapas. Si bien las autoridades han prometido justicia, la comunidad espera que este caso no se sume a la larga lista de crímenes sin resolver que han marcado la historia reciente del estado.