Asperger: un mundo distinto

Las niñas y niños con este síndrome poseen una condición neuronal diferente al resto de la población, y aunque se puede detectar a temprana edad, no se conoce el número de casos que hay en el país, mucho menos en Chiapas

Elizabeth Marina – Julieth Rodríguez / Portavoz

[dropcap]N[/dropcap]iñas y niños comienzan a sentarse alrededor de la mesa. La tallerista corta trozos de cartón que luego reparte a cada uno, sirve pegamento blanco en un recipiente, y entonces empiezan con la actividad.
Donovan, el más chico de todos con aproximadamente siete años, platica acerca de un programa de entretenimiento que vio por televisión, uno de preguntas y respuestas; mientras bate con sus dedos el adhesivo, recuerda con santo y seña lo que dijeron los concursantes, dice las cifras exactas, y en qué momento intervino quién. Los mayores ríen sorprendidos. Y es que es parte de su condición, un tipo leve de autismo denominado Síndrome de Asperger.
El Asperger no se padece porque no es una enfermedad. Se es Asperger, que es una condición neuronal distinta a la más frecuente en la población. Quienes son Asperger, suelen tener una memoria inusual para los detalles, y cuando conversan, lo hacen del tema que les interesa, de manera perseverante y hasta agotarlo.
A nivel internacional los datos respecto a este síndrome son inciertos, las cifras estiman que es muy frecuente. Sin embargo, las estadísticas de Asperger en el país no se conocen y en Chiapas la incertidumbre es mayor.

Una mente diferente

El Síndrome de Asperger es un trastorno profundo del desarrollo cerebral caracterizado por deficiencias en la interacción social y en la coordinación motora, se hace evidente por los inusuales y restrictivos patrones de interés y conducta; está catalogado dentro de algo denominado el Trastorno del Espectro Autista (TEA) muchas veces y puede ser detectado entre los dos y seis años de edad.
Un niño o niña con Síndrome de Asperger, tiene complicaciones para entender y convivir con las demás personas de su edad o adultas, y, en ocasiones, presentan comportamientos inadecuados; sin embargo, es capaz de aprender conductas para evitar la confrontación de circunstancias con el otro.
A propósito del Día Internacional del Asperger, la psicoterapeuta familiar, Mónica Argüello, señala que es de gran importancia que se diagnostique en los primeros años de vida, así la estimulación temprana con estos niños y niñas permite que haya una mejor comprensión social y por lo tanto, un mejor desarrollo con la sociedad y la familia.
En este sentido, asegura que entre más tarde una persona en darse cuenta que su hijo o hija tiene una interacción social diferente, el o la menor de edad tendrá más dificultades para poderse adaptar, debido a que a diferencia de otro tipo de enfermedades, el Asperger hace que se tenga un desarrollo físico normal, suele ser inteligente y no tiene retraso en la adquisición del habla.
Las personas que presentan este síndrome tienen una comprensión muy ingenua de las situaciones sociales, y no suelen transformarlas en su propio beneficio; es decir, son incapaces de ponerse en el lugar de la otra persona. La mala adaptación que presentan en contextos sociales es fruto de un mal entendimiento y de la confusión que les crea la exigencia de las relaciones interpersonales.
Pero, a pesar de sus dificultades, los niños y niñas Asperger son nobles, poseen un gran corazón, una bondad sin límites y un sinfín de valores que podemos descubrir con tan sólo mirar un poquito en su interior y comprender que el Asperger es algo con lo que el individuo nace y desarrollará hasta el fin de sus días.

Su propia sombra

Otra de las características de este trastorno, es la falta de comunicación y lazos afectivos, esto genera impacto emocional en los integrantes de la familia, es por esa razón que Mónica exhorta a quienes hayan detectado problemas en las relaciones sociales de sus hijos o hijas a que acudan con un especialista.
«Poco a poco vamos aprendiendo y cada hijo es diferente, entonces cuando viene un hijo que tiene una discapacidad es más importante aún buscar ayuda profesional, en primer lugar para saber por qué me tocó a mí y en segundo lugar para saber qué más puedo hacer por mi hijo».
Otro de los aspectos que despiertan el interés de los especialistas por la atención psicológica familiar es por la vulnerabilidad que desarrollan quienes tienen un trastorno del aspecto autista, debido a su condición, pueden ser propensos al acoso escolar o abusos sexuales.
Al ser seres vulnerables, es necesario que cuenten con una asistencia educativa o lo que también se le conoce como «sombras», que son personas encargadas de brindarles cuidados y vigilar que no se causen daño a ellos mismos o a otras personas.
Es indispensable que quienes presentan un tipo de autismo cuenten con una sombra pero eso no indica que cualquier persona pueda serlo simplemente por ser un familiar cercano o ser profesionistas en pedagogía, psicología o servicio social, más bien debe ser una persona capacitada que sea capaz de controlar sus emociones, pues el niño con síndrome de Asperger puede reaccionar de distintas formas, y la sombra se va llenando de impaciencia, de enojo y en cualquier momento corre el riesgo de explotar contra el pequeño.
«Los papás deben tener la plena seguridad de que la persona que va a acompañarlos a la escuela realmente es una persona que pueda apoyarlos»

Una fórmula perfecta

La inclusión educativa ha generado un poco de confusión, el hecho de no tener conocimiento sobre qué escuela puede ser la mejor para el niño o niña, pone a los padres en un aprieto y a los niños en riesgo, ¿por qué razón?, Mónica especifica que lo más importante es fortalecer sus habilidades y las escuelas regulares tienen mayor dificultad de prestar una atención especial a ciertos aspectos que vale la pena desarrollar en el menor.
Cada niño con Síndrome de Asperger es único, y el profesor deberá usar diferentes estrategias. Aprender cómo relacionarse y comprender a los demás, puede llevar varios meses. Lo ideal sería –de acuerdo con la especialista– que asista a una escuela regular para que la sociedad se pueda dar cuenta de que tiene que convivir y ayudar a personas que desarrollan capacidad o dificultad para hacer algunas cosas, y por el otro lado, es importante que asistan con un especialista para brindarle atención al menor y a los padres y así adaptarlo a la sociedad, «esa sería la fórmula perfecta», ataja Mónica.
«Es necesario que los demás entendamos que muchas personas necesitan de nuestro apoyo para tener una convivencia sana, porque además de este síndrome existen muchos otros a nuestro alrededor que necesitamos voltear a ver para que podamos apoyarnos entre todos».

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