Autismo, un mundo incomprendido y por descubrir

Existe un día azul para promover la inclusión de los niños y niñas con Trastorno de Espectro Autista (TEA), y permitir a las y los adultos que lo tienen vivir de manera plena y digna

Elizabeth Marina, Julieth Rodríguez / Portavoz

[dropcap]C[/dropcap]arlos sólo le grita algo al universo: ser aceptado. Sus intereses no siempre coinciden con los del resto de las y los niños de su edad, a él le agrada escuchar música clásica mientras camina; el tiempo que le dedica a la computadora es para admirar imágenes de caballos y autobuses; colecciona globos de colores intensos, y cuando algo o alguien desordena su rutina, cierra los ojos para enclaustrarse en su interior, un mundo que sólo él conoce.
Su personalidad y habilidades lo hacen especial; cuando nació los médicos le dijeron a doña Livia que tenía lesión cerebral, por lo tanto necesitaría de cuidados especiales siempre, así que ambos fueron canalizados al Centro de Atención Múltiple (CAM) de la Subsecretaría de Educación Federalizada ubicado en la capital, para atender las necesidades del niño.
«No se movía, se quedaba quieto en un lugar, y aunque respondía a la sonrisa social, no caminaba ni hablaba a la edad que comúnmente lo hace un niño. Desde los tres meses se le empezó a atender con estimulación temprana, terapia física, pero no respondía… Él empezó a caminar hasta los tres años, y a los seis empezó hablar», recuerda doña Livia.
Los primeros diagnósticos fueron erróneos, pero meses más tarde ella tuvo una respuesta a todas sus dudas; de acuerdo con los síntomas que Carlos presentaba, el resultado final fue Trastorno de Espectro Autista (TEA). De inmediato empezó a investigar a dónde acudir y los tratamientos existentes. Sin embargo, llegó el desencanto. Si a nivel internacional los datos son inciertos, en Chiapas la incertidumbre es mayor.
De acuerdo con la neuróloga pediatra del Hospital Gilberto Gómez Maza, Berenice Robles Muñoz, tratar el TEA en Chiapas es difícil, ya que aquí no existen centros especializados en rehabilitación, no le brindan al paciente herramientas de socialización y tampoco las armas para que puedan integrarse a la sociedad.
A pesar de ser trastorno conocido a nivel mundial y que comenzó a tener mayor auge en los últimos cinco años, el único centro estatal que cuenta con un plan de rehabilitación del autismo es el DIF, sin embargo, este aún no abre sus puertas a los pacientes.
A la fecha, según especifica la neuróloga no existen cifras que permitan conocer la población total con TEA que existe en la entidad pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que por cada mil menores de edad, cuatro son autistas, de los cuales solo uno es mujer; es decir, es más común en los varones.

Primeras señales de alerta

El autismo es un trastorno neurológico que se define como un problema de interacción social en los niños y niñas que afectan su conducta y su comunicación con el entorno. Presentan conductas muy repetitivas que son diagnosticables durante los primeros 30 meses de vida, etapa de desarrollo de todo niño.
«Los niños y niñas autistas tienen intereses limitados. No responden a su nombre, no hablan, no te prestan atención, y difícilmente mostrarán afecto», explica Berenice Robles.
Las principales características para detectar el TEA son problemas con la comunicación, el lenguaje, aislamiento de las relaciones sociales, intereses restringidos, comportamientos repetitivos y apego a rutinas.
Ante los primeros signos de alerta, es necesario que la madre y el padre acudan con el pediatra, pues los primeros cinco años de vida son fundamentales para el progreso del paciente. La especialista recomienda tomar en cuenta la opinión médica antes de tomar decisiones con respecto a la salud de la niña o el niño, ya que existen mitos en torno al autismo y lejos de beneficiarle podrían empeorar sus comportamientos.
«Las madres tienden a confundirse, en ocasiones el niño dice «mamá» y sorprende a todos, pero son simples reflejos y luego vuelve a ser el mismo, sin duda es uno de los padecimientos más difíciles de manejar porque el círculo social del autista es su familia es desde ahí que el niño debe sentirse apoyado y no rechazado.»
Existen dos tipos de autismo: el primario y el secundario. El primario se presenta desde el nacimiento y se presume que tiene una causa genética, mientras que el secundario se presenta cuando un niño sano empieza a presentar cambios en su personalidad y conducta meses o años después de su nacimiento.

Derribando mitos

La ignorancia ha provocado que la sociedad rechace e incluso, estereotipe a los niños y niñas con Trastorno de Espectro Autista.
La neuróloga pediatra del Hospital Gilberto Gómez Maza señala que es un mito que los pacientes sean agresivos e insensibles, por el contrario, destaca que todos presentan personalidades distintas y pueden ser pacientes de alto o bajo rendimiento.
Los autistas de alto rendimiento son funcionales en la sociedad y pueden ser totalmente independientes, sin embargo, los de bajo rendimiento tienen dificultades para reaccionar a estímulos y siempre serán dependientes de terceros, señala la especialista.
«Como sociedad siempre queremos que todos se integren, que podamos platicar y jugar con todos pero un autista no puede; simplemente nunca nos prestará atención porque no formamos parte de sus intereses.»
Para promover la inclusión de los niños y niñas con este trastorno, y permitir a los adultos autistas tener una vida plena y digna, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró por unanimidad el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo.
Y aunque el TEA ya es conocido, aún hace falta mucho por hacer para lograr la sensibilización e inclusión de las personas autistas, de ahí que se recomiende a madres, padres y familiares de los pacientes, a ser más abiertos y reconocer que todos somos diferentes.
«Los autistas son personas francas, entregadas y sin maldad. Cuando algo capta su atención se entregan por completo, se mantienen a la expectativa del objeto o cualquier cosa que en ese momento les interese. Como sociedad tenemos mucho que aprender de ellos, pues su mente y corazón son mucho más extensos que los nuestros».

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