En el primer aniversario de la victoria electoral de Donald Trump, es un hecho que el panorama migratorio ha cambiado radicalmente. Cumpliendo su promesa insignia de campaña, mantiene los operativos para ubicar y expulsar a migrantes en ciudades con fuerte presencia hispana.
En Los Ángeles, Washington, Chicago y Portland patrullan efectivos de agencias federales, del servicio de inmigración (ICE, CBP) y soldados de la Guardia Nacional con la orden de detener a personas indocumentadas en fábricas, parques, estacionamientos de centros comerciales o avenidas principales, a plena luz del día.
El miedo parece tener efecto. La secretaria de Seguridad Interior afirmó en agosto que más de un millón de migrantes se fueron por su cuenta de Estados Unidos desde que Trump regresó al poder.
Las cifras oficiales confirman una tendencia a la baja en la detención de migrantes en la frontera: de 653 mil mexicanos capturados en el año fiscal 2024, el número cayó a 177 mil en el año fiscal 2025, menos de una tercera parte según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Lo ratifica la Organización Internacional para las Migraciones que en octubre informó que los cruces en la frontera entre EU y México alcanzaron su nivel más bajo en más de 50 años y que el número de personas que volvieron tras largas estancias en EU (más de 20 años) se ha incrementado. El promedio diario de retornos se sitúa en 853, el nivel más alto registrado en 2025.
Entre redadas, autodeportaciones y expulsiones, el envío de remesas familiares a México muestra una caída sostenida. En diez de los últimos trece meses desde septiembre de 2024, las remesas han registrado bajas. Entre las razones que explican ese comportamiento están la cautela de los trabajadores ante su situación migratoria como la desconfianza por el futuro de la economía estadounidense.
Las cifras de inflación, desempleo y PIB publicadas antes del cierre del gobierno o las consecuencias de las políticas arancelarias mantienen en vilo a familias enteras de connacionales que lo piensan dos veces antes de enviar dinero.
Según el Banco de México, el monto acumulado de remesas entre enero y septiembre de 2025 fue de 45,681 millones de dólares, una caída anual de 5.5%. Además, acumulan seis meses consecutivos a la baja desde abril.
El clima de angustia que provocan las imágenes de las redadas ha calado hondo en áreas de fuerte presencia latina, en su mayoría mexicanas. Varias compañías reportan ausentismo y abandono por parte de trabajadores temporales y sectores como el de la agricultura están acusando una baja en la producción ante la falta de mano de obra.
En su cruzada contra la inmigración irregular, Donald Trump abandonó los planes de construcción del “gran y bello muro” en la frontera como estrategia de contención y disuasión. Su Administración encontró una fórmula más efectiva con la persecución y arresto de migrantes en las calles que termina separando familias.
La sacudida es notoria. Los trámites para solicitantes de asilo fueron suspendidos; los albergues ubicados en la franja fronteriza tienen menos personas que hace un año y las caravanas de migrantes que partían de Chiapas, se extinguieron.
Este es el nuevo paradigma de los flujos migratorios que impacta también en la economía doméstica. Deseamos que cambie esta atmósfera en ambos lados de la frontera sin socavar el derecho humano al trabajo digno.








