Caficultores chiapanecos, acorralados por el cambio climático

El aumento de temperaturas y los cambios en los patrones de lluvia han obligado a los productores a trasladar sus cultivos a zonas más altas, afectando a regiones cafetaleras tradicionales como el Soconusco

Aquínoticias Staff

El cambio climático está forzando a los productores de café en Chiapas a realizar un giro radical en sus prácticas agrícolas. La combinación de temperaturas más altas y alteraciones en los patrones de lluvia ha generado un impacto directo en la producción y calidad del café, obligando a los caficultores a trasladar sus cultivos a zonas más elevadas en busca de un clima más adecuado. Este fenómeno afecta de manera especial a regiones tradicionalmente cafetaleras, como el Soconusco, que ha sido históricamente clave en la producción de café de alta calidad.

Migración hacia las montañas

El café, una de las exportaciones más valiosas de México, se cultivaba típicamente entre los 600 y 1,200 metros sobre el nivel del mar (msnm). Sin embargo, en los últimos años, los caficultores han comenzado a plantar sus cultivos en altitudes que van desde los 1,200 hasta más de 1,700 msnm. Este desplazamiento responde a la búsqueda de climas más estables que puedan ofrecer las condiciones ideales para el crecimiento del café, especialmente en regiones como Pavencul, en Tapachula, que se encuentra a más de 2,000 msnm.

Luis Hernández, representante de los productores de Café del Soconusco, explica que este cambio es inevitable. “Hemos observado una disminución en la calidad del grano en las zonas más bajas debido a las temperaturas más cálidas y las sequías recurrentes. Las nuevas áreas en las montañas ofrecen mejores condiciones climáticas para el desarrollo de los cafetales», afirmó.

Un golpe a la producción tradicional

El cambio climático no solo ha afectado la calidad del café, sino también los rendimientos de las cosechas. Según los productores de Chiapas, las pérdidas en las áreas más afectadas ascienden a entre el 25% y el 30% en los últimos años. En algunos municipios del Soconusco, las temperaturas han llegado a superar los 44°C, lo que ha provocado la migración de cultivos hacia zonas más frías. Cacahoatán, por ejemplo, ha dejado de cultivar café arábigo, que era predominante, y ha comenzado a sembrar café robusta, una variedad más resistente al calor.

Además, plagas como la roya del café y la broca han proliferado en las zonas de mayor temperatura, exacerbando la situación y elevando los costos de producción para los caficultores. La resistencia natural del café a estas plagas se ve debilitada bajo las condiciones actuales, lo que ha llevado a muchos productores a buscar alternativas más sostenibles.

Impacto económico y adaptación

A pesar de los desafíos, Chiapas sigue siendo uno de los principales productores de café en México, con una producción de más de 3.3 millones de quintales en el ciclo 2022-2023, lo que generó ingresos por alrededor de 13,200 millones de pesos. Sin embargo, el desplazamiento de los cultivos a zonas más altas podría limitar la extensión de las áreas cultivables en el futuro, afectando a largo plazo la producción total de café en el estado.

Iván Román Noriega, coordinador del Centro de Agroecología San Francisco de Asís (CASFA), señala que la caficultura chiapaneca genera empleos para más de 180,000 familias, y su impacto económico es fundamental tanto a nivel local como nacional. En este contexto, las cooperativas y organizaciones cafetaleras están trabajando en estrategias para mitigar los efectos del cambio climático. Algunas de estas estrategias incluyen la introducción de variedades de café más resistentes y la implementación de sistemas agroforestales para contrarrestar las plagas y el calor.

Desafíos en la Sierra y la seguridad

Aparte del cambio climático, la inseguridad ha emergido como un problema crítico para los caficultores en la Sierra Madre de Chiapas. El aumento de la violencia en municipios como Frontera Comalapa, Motozintla y Comitán ha dificultado el acceso a las fincas, lo que impacta la producción y comercialización del café.

Otro reto significativo es la falta de infraestructura adecuada, como caminos sacacosechas. La deficiente red vial incrementa los costos de transporte y afecta la competitividad del café chiapaneco en los mercados nacionales e internacionales. Asimismo, la falta de financiamiento para pequeños productores y la migración de jóvenes hacia las ciudades en busca de mejores oportunidades laborales han puesto en riesgo la sostenibilidad a largo plazo de la caficultura en las comunidades rurales.

Un futuro de adaptación

A pesar de estos desafíos, los caficultores chiapanecos continúan adaptándose, apoyados por cooperativas que promueven prácticas agroecológicas más sostenibles. Estas prácticas no solo mejoran la productividad y la calidad del café, sino que también permiten una agricultura más responsable con el medio ambiente.

El café, profundamente arraigado en la cultura de Chiapas, sigue siendo un símbolo de resistencia y adaptación frente a las adversidades. «El cambio es difícil, pero el café es nuestra vida. Estamos comprometidos a seguir produciendo el mejor café, sin importar dónde tengamos que hacerlo», concluye Luis Hernández.

Con información de Diario del Sur

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