La Secretaría de Marina plantea un modelo eficiente con góndolas, pero sindicatos locales, como el Sindicato Costeño y la CTM, insisten en tarifas que encarecerían la obra en 800 millones de pesos
AquíNoticias Staff
En Tapachula, un conflicto por el precio del acarreo de piedra amenaza con descarrilar uno de los proyectos de infraestructura más importantes para el sur del país: la modernización del Puerto Chiapas.
La Secretaría de Marina, encargada de ejecutar la obra, ha propuesto un esquema logístico que optimiza tiempos, reduce costos y disminuye el impacto urbano. Pero transportistas locales, respaldados por sindicatos como el Sindicato Costeño y la CTM, exigen tarifas hasta 24 veces más altas que las propuestas, lo que representaría un sobrecosto de 800 millones de pesos.
La disputa gira en torno al traslado de piedra desde un banco en Huixtla hasta la zona portuaria, en un trayecto de 70 kilómetros. Mientras la Marina plantea realizarlo mediante góndolas —tráileres especializados con capacidad de hasta 40 toneladas— a un precio de 3.30 pesos por tonelada/kilómetro (9,240 pesos por viaje), los transportistas locales insisten en usar camiones de volteo de 8 toneladas, con una tarifa de 8 pesos por tonelada/kilómetro, lo que elevaría el costo total del desazolve de la escollera de 1,500 a 2,300 millones de pesos.
“El pueblo no tiene por qué pagar 800 millones más solo por la exigencia de unos cuantos”, reclamó Virgilio Grajales Gutiérrez, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores y Empleados México Solidario, que agrupa a transportistas en Chiapas, Tabasco, Veracruz, Yucatán y la Ciudad de México.
Además del impacto financiero, el uso de góndolas representa una solución logística con menor afectación a la ciudadanía. La Marina estima que con 45 góndolas se puede cubrir el acarreo diario, mientras que con volteos serían necesarios 200 camiones circulando constantemente, lo que generaría un severo congestionamiento vial en los accesos a Tapachula, con riesgo de accidentes y molestias para la población.
“Logísticamente es inviable usar volteos. Tendríamos que cerrar un carril entero, lo que no es viable por razones de protección civil”, advirtió el líder sindical.
Contrario a lo que argumentan los transportistas inconformes, sí hay góndolas disponibles en Tapachula y municipios cercanos como Huixtla, donde existen al menos 200 unidades listas para operar. Además, se han ofrecido esquemas colaborativos donde los propios líderes sindicales podrían adquirir o rentar góndolas, invitando a sus compañeros a participar del proyecto.
El conflicto ocurre en el contexto de un plan ambicioso para posicionar a Tapachula como el nuevo eje económico del sureste mexicano y puerta logística hacia Centroamérica. Puerto Chiapas busca consolidarse como una alternativa real frente a Puerto Quetzal, en Guatemala, donde los barcos enfrentan hasta 40 días de espera para descargar, perdiendo alrededor de 20 mil dólares por día.
Conectado al Tren Interoceánico y a la red nacional de autopistas, el puerto tiene el potencial de mover carga hacia el centro y norte del país en menor tiempo y a menor costo. Empresas atuneras, bananeras y de transporte ya han mostrado interés en establecer operaciones logísticas en la zona.
“El proyecto no se limita a la escollera. Después vienen los buques, el tren, los frigoríficos, los contenedores. Es la verdadera oportunidad para detonar el Soconusco”, subrayó Grajales Gutiérrez.
Ante la falta de acuerdos, la Marina ha advertido que, de persistir el bloqueo sindical, el proyecto podría trasladarse a Oaxaca, donde ya existen bancos de material autorizados y trayectos logísticos más cortos.
“Si los chiapanecos no quieren, la operación se haría en otro lado. Y con ello, Tapachula perdería 500 millones de pesos solo en derrama por acarreo”, advirtió el dirigente sindical.
La Secretaría de Marina, junto con la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Movilidad y Transporte, han sostenido mesas de diálogo con los inconformes, reiterando que la tarifa ofrecida es justa y que el desarrollo económico de la región debe estar por encima de intereses particulares.
“Preferible ganarse unos pesitos y tener seguro, a perder una obra que puede cambiar la historia del Soconusco”, concluyó Grajales, quien aseguró que su sindicato seguirá defendiendo que el beneficio se quede en manos chiapanecas.
Mientras tanto, el proyecto avanza contrarreloj: los barcos esperan, las inversiones también… pero el conflicto sigue estancado.