Se estima que para el 2051 la demanda de alimentos crecerá un 70 por ciento de la actual, por lo que la producción tendrá que limitar su impacto ambiental
Lucero Natarén / Aquinoticias
La agricultura hizo posible las grandes civilizaciones, urbes cada vez más llenas de personas, con lo cual la demanda a la tierra es más alta, de hecho, de acuerdo con el artículo el análisis «La agricultura 4.0: tecnología sustentable para afrontar el futuro», elaborado por Euronews, se estima que en los próximos 30 años la demanda alimentaria aumentará en un 70 por ciento en todo el mundo, razón por la cual la forma de producir tendrá que limitar su impacto ambiental.
El director general de Simplot para México y Centroamérica, compañía global especializada en la producción y distribución de alimentos congelados del mercado foodservice, Luis Rodríguez Mastache, considera que la agricultura responsable es una de las claves para la recuperación sostenible de un mundo pospandemia y como una parte de las agendas para enfrentar el cambio climático.
Teniendo esto como marco, Mastache comparte tres claves para cultivos responsables tanto en el campo mexicano como el mundial:
Tecnología. El experto concibe a la tecnología como aliado para la producción agrícola, drones sensores, robots, big data y herramientas satelitales son algunos implementos que pueden permitir a los agricultores optimizar áreas de cultivo, detectar tempranamente posibles afectaciones en frutos, plantas y vegetales, así como contaminantes en tiempo real.
Buen manejo de recursos naturales. Basado en datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, las buenas prácticas agrícolas permiten reducir los impactos en el agua y el suelo. Entre las comprobadas se encuentra la labranza de conservación, el reducir las quemas agrícolas o pecuarias e implementar sistemas eficientes de manejo y uso del agua, así como el adecuado uso de los recursos genéticos y naturales.
Agroindustria «verde»: El experto recuerda que la sostenibilidad está relacionada con producir más con menos recursos, por lo que sugiere que la agroindustria contemple la reducción del uso de energía, agua dulce y emisiones de carbono por cada tonelada de producto, además del compromiso de generar cero desperdicio en los vertederos de las plantas de procesamiento de alimentos.
