Carabias Lillo, ¿galardonada inmerecidamente?

Se trata de la sexta mujer, en más de 20 años, elegida para recibir esta presea; no obstante, hay voces que se expresaron en desacuerdo porque la bióloga cercana al priismo haya sido reconocida pues la acusan de haberse coludido con grupos de depredadores ambientales durante su época como presidenta del Instituto Nacional de Ecología, y secretaria de Recursos Naturales y Pesca en el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León

Julieth Rodríguez/Portavoz

[dropcap]H[/dropcap]oy, la doctora Julia Carabias Lillo asistirá a la ceremonia en la cual el Senado y los representantes de los Poderes de la República le entregarán la Medalla «Belisario Domínguez» en la sesión solemne que se efectuará en el antiguo recinto de la Cámara Alta, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Anoche le notificaron en su domicilio de la entrega los senadores chiapanecos Roberto Albores Gleason, Zoé Robledo Aburto, presidente y secretario de la Comisión de este galardón; así como la senadora Mariana Gómez del Campo.
Carabias Lillo se trata de la sexta mujer, en más de 20 años, elegida para recibir esta presea; no obstante, hay voces que se expresaron en desacuerdo porque la bióloga cercana al priismo haya sido reconocida pues la acusan de haberse coludido con grupos de depredadores ambientales durante su época como presidenta del Instituto Nacional de Ecología, y secretaria de Recursos Naturales y Pesca en el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León.
Según recopiló Aristegui Noticias, la ambientalista ha enfrentado a las mineras y ha evitado procesos de exploración y extracción en la selva Lacandona, además que ha sido una de las promotoras de la protección de la Reserva de la Biósfera de los Bosques Azules.
El 13 de julio pasado, Robledo y Carabias supervisaron los trabajos de rehabilitación del denominado «Árbol de Navidad», en el Cañón del Sumidero en beneficio de la gente de los municipios de Osumacinta y Chiapa de Corzo.

Lo negro

Ese mismo mes, integrantes del Consejo de Vigilancia de Bienes Comunales de la Selva Lacandona exigieron al gobernador Manuel Velasco Coello «sacar las manos del proceso de elección» de su presidente que se llevaría a cabo, de acuerdo con lo que documentó la prensa local.
Explicaron que el titular del Ejecutivo intentaba ensuciar el proceso democrático pues a través de Carabias Lillo pretendía seguir ejerciendo el control de los recursos naturales y ambientales en la selva Lacandona.
En esa elección sería sustituido Carlos Chambor Kinik; se habló de que el candidato a sucederlo, Enrique Chank King Najbor, empleado de Protección Civil del estado, era incondicional de la bióloga.
La acusaron también de manipular a un grupo minoritario de lacandones a fin de tener injerencia en los resultados del proceso, con el objetivo de continuar manejando el centro de investigaciones en la zona y controlando los recursos millonarios que recibe de la comunidad internacional, así como el contrato de arrendamiento de las estaciones de Chajul y Tzendales.
Por ello, quienes la señalaron también exigieron la nulidad del convenio que permitía la ocupación de esos lugares, desde hace casi 25 años, a organizaciones de empresarios y grupos supuestamente afines a la investigadora. Asimismo, la acusaron de haber fingido su secuestro en abril de 2014.
De acuerdo con Proceso, ese mismo año, Chankin Kimbor Chambor, excomisariado de bienes comunales de la Selva Lacandona, denunció que Carabias Lillo tenía controlada la región sur del macizo forestal (Chajul y Tzendales), donde los indígenas han observado un inusual tráfico de flora y fauna.
Además, señaló que la doctora había influido en el aparato de gobierno estatal para perseguir y acosar a los comuneros.
Una investigación de esa misma agencia informativa elaborada también en 2014 dio cuenta de las suspicacias en torno a las labores de Carabias Lillo y la organización a la pertenece, Natura Mexicana, en la Comunidad Selva Lacandona (CSL).
Este organismo tiene actividad en esa zona desde los años 70, antes de que el Estado mexicano declarara área natural protegida al territorio que ocupa Montes Azules. El área de la selva se divide entre comunidades de las etnias lacandona, chol y tzeltal; Montes Azules está dentro del territorio de los primeros y donde la especialista lleva a cabo sus actividades.
Carabias y Javier de la Maza, dirigente de Natura Mexicana en la selva chiapaneca, describieron para la revista periodística las acciones que efectúan para conservar la región: monitoreo de especies, así como de sus patrones de reproducción y comportamiento; análisis de ríos; proyectos de reconversión productiva y manejo sustentable de los recursos naturales por parte de las comunidades aledañas.
No obstante, «actividades como las que describen los dos académicos han sido descalificadas por quienes se oponen a la presencia de Natura Mexicana en la CSL. Por ejemplo, esos grupos denuncian supuestas prácticas de bioprospección –extracción de material genético de especies– y sugieren que el resultado de éstas es vendido a corporaciones trasnacionales. Así lo sostiene un comunicado difundido por la Asociación Rural de Interés Colectivo- Independiente y Democrática».

La postura de Carabias

Acerca de las acusaciones en su contra, en específico de la extracción genética, Carabias declaró: «Es un documento infecto de alguien que tiene nociones de biología y medio ambiente. Es lacerante que se diga eso y, además, está mal empleado (el término bioprospección). En todo caso sería biopiratería. Que lo demuestren. Cuando algunos botánicos han ido a la zona y registran especies, hay un trabajo científico que está en los herbarios, en las universidades. No vamos a regresar al oscurantismo porque se argumente que (el resultado de los estudios) se vende a empresas».
Respecto a lo que sucedía en la selva Lacandona, la investigadora lo calificó en su momento de «un batidero» en el que se entremezclaron los intereses de los grupos étnicos, las demandas de campesinos carentes de tierras, el clientelismo, los vacíos de poder que deja el Estado y los problemas relacionados con la protección ambiental.
En su opinión, lo que originó que se disparara el número de asentamientos irregulares en la zona después de 2002, fue que el entonces titular de Semarnat, Víctor Lichtinger, declaró que constituían un problema agrario y no ambiental. Mediante programas subsecuentes financiados en el sexenio de Felipe Calderón, se lograron algunas reubicaciones.
Aseveró también que la presencia de Natura Mexicana resultara molesta para algunos grupos a causa de su postura contra la invasión de Montes Azules; así como porque las comunidades que se opusieron al avance de las obras invasoras, estaban siendo apoyadas por esa organización.

La distinción

En tanto, anoche luego que recibiera la notificación de que sería galardonada, Albores Gleason le recordó la ceremonia de este miércoles.
De acuerdo con un comunicado de prensa del Senado de la República, el también presidente de la Comisión de la medalla consideró que la presea es la distinción más importante que no sólo otorga la Cámara de Sanadores, sino el Estado mexicano, pues en la ceremonia convergen los tres poderes de la Unión: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Robledo Aburto también lo celebró al opinar que se trata de un reconocimiento a toda una vida al trabajo y estudio, a uno de los temas torales de la vida del país que es salvaguardar sus recursos naturales. «En el caso del rescate y la conservación de la selva Lacandona se puede hablar ya de un antes y un después de Julia Carabias», aseveró.
«El galardón es una profunda satisfacción, alegría y orgullo, porque es el reconocimiento a una generación que ha trabajado incansablemente el tema ambiental en la agenda nacional», expresó por su parte la científica.

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