Entre carencias y pobreza: Escuelas, en el olvido

El gobierno mexicano prometió que, ahora sí, combatirá los rezagos de servicios básicos en las instalaciones. Sin embargo, el programa Escuelas Dignas –que ya tenía esa misión– estuvo mal planeado desde el diseño de los lineamientos

Agencias

[dropcap]E[/dropcap]ste lunes 13 de marzo el gobierno federal presentó el nuevo Modelo Educativo que promete mejorar la calidad de la educación en el país. Entre las prioridades estará abatir uno de los rezagos históricos que impacta directamente en los alumnos: las malas condiciones de infraestructura de las escuelas y la desigualdad que ello genera.
Para cumplir esa promesa han estado en marcha al menos dos programas desde el inicio del sexenio: Escuelas Dignas y Escuelas al Cien. Pero hay pocos avances. Hasta el momento, sólo el primero de ellos ha sido auditado y aun cuando se gastaron casi 4 mil millones de los 50 mil millones de pesos presupuestados para infraestructura en el sexenio, los resultados son mínimos.
En 2015, 3 mil 382 escuelas recibieron un promedio de un millón de pesos para mejorar la infraestructura, 30 por ciento más que el año anterior, cuando recibieron 744 mil pesos. Sin embargo, sólo 14.6 por ciento (494 escuelas) fue certificada como Escuela Digna, es decir, que cumple con los parámetros del programa que lanzó el presidente Enrique Peña Nieto para atender la infraestructura educativa al inicio de su sexenio.
Mientras que con la partida presupuestal Diseño, Construcción, Certificación y Evaluación de la Infraestructura Educativa, el INIFED certificó la calidad de la infraestructura física sólo de una escuela de educación básica, debido a que dicha revisión es de carácter voluntario.
Lo anterior son conclusiones de la auditoría de desempeño al INIFED realizada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en la Cuenta Pública 2015.

Así son las escuelas

Los cinco ejes del nuevo sistema educativo son: cambio en la currícula, las escuelas en el centro del sistema, formación y desarrollo de los docentes, inclusión y equidad y gobernanza del sistema educativo.
La mejora de infraestructura está enlistado en el segundo punto: las escuelas en el centro del sistema porque se busca «transformar a las escuelas en verdaderas comunidades de aprendizaje», dijo el secretario de Educación, Aurelio Nuño, durante la presentación del modelo.
La promesa es que los más de 207 mil planteles de educación básica en el país tengan mejor infraestructura y acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación, conectividad, un presupuesto propio, asistencia técnico–pedagógica de calidad, y mayor participación de los padres y madres de familia.
El reto no es menor, tomando en cuenta que el gobierno federal no ha logrado solventar las carencias de los planteles educativos pese a millones de pesos invertidos desde hace una década.

Escuelas ¿dignas?

El primer programa para mejorar la infraestructura escolar durante el gobierno de Enrique Peña Nieto fue Escuelas dignas, sin embargo, estuvo mal planeado desde el diseño de los lineamientos, es decir, el paso uno.
De acuerdo con la Auditoría, el INIFED no definió con claridad el objetivo general del programa, ni objetivos específicos para el cumplimiento de los siete componentes establecidos; no focalizó su ámbito de atención ni precisó las etapas y plazos para su instrumentación.
En el diseño tampoco determinó los criterios que deberían acreditar las escuelas para recibir el monto mínimo o máximo de financiero, ni definió el proceso por el cual se evaluaría el cumplimiento de los siete componentes del programa para obtener la certificación.
En 2015 se atendieron 3 mil 382 escuelas con el programa Escuelas Dignas, pero los recursos no se aplicaron a las necesidades.
La aplicación de estas acciones, además, debían ser evaluadas. Sin embargo sólo hubo 63 evaluadores para todo el país, según consta en el Padrón Nacional de Evaluadores de la Calidad de la Infraestructura Física Educativa (INFE), lo que «limita» la revisión de la calidad de la infraestructura de las escuelas, asegura la Auditoría.
De las 3,382 escuelas públicas de educación básica participantes en el programa en 2015, 14.6 por ciento (494 escuelas) logró su certificación, pero de ellas, sólo 107 obtuvo la certificación de los siete componentes evaluados y el resto fue de manera parcial.

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