Carito está inmersa en el trabajo de sus piezas desde el primer momento. Ella misma va a recoger el barro con el que trabaja
Sandra de los Santos / Aquínoticias
Para trabajar el barro se juntan todos los elementos naturales: tierra, aire, fuego y agua. Tiene que haber una combinación entre ellos para que el resultado final sea lo que se estaba esperando. El resultado final de una pieza se logra porque tanto la artista como la naturaleza pudieron pactar. Así que cuando se tiene una obra de cerámica lo que se obtiene es algo de ese buen arreglo.
Su nombre es Carolina Arévalo Marroquin, pero ni en su casa la reconocen así. En todos lados es «Carito Moroqui». Tiene 35 años de edad y es diseñadora gráfica de profesión y ceramista de oficio.
Desde niña el barro le llamaba la atención, pero no le hizo caso y se fue por otro lado; pero hace 10 años se lo volvió a encontrar y ahí ya no le dio la vuelta. Supo que ese era su camino. Empezó a tomar talleres sobre su manejo y se dedicó de lleno a trabajarlo.
Carito está inmersa en el trabajo de sus piezas desde el primer momento. Ella misma va a recoger el barro con el que trabaja «ahora es muy buen tiempo para ir a recogerlo, antes de que empiece la temporada de lluvias» recuerda, pero esta vez tendrá que esperar a otro momento para hacer esa labor. En su taller se encarga de preparar la pasta y hacer las piezas.
«Para hornear espero que haya una buena cantidad de piezas porque el horno tiene que estar al tope porque sí me preocupa mucho la huella de carbono. A lo mucho hago cuatro quemas al año» cuenta Carito. Para que una horneada salga bien el clima tiene que ser el ideal. Una lluvia puede arruinar todo o inclusive la humedad.
Después de que las piezas están cocidas está el proceso de pintado a mano. Carito está llena de colores parece que nunca es suficiente y eso le gusta. Es un estilo que ya es conocido para muchas personas sobre todo en Tuxtla Gutiérrez, que es donde tiene su taller.
Lo que más hace la artista es joyería y maceteras. Aunque su marca se ha diversificado tanto que ahora también hace otros productos como murales, calzado, bolsas y árboles de la vida, estos son los que más disfruta hacer.
Aunque su marca ya es conocida, la artista aún tiene más futuro que pasado. Dice que su sueño es que más mujeres puedan trabajar con ella de una manera horizontal y justa para todas.
La cuarentena para Carito ha sido difícil como para muchas otras personas, aunque ella puede seguir trabajando en casa. Pero, cada vez se le complica más conseguir los materiales que necesita. Sigue ofreciendo sus productos ya sea enviándolos a domicilio o que lo pasen a recoger a su taller.
El último año para Carito ha sido difícil, pero cuando habla de su oficio recupera el ánimo. El poder hacer algo con las manos, el crear permite a las personas regresar a su propio centro, reencontrarse, replantearse las cosas y esa oportunidad es lo que más agradece de su oficio, de ser artesana.
«Para mí es muy importante el platicar con las personas que compran lo que hago, cuando llegan al taller trato de enseñarles el proceso de las piezas, pero ahora es imposible hacer eso así que nos estamos acostumbrando a esto» cuenta Carito, quien ha preparado diversas piezas para este 10 de mayo. Su catálogo lo pueden ver en su página de Facebook e instagram.