Chiapas, al fondo del ranking: una alerta que debe mover estructuras

El nuevo índice del IMCO revela una realidad cruda: Chiapas sigue estancado. Educación, tecnología y confianza institucional, los puntos críticos que exigen un cambio profundo

AQUÍNOTICIAS STAFF

Otra vez estamos en el último lugar. El Índice de Competitividad Estatal (ICE) 2025 del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) volvió a ubicar a Chiapas en la posición 32 de 32. Es un dato duro, sí, pero también una radiografía del rezago que, a pesar de los discursos y las inversiones, sigue sin corregirse. Y cuando hablamos de competitividad, no hablamos solo de empresas o capital: hablamos de oportunidades reales para la gente.

¿Qué mide ese índice? Desde la calidad educativa y laboral, hasta el estado de derecho, la eficiencia del gobierno, el entorno económico y la innovación. Y Chiapas falla, particularmente, en cuatro dimensiones clave: escolaridad, acceso a internet, productividad laboral y confianza institucional. No es nuevo, pero sí urgente. No basta con saber que estamos mal, sino entender por qué y para qué hacer algo distinto.

La paradoja es dolorosa: mientras el gobierno federal presume un nuevo “Plan México” para industrializar el sur, Chiapas no aparece en las rutas logísticas, ni en los planes de innovación ni en los anuncios de inversión extranjera. Sin infraestructura, sin personal técnico capacitado, sin conectividad confiable, quedamos fuera del mapa productivo que México quiere vender al mundo. ¿Y entonces? ¿Cómo se supone que despegará la economía regional?

La respuesta no puede ser solo inversión pública ni más programas sociales. Hace falta una estrategia profunda de atracción empresarial con reglas claras, incentivos fiscales y garantías legales. Hace falta apostar por la educación técnica y universitaria con visión de industria. Hace falta entender que competir no es copiar a los estados del norte, sino aprovechar nuestras propias ventajas: biodiversidad, frontera, cultura, talento joven.

Pero sobre todo, hace falta voluntad política para dejar de administrar la pobreza y comenzar a planear el desarrollo. Los liderazgos locales deben dejar de pelear por el poder y empezar a disputarse ideas, proyectos, soluciones.

Ser el estado menos competitivo no es un destino inevitable. Es una señal de alarma. Una que exige inteligencia pública, imaginación política y participación ciudadana. Porque al final, la única estadística que importa no es la del IMCO… es la de las oportunidades que cada chiapaneco puede tener en su vida diaria.

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