Con 3,800 años de historia, el cacao chiapaneco mantiene su legado cultural mientras conquista mercados globales con calidad premium
Noé Juan Farrera Garzón / AquíNoticias
El cacao, venerado como «alimento de los dioses» desde la época prehispánica, encuentra en Chiapas sus raíces más profundas. Evidencias arqueológicas revelan su presencia desde 1900 a.C., cuando olmecas y mayas lo cultivaban no solo como bebida ritual -mezclado con chile o vainilla-, sino como moneda y símbolo de poder.
Hoy, el estado es protagonista del renacimiento cacaotero mexicano. Pese a desafíos como la moniliasis (hongo que afecta la cosecha), la producción creció 30% recientemente gracias a programas como Sembrando Vida. «Nuestro cacao orgánico obtiene hasta 20% más valor en mercados especializados», destacan productores locales.
Claves del éxito chiapaneco:
- Herencia viva: 15 variedades criollas conservadas por comunidades indígenas
- Certificaciones: Sellos agroecológicos que garantizan calidad premium
- Diversificación: Uso en chocolatería fina, cosmética y farmacéutica
El recorrido por las rutas cacaoteras del Soconusco y la Selva Lacandona permite vivir esta tradición: desde el tostado ancestral hasta la elaboración artesanal de tabletas. «Para nosotros no es solo cultivo, es identidad», comparten maestros chocolateros tzeltales.
Con 3,000 toneladas anuales, Chiapas consolida su papel como guardián de un legado que alimentó a reyes mayas, fascinó a Cortés y hoy endulza paladares exigentes en Europa y Asia.
Con información de Primer Plano Magazine