Chiapas le gana la batalla al agave azul

Con producción sostenible y modelo comunitario, el estado se abre paso en el mercado premium de destilados frente al desplome del tequila industrial

Noé Juan Farrera Garzón / AquíNoticias Staff

La industria del agave enfrenta su peor crisis en décadas: de 29 millones de plantas en 2017 se pasó a 375 millones en 2022, colapsando los precios del agave azul hasta 30 pesos por kilo. Este excedente -equivalente a 12 veces la demanda anual de tequila- obliga a productores a implementar medidas de emergencia como almacenamiento y restricción de siembras.

En contraste, Chiapas escribe una historia distinta con su agave comiteco, variedad endémica que sustenta la producción artesanal del destilado homónimo. A diferencia del modelo industrializado del tequila, esta bebida ancestral mantiene ciclos de cultivo controlados (6 años de maduración) y procesos tradicionales que evitan la sobrexplotación.

El rescate del Comiteco -casi extinto en el siglo XX- ha sido posible gracias a nuevas generaciones de productores. Actualmente, busca su denominación de origen mientras expande mercados nacionales e internacionales como producto premium. Su cadena de valor beneficia directamente a 320 familias comitecas, según registros del Consejo Regulador.

Este modelo sostenible atrae también turismo especializado: las rutas del agave en Comitán registraron 18,000 visitantes en 2023, un 40% más que el año anterior. Destilerías como «Hacienda La Esmeralda» ofrecen experiencias que integran catas, procesos ancestrales y paisajes agaveros.

Mientras Jalisco y Guanajuato destruyen plantas de agave azul por falta de compradores, Chiapas demuestra que es posible equilibrar producción y tradición. «Nuestro agave no es commodity, es patrimonio», afirma Julio César Velasco, maestro comitequero con 25 años de experiencia.

Con información de Primer Plano Magazine

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