Las autoridades de Chiapas implementaron medidas para proteger dos maravillas naturales, mejorando la seguridad y promoviendo un turismo sostenible tras incidentes pasados
Noé Juan Farrera Garzón / Aquínoticias Staff
Hace unos días, llegó a mis manos una imagen que me sorprendió gratamente: el anuncio oficial del cierre de temporada de dos de los destinos naturales más espectaculares de Chiapas, el imponente Arco del Tiempo, ubicado en el municipio de Cintalapa, y la hermosa cascada La Conchuda, en Ocozocoautla. Ambos municipios, vecinos entre sí, comparten no solo la belleza natural de sus paisajes, sino también la enorme responsabilidad de cuidarlos y gestionarlos de manera adecuada.
¿Por qué me llamó tanto la atención este anuncio? Porque, hasta ahora, muy pocas –quizá ninguna– de las autoridades responsables de estos sitios turísticos se habían pronunciado de forma clara respecto al cierre o apertura de temporada. Este 2025 marca, al menos desde mi punto de vista, un cambio positivo. Por primera vez en mucho tiempo, las autoridades comienzan a asumir su papel en la difusión, regulación y, sobre todo, la prevención. Y eso es algo que merece ser reconocido.
Recordemos que hace apenas un año, en el Arco del Tiempo, se registró un accidente grave. Una serie de circunstancias naturales provocaron una situación de riesgo que dejó a varios turistas atrapados. La evacuación tomó más de 12 horas y fue necesario el uso de un helicóptero de Protección Civil para rescatar a los afectados, quienes, si no mal recuerdo, eran originarios del Estado de México. Afortunadamente, todo quedó en un susto, pero ese evento dejó al descubierto la falta de protocolos claros y la necesidad urgente de regular tanto el acceso como las condiciones de permanencia en este tipo de destinos.
Ese accidente fue una llamada de atención para todos: autoridades, agencias turísticas, prestadores de servicios y turistas. Me tocó enterarme que sí existen protocolos para ingresar y salir del Arco del Tiempo, pero muchos los desconocíamos. Y como bien dicen, la ignorancia no exime de responsabilidad. A partir de entonces, aprendí –y ojalá muchos más lo hayamos hecho– que el turismo responsable no es una opción, es una necesidad.
Hoy, con la nueva administración estatal, se percibe una intención más clara de recuperar el control sobre los destinos turísticos de Chiapas. Por fin, la Secretaría de Turismo del Estado comienza a marcar pautas, establecer fechas, regular accesos y anunciar temporadas. Pero aún queda mucho por hacer. Hay que decirlo sin rodeos: Chiapas parecía tierra de nadie, donde operaban agencias patito, tanto locales como foráneas, vendiendo tours a precios irrisorios, sin garantía alguna, sin seguros, sin guías capacitados. Y al final, quien termina pagando las consecuencias es el turista… y el destino.
Porque cuando una experiencia turística es mala, el visitante se va decepcionado, habla mal del lugar, no regresa y, lo peor, disuade a otros de conocerlo. Y eso afecta directamente al desarrollo económico de nuestras comunidades.
Por eso, es urgente y necesario que las autoridades correspondientes pongan orden. Que regulen, supervisen y sancionen a quienes operan de forma irresponsable. Que se exija a las agencias formalidad, profesionalismo, respeto por el medio ambiente y seguridad para los visitantes. Y que nosotros, como consumidores, también aprendamos a exigir calidad, a valorar lo que recibimos y a pagar lo justo por un buen servicio.
Chiapas lo merece. Porque Chiapas es mucho más que un destino turístico. Es un tesoro natural y cultural. Es hogar de culturas vivas, de zonas arqueológicas imponentes, de una costa exuberante, de gastronomía que enamora, de pueblos mágicos y gente cálida. Es un lugar privilegiado, que necesita turismo, sí, pero un turismo sostenible, responsable, consciente y bien planeado.
Que esta nueva etapa sea una oportunidad para hacer las cosas bien. Para que Chiapas no solo reciba visitantes, sino que los enamore, los cuide, y los invite a volver. Que nos sintamos orgullosos de lo que somos, de lo que tenemos, y de cómo lo compartimos con el mundo.
Con información de Primer plano Magazine