Chiapas tambien «peca» de racista

La campaña xenofóbica que el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, difundió en contra de los mexicanos y las amenazas de deportaciones hacia nuestro país sean o no mexicanos sigue generando división y miedo

Fujiko Yamasaki / Portavoz

[dropcap]L[/dropcap]a campaña xenofóbica que el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha emprendido en contra de los migrantes y las amenazas de deportaciones hacia nuestro país sean o no mexicanos sigue generando división y miedo.
Todo parece indicar que esta clase de actitudes xenofóbicas generan un efecto dominó que México y Chiapas han adoptado, pues de acuerdo con cifras oficiales, en el 2016, México deportó a 147 mil migrantes centroamericanos a un ritmo de 293 diarios, una cifra alta si se compara con los 96 mil mexicanos que fueron deportados por el gobierno de Estados Unidos.
Amnistía Internacional señaló en su informe anual que durante el 2016 incrementaron en 200 por ciento las deportaciones de México hacia países centroamericanos.
En Chiapas, al ser el estado fronterizo que conecta hacia Centroamérica, es común ver transitar inmigrantes de Guatemala, Salvador, Nicaragua y Honduras, que huyen de la violencia y maltrato de su país en busca del sueño americano o una mejor vida.
Sin embargo, en el país se topan con un alto grado de discriminación, y es que, tal como refiere la última Encuesta Nacional sobre la Discriminación en México (Enadis), el 80 por ciento de la población opina que los derechos de las personas migrantes no se respetan o se respetan poco.
El racismo hacia los centroamericanos muchas veces crea percepciones equivocadas que los etiqueta como personas violentas y delictivas, según el artículo de la antropóloga, Tania Cruz sobre «Racismo cultural y representaciones de inmigrantes centroamericanas en Chiapas», dentro de diversas ciudades de Chiapas los inmigrantes están bajo el escenario de enfrentar valores, ideas y prejuicios basados en lógicas xenofóbicas o racismos elaborados previamente a su llegada».
«Nos relacionan con drogas y en ocasiones nos la quieren plantar, nos piden papeles para todo, algunos somos ciudadanos mexicanos con más de ocho años aquí y yo nunca he visto que a algún turista o blanco le pidan papeles. Nosotros vinimos aquí a trabajar, algunos somos maestros, músicos… También trabajamos en el desarrollo de este país», explica Harry J. Domínguez, miembro del Colectivo Mackandal de Estudios Afroamericanos para la Enadis.
Lo anterior, es preocupante, ya que la frontera del sur no es sólo la puerta de acceso a miles de migrantes que se internan en territorio mexicano para llegar a Estados Unidos sino también es la esperanza de otros tantos que deciden quedarse a radicar en México, ya sea legal o ilegalmente.

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